Medida de manejo de plagas es poco graciosa pero resulta efectiva

AZUA. Desde hace 27 años se implementa en esta y otras zonas del país una medida que suele no agradar a los productores agrícolas, a pesar de que se traduce en su propio beneficio y en las cosechas que realizan.

AZUA. Desde hace 27 años se implementa en esta y otras zonas del país una medida que suele no agradar a los productores agrícolas, a pesar de que se traduce en su propio beneficio y en las cosechas que realizan. Se trata del programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP), que dispone el Ministerio de Agricultura cada año, en consonancia con asociaciones del sector privado, ligado al ramo. El objetivo de la medida es fortalecer el Programa de Prevención y Control de la Mosca Blanca (Bemisia Tabaci) y eso incluye a los cultivos de berenjenas, melón, pepino, sandía, molondrón, ajíes de todo tipo, auyama, algodón, tabaco, habichuelas, tomate y otros que sean comprobados como hospederos de mosca blanca.

Lo que hace el MIP es prohibir que en una época determinada del año se siembre determinados productos en campos que están vedados para eso, pero hay otros campos, incluso, en una misma provincia donde sí se puede sembrar. Eso indica que la prohibición dispuesta no es para todo el país. Generalmente, la veda es por tres meses, aprovechando que es de transición y de preparación de tierras. Así “las cosas”, y tomando en cuenta que las tierras están de “vacaciones” hasta que llegue el período normal de siembras, lo que se busca es evitar que personas con pedazos de terrenos al lado de la casa (gente que tiene una o dos tareas), incurran en siembras que atraen la mosca blanca y puedan generar una multiplicación de ésta, traduciéndose eso en daños cuando lleguen las siembras que se realizan con fines comerciales.

El encargado interregional Sur-Soroeste del MIP, Augusto Villar, dijo que el programa tiene un alcance desde Santo Domingo -por la parte sur hasta Pedernales- y por el Suroeste hasta Elías Piña. El programa incluye a las provincias San Cristóbal, Peravia y Azua. “Nosotros, en el transcurso de 27 años que tenemos trabajando con el proyecto, hemos venido implementando unas medidas de tipo legal cuarentenaria, contenida ahora en la resolución 2016-3. La resolución permite organizar y zonificar la siembra de diversos cultivos hortícolas con la finalidad de prevenir la presencia y daños de las plagas”, explicó Villar.

Dijo que la persona que viola la medida (tomando en cuenta que se conoce, hace muchos años) es porque tiene intenciones y conocimiento de causa.

“Estas medidas, de tipo preventivo, son las que nos garantizan poder limpiar, es decir, romper el ciclo biológico de cultivo y garantizar que podamos iniciar las siembras con los menores riesgos posibles. Lo que hacemos (al dejar las tierras sin siembra) es que le quitamos el alimento a la plaga, para que no continúe viva, porque sin el elemento presente ella tiende a morir. Eso nos permite evitar que haya niveles poblacionales de la plaga y que se disperse”, explicó.

En definitiva, la idea es que el productor con las siembras que realiza pueda recuperar la inversión y alcanzar algunas ganancias y eso al mismo tiempo se traduzca en un movimiento económico, reflejado en una cadena, desde el motoconchista hasta el médico o la persona que vive de la construcción y con la obtención del dinero compra alimentos. El clima tiene que ver con la aparición y diseminación de una plaga. Por ejemplo, cuando las condiciones climatológicas se presentan con largos períodos de sequía, altas temperaturas y humedad relativa, eso le favorece a las plagas, porque acortan su ciclo biológico. Eso significa que si necesitaban 21 días para pasar de huevo a adulto, lo hacen en 14 y eso dispara la cantidad de plagas.

Se busca evitar el riesgo de que el insecto siga vivo

La veda de siembra para este período no es exclusiva de República Dominicana. En todas partes del mundo se realiza un manejo del insecto como el descrito antes. Cuando se habla de “integrado” significa que para el control no se usa ningún producto químico para mantener la sanidad del medio ambiente. El riesgo de sembrar en tierras donde está la veda, aunque sean pequeñas porciones, es que la plaga se mantenga viva.

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