La mujer dominicana ha sido criada para no delegar en el hogar

No queremos ser negativos, pero si tomamos como premisa las palabras de la feminista Lourdes Contreras, podríamos asumir que la desigualdad de género es un viejo mal que nadie que esté leyendo esto estará vivo para verlo superado. Pues esa visión&#82

No queremos ser negativos, pero si tomamos como premisa las palabras de la feminista Lourdes Contreras, podríamos asumir que la desigualdad de género es un viejo mal que nadie que esté leyendo esto estará vivo para verlo superado. Pues esa visión que alimenta la inequidad nace en los hogares dominicanos.

“El imaginario de lo femenino y masculino se forma en el hogar, se reproduce en el ámbito escolar y se potencia en el ámbito público, es decir, en todos los espacios de carácter laboral como de representación política”, dice Contreras.

El “imaginario de lo femenino y masculino” de Contreras se traduce en que hombres y mujeres dominicanas han sido criados para desempeñar distintas tareas, donde al hombre le toca hacer una cosa y la mujer debe hacer otra. “Las mujeres hemos sido formadas desde muy temprano para apoyar, contribuir para ser parte de… Pero cuando se toma decisiones hay una cultura muy estructurada de que eso queda en mano de los varones”, analiza. “Es un problema de raíz, de cultura, de forma de pensar”, concluye Contreras.

Lo que ahora se ve habitual, como que la mujer estudie en la universidad, vote en una contienda electoral o guíe un vehículo, fue impensable en generaciones pasadas. Pero las cifras oficiales para la figura femenina hoy día siguen siendo desalentadoras. A la mujer dominicana, a pesar de estar más preparada, se le hace más difícil insertarse en el mercado laboral, ocupan menos puestos directivos en todos los ámbitos de la sociedad y sigue perdiendo la vida, a manos de su pareja o expareja. Y todo esto con el agravante de que nada menos que el 88 % de los nacimientos registrados en el país (2001-2012) fueron de madres solteras.

En los últimos 10 años han ocurrido 1,078 feminicidios, 77 en el último año. La Procuraduría General también registró en el 2015 un total de 15,093 órdenes de protección. Las denuncias por violación sexual alcanzaron las 1,275 y las de violencia física 3,261.

Las mujeres son mayorías en las aulas universitarias –del 2005 al 2012 las cifras femeninas ascendían entre el 61 % al 62 % de la matrícula-. Pero esta tendencia no se ha traducido en oportunidades para las mujeres en el ámbito laboral, pues su tasa de desempleo sigue siendo más alta que la de los hombres: 23% frente al 9 % en 2014, según el Banco Central. Y en los últimos 413 mil empleos que el Gobierno dice haber creado en esta gestión, hubo 154,847 puestos destinados a mujer, frente a los 257,863 para hombres.

La tasa de pobreza femenina es un 28 % más alta que la masculina. Si partimos de la alta cantidad de nacimientos registrados de madres solteras, todo esto implica que la mujer dominicana tiene mucha responsabilidad -como estar al frente en un hogar- y escasas oportunidades de crecimiento. “En República Dominicana el 57 % de las mujeres están fuera de la fuerza de trabajo a causa de las responsabilidades relacionadas con las tareas domésticas y el cuidado familiar, frente a un 1 % en el caso de los hombres”, según datos de la CEPAL del 2014.

Las ideas de Contreras explican estas cifras de CEPAL. “Las mujeres, incluso las profesionales con más alto nivel, ponemos en un primer plano nuestro hogar, nuestra responsabilidad frente a los hijos. La otra responsabilidad -profesional y política- la compartimos o puede ser desempeñada por otra persona, pero lo que corresponde al hogar es indelegable, así hemos sido formadas”, explica. Parte de estos datos han sido recogidos en el estudio “Mujer, participación y ciudadanía en la República Dominicana”, del Centro de Estudios de Género de Intec que dirige Contreras.

El análisis de la feminista en cuanto a esa “responsabilidad indelegable” entonces da origen, según comenta, a una idea de mujeres excepcionales, esas que aparentemente han desarrollado la capacidad de asumir el hogar a la vez que ocupa cuotas de poder. Pero esas mujeres excepcionales, dice Contreras, además de la preparación han tenido algo a su favor: “muchas veces por ser hijas o esposas de otra persona ha logrado esos liderazgos y estar conectadas en esos espacios –empresariales o políticos-”.

Contreras no quita mérito ni formación a esas damas de poder, pero dice que muchas veces las circunstancias les ha ayudado, mientras que el resto de mujeres no ha conquistado esos espacios, y no precisamente por falta de formación.

Contreras asume que la mujer ha sido víctima de su propia crianza, en la medida en que posterga su interés en desempeñar cargos de responsabilidad. “Es muy complejo cuando esa toma de decisiones implica las más altas responsabilidades. Los retos emocionales, incluso que tienen que afrontar las mujeres para decir sí tengo condiciones, capacidad y puedo asumirlos, son muy altos y la mayoría de las mujeres prefiere menos complejidad y tensión”.

Desde los 90 se asumen medidas de género

No ha sido sino en la década de los 90 cuando en República Dominicana se comenzó a debatir la problemática de género. En el 1997 se creó la Ley 24-97 sobre Violencia Intrafamiliar, que sanciona el maltrato contra la mujer y dos años después, en el 1999, el Gobierno instituye la Secretaría de Estado de la Mujer. La Ley 88-03 que creó las Casas de Acogida o refugios  para las mujeres, niños y niñas víctimas de violencia intrafamiliar data del 2003. Además, las leyes 12-2000 y 13-2000, de ese mismo año, ya obliga a los partidos políticos a presentar cuotas en candidaturas femeninas. El último avance que el Tribunal Constitucional echó para atrás el año pasado, cuando anuló el Código Penal a propósito del procedimiento que agotaron los diputados para aprobarlo, imponía penas de 40 años en feminicidios y aprobaba el aborto en condiciones muy especiales. 

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