“El día que conocí a Dios, nací de nuevo”

Sixto Peralta es un hombre que atesora los momentos inolvidables en su vida, pero más que nada, los que lo hacen poner los pies sobre la tierra, los que lo hacen recordar su origen humilde, de dónde viene, y hasta dónde ha llegado.

Sixto Peralta es un hombre que atesora los momentos inolvidables en su vida, pero más que nada, los que lo hacen poner los pies sobre la tierra, los que lo hacen recordar su origen humilde, de dónde viene, y hasta dónde ha llegado. Todo esto con un solo propósito: volver a su lugar de origen para tratar de ayudar a los más desposeídos.

Peralta, quien ha desempeñado diversos roles, tanto profesionales como empresariales, es un hombre dedicado al servicio en todo el sentido de la palabra: a través de las organizaciones empresariales que les ha tocado presidir, pero lo más importante, en el ministerio cristiano que dirige junto a su esposa, mediante el cual ha tocado vidas y ayudado a muchos a salir adelante, como una vez lo hicieron con él en momentos de dificultades emocionales.
Hoy comparte los momentos inolvidables de su vida enfocándolos en tres vertientes: los que serían momentos inolvidables dulces, recuerdos que le hacen sentir gozo; algunos momentos agridulces y otros tal vez amargos, asegurando que a la fecha, comienza a ver cada uno de esos momentos como parte fundamental para el crecimiento, por lo que ahora valora de manera distinta aquellos que veía como momentos amargos.

1. De una familia humilde
Pertenezco a una familia humilde en términos económicos, por lo que cualquier tipo de éxito que uno lograra tenía que ser fruto de un esfuerzo superior; pero al surgir de una familia que tal vez había acumulado muchas frustraciones, era una familia con poca esperanza de que realmente uno pudiera sobresalir, de manera que yo siempre aspiré en darle un momento de dulzura a mi mamá entregándole el título de una profesión, porque a pesar de ser analfabeta siempre quiso que sus hijos tuvieran una profesión, así que cuando falleció, teniendo yo apenas 16 años, me sentí híper frustrado. Para ese momento había ingresado a una iglesia evangélica cristiana, y al caer mi mamá enferma, creí que Dios la habría de sanar, entonces hice todo lo que le enseñan a un cristiano profeso y confeso para que Dios hiciera el milagro de no dejarla morir, pero falleció, así que yo terminé frustrado con Dios. Mis aspiraciones mermaron, entendía que no valía la pena alcanzar determinadas cosas, porque no tenía a quién presentárselas, máxime porque mi papá y mi mamá siempre estuvieron conmigo; al fallecer mi mamá quedó mi papá, pero yo lo veía como un hombre de pocas aspiraciones, hasta que fui padre, ahí me di cuenta que como hijo no lo juzgaba adecuadamente. Sin embargo, ya no tenía mucho interés en mostrarle a mi padre el éxito, porque él siempre fue contrario a que me dedicara a los estudios, entendía que eso era un desperdicio de tiempo, y como hijo mayor de la casa tenía que dedicarme a trabajar, así que si lograba o no el éxito académico no era algo a mostrarle a mi papá. Yo acumulé eso y quedé peleado con Dios, hasta que cumplí 33 años.

2. Conocer a Dios
Uno de los momentos más dulces de mi vida fue cuando conocí la paternidad de Dios. Comencé un nuevo caminar, a partir de ese momento las frustraciones que tenía respecto a mi papá, las pasé a Papá Dios, y Él me mostró que el asunto no era como yo lo veía en mi padre terrenal, y él entonces comenzó a ser ese padre bueno que siempre quise tener, y a ese padre comencé a darle satisfacciones, encontré a quién entregarle logros, y ahí fue cuando comencé a desear alcanzar cosas. Ya me había graduado como profesional en el área de la contaduría, entonces quería alcanzar cosas que le agradaran a ese papá. A partir de ahí comenzaron las satisfacciones y a reconocer que había pasado unos momentos tan dulces, pero que para mí habían sido poco trascendentes en ese momento.

3. Matrimonio
Tengo un matrimonio de 35 años. Al casarme entendí que lograría la satisfacción, el deleite que necesitaba, porque como me había dejado llenar de amarguras busqué en mi esposa la ausencia de mi mamá, completar lo que se había ido. De manera que amé a mi esposa de una manera extraordinaria, con tanta fuerza que se agotó el amor, pero seguí casado, porque había decidido que me casaría eternamente; así que entonces, los complementos que buscaba, esposa, hijos, en el momento que nacieron, me dieron alegría; y ahí puedo decir que tuve cinco fechas de mucha alegría: una, el 17 de enero cuando me casé, y los cuatro nacimientos de mis hijos, pero no fue hasta que tuve esa reconciliación con Dios cuando comencé a ver qué tan hermoso era lo que había recibido. Ahí comencé a amar a mi esposa con un amor mucho mayor e inagotable hacia mis hijos.

4. Desarrollo profesional
Momentos felices a partir de ahí son muchos. Después de mis 33 años, y hasta la fecha que tengo 58, creo que he sido muy feliz, y entonces comenzaron los éxitos de otro tipo, porque al reconciliarme con lo que yo era, comencé a entender que era valioso, y al darme ese valor, la gente me vio como valioso, entonces ahí comenzaron lo que la gente cataloga como éxito, un desarrollo profesional de alto nivel. Llegué a ser presidente a nivel nacional de la Contaduría Pública, pude establecer una práctica profesional de cierta importancia; comencé a desarrollar algunas iniciativas de negocios que también tuvieron éxito, pero la parte material nunca ha sido para mí la que debo considerar para definir como algo valioso lo que alcance, ni para definir el éxito, sino cuánto mi vida va impactando la vida de otros, comenzando primero por los míos, por los de la casa, y como tengo una inclinación al servicio social, entonces es cuánto lo que hago impacta a los demás. Así comencé a darle más importancia al servicio a la sociedad y al individuo, porque en mi caso particular una parte importante de mi tiempo lo dedico al servicio a Dios, a través de una congregación cristiana. Mi esposa y yo servimos a una congregación y nos dedicamos a atender vidas y familias.

5. Servicio social
En el servicio social me han marcado muchas cosas, pero hay algunas en particular que tienen que ver con el rescate de la valía de gente. Hemos tenido familias al borde de la destrucción, gente en un punto de querer suicidarse, hemos podido atender situaciones antes de que hechos como los que están pasando en la sociedad ocurran… entonces, para mí han sido los momentos más marcantes, poder ver el antes y el después, ver personas y familias que han estado al borde del precipicio y que las hemos rescatado.

6. Resurgir de Puerto Plata
He tenido momentos de gozos, y uno es actual: es el poder haber creído que Puerto Plata se podía levantar de la postración en la que había caído, y me fue dada la oportunidad, desde hace varios años, de comenzar a impulsar un trabajo de unificación de los diversos sectores. Y entonces, ver el antes y el después también, cuando en el año 2006, por ejemplo, no había nadie fuera de aquí que creyera que volvería otra vez a renacer, de dentro de Puerto Plata poca gente estaba dispuesta a comprometerse con generar algún cambio y ver que hoy, justamente estoy en la Cámara de Comercio de Santiago discutiendo iniciativas de trabajo conjunto con el empresariado de Santiago, que tiene un alto interés en trabajar de manera conjunta. Eso es una satisfacción enorme, saber que ya en el país la gente cree y quiere a Puerto Plata, cree que está en vuelo y quiere participar de lo que está pasando allí. A mí me han tocado momentos especiales, porque estoy desde el momento mismo que nadie creía, y me satisface estar en este punto, donde ya todo se enfoca como el gran milagro de renacimiento de Puerto Plata.

7. Propósito de vida
En sentido general, mi vida ha sido, digamos, un conjunto de momentos que hoy para mí todos son dulces. Cada uno de esos momentos yo entiendo que tenían un propósito especial, para preparar mi carácter y ser la persona que soy. Desde mi encuentro con Dios todo ha sido gracia, todo lo que he recibido ha sido por gracia, lo he considerado como regalo de Dios. Comencé a amar y el servicio me sale de manera especial, porque todo lo que he recibido por gracia, también lo doy por gracia.

8. Viaje a Disney
Recuerdo mi primer viaje a Disney World, siendo un viejo ya, porque fue el anhelo que tuve desde pequeño y lo veía como algo imposible. De manera que cuando tuve la oportunidad busqué el pretexto para llevar a mis hijos, pero era porque yo quería ir. Para mí fue uno de los viajes más espectaculares, disfrutar ya como persona mayor de un sueño de mi niñez.

9. Milagro de vida
Otro viaje que me ha marcado fue ir a Tierra Santa, a Israel, y ahí hubo algo espectacular para mí, porque fue en medio de un momento de crisis familiar, donde mi esposa había sido diagnosticada con cáncer, estando embarazada de mi último hijo. Después de haber tenido 17 años la más pequeña de nuestros hijos, quedó embarazada, entonces en medio de una situación así subimos de la congregación cristiana a la que yo pertenecía en oración a Israel, entonces ese viaje me marcó desde el principio hasta el final. Ya estando en Israel, un momento espectacular fue en el Monte de los Olivos, allí tuve lo que sería una presencia sobrenatural de Dios en mi vida, y en ese momento me aseguró Dios que todo lo que me inquietaba Él se había hecho cargo. De manera que cuando regresé, fui con mi esposa al médico, y ya el problema no estaba.

10. Pies en la tierra
Los recuerdos de los que hago acopio permanentemente son aquellos que me hacen poner los pies sobre la tierra, soy un soñador empedernido, de manera que suelo exagerar a veces, -a juicio de muchos-, respecto a las cosas que pueden lograrse, porque creo en la grandeza de los sueños para que se puedan alcanzar grandes realizaciones. Entonces, para evitar caer en una enfermedad psico-emocional en la que caen algunas personas de exagerar, yo trato de recordar permanentemente de dónde Dios me sacó; primero, en la parte material, de dónde vengo, de una condición de extracción muy humilde. Entonces yo estoy llamado a permanecer cual si nunca hubiera cambiado mi situación material, que lo que hago sea como parte de mi labor como ser humano sobre la tierra para favorecer a los demás, y no solo para mi provecho particular. Y la otra parte, para reducir el ego, porque los seres humanos somos tremendo, tan pronto alcanzamos algo nos creemos que somos dioses. Soy hijo de El Panita y Antonia, dos personas muy pobres, analfabetas, nacidas en el campo, que vinieron a vivir a los cordones de miseria de la ciudad, recordarlo siempre, que no me quedé ahí, pero tampoco alardear, recordar que debo volver allí para ayudar a otros. 

Renacer en Dios. El servicio espiritual

“En el servicio a Dios la marca es de tipo fundamentalmente espiritual, pasar de ser un declarado ateo, porque después que tuve el trauma de la muerte de mi mamá me sentí engañado por la gente que hablaba de Dios y engañado por Dios si existía. De manera que llegar al punto donde yo palpara a Dios, como ha ocurrido, esa es la marca fundamental, saber que Dios es verdad, que existe y que me puedo abrazar con él, aunque no lo vea. Mi momento especial fue cuando estaba al borde del suicidio por la amargura que venía acumulando, y había tomado la resolución de quitarme la vida, -era director de una universidad y director financiero de un grupo importante en ese momento, de manera que no era fracaso-, con tres hijos y una esposa que me amaba. Sin embargo, me sentía frustrado y entendía que mi vida no valía nada. Entonces, estando en la oficina de la universidad entró la encargada de Registro, y cuando me vio llorando me dio una vergüenza enorme, y a ella le avergonzó todavía más, y cerró la puerta. Posteriormente regresó para pedirme perdón, pero también para que aceptara que hablara con otra persona, sin decirme de quién se trataba, y fue con una sierva de Dios. Y ese día fue el que me marcó, el 31 de julio del año 1981, para mí es el día más especial de mi vida, porque nací de nuevo”.

Dedicado
Una parte importante de mi tiempo lo dedico al servicio a Dios, a través de una congregación cristiana. Mi esposa y yo servimos a una congregación y nos dedicamos a atender vidas y familias.

Por gracia
Desde mi encuentro con Dios todo ha sido gracia, todo lo que he recibido ha sido por gracia, lo he considerado como regalo de Dios. Comencé a amar y el servicio me sale de manera especial.

Disney
Para mí fue uno de los viajes más espectaculares, disfrutar ya como persona mayor de un sueño de mi niñez”.

Prepararme
“Cada uno de esos momentos tenían un propósito especial: preparar mi carácter para ser la persona que soy”.

Israel
Un momento espectacular fue en el Monte de los Olivos, allí tuve lo que sería una presencia sobrenatural de Dios en mi vida”.

Soñador
soy un soñador empedernido, de manera que suelo exagerar a veces, -a juicio de muchos-, respecto de las cosas que pueden lograrse”.

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