Mi hija Vicky

Con la venia de mis lectores ilustro con una foto mi columna por primera vez al escribir sobre la mayor de mis hijas, Victoria Margarita (Vicky) Hernández Pérez, ida a los brazos del Todopoderoso el pasado martes, día 5, (¡tenía que ser el Día del Periodista!) vencida por un cáncer invasivo que se le detectó apenas unas dos semanas antes, y la cual sepultamos ayer, jueves. Ella cumpliría 30 años el próximo 16 de mayo. Se graduó en el Instituto Dominicano de Periodismo, estudió Comunicación Social en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y Comunicación Política en The George Washington University; era locutora, productora de radio y tv en las redes sociales, y profesora de idiomas para clientes corporativos e individuales. Su corta vida estuvo llena de sueños y proyectos, el más importante de los cuales fue mi nieto, que es su hijo Naim Alejandro, de 6 años y que aspira a ser científico de robots. Innovadora, creativa, muy exigente, solidaria y amorosa, no me cansaba, ni me cansaré, de repetir, al resaltar su hábito por la lectura y el conocimiento, que contrario a muchos periodistas de hoy, tiró muchas páginas a la izquierda y leyó mucho más que paquitos. En mi extensa prole, brilló por su don de mando. Para ella, yo, su padre, era el mejor periodista; su madre, su mejor amiga; y su hermano mayor, Johnatan, el hombre perfecto, a quien gustaba de aconsejar. Su partida nos reveló el gran ascendiente que tenía entre sus hermanos(as), parientes, vecinos, compañeros de labores, cristiandad y promociones escolares, y sus alumnos de idiomas. Aprovecho para reconocer las atenciones y buen trato que le fueron dispensadas en Cedimat, un equipo de cuyos mejores médicos hizo todo por preservarle la vida. Y agradezco las tantas muestras de solidaridad de mis amigos y relacionados. Siempre estará en mí. QEPD…