Destruyendo a Valle Nuevo

El pasado domingo, en horas de la tarde, subimos al Parque Nacional de Valle Nuevo, cuyo nombre oficial es Juan Bautista Pérez Rancier, el cual está emplazado en la porción centro oriental de la cordillera Central, entre Constanza y San José de…

El pasado domingo, en horas de la tarde, subimos al Parque Nacional de Valle Nuevo, cuyo nombre oficial es Juan Bautista Pérez Rancier, el cual está emplazado en la porción centro oriental de la cordillera Central, entre Constanza y San José de Ocoa, y la destrucción forestal que allí pudimos observar, la cual tiene por objeto abrir espacio para una insostenible agricultura de altas montañas y altas pendientes, fue sencillamente alarmante y mortificante, con el agravante de que esa odiosa depredación forestal se ha expandido con la complicidad irracional de las autoridades del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y de las autoridades del Ministerio de Agricultura, aunque la mayor cuota de responsabilidad recae directamente sobre el Ministerio de Medio Ambiente que jamás debió permitir semejante barbaridad ambiental en contra de ese importante parque nacional protegido por la Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04.

La tarde de ese mismo domingo también el presidente de la República, Danilo Medina, visitó el Parque Nacional de Valle Nuevo, y allí observó lo mismo que observamos nosotros, y de seguro habrá pensado lo mismo que pensamos nosotros al ver que ahora es una zona deforestada y llena de casuchas, cuando todo el país recuerda que en el año 1994 el presidente Joaquín Balaguer instruyó al director general forestal, Francisco Amaro Guzmán, para que resolviera el problema de la gran cantidad de cabañas de alto costo construidas por importantes empresarios y políticos que veían en Valle Nuevo una zona virgen donde se podía llegar a descansar y disfrutar de un clima siempre invernal, cabañas que fueron destruidas de inmediato para hacer cumplir la disposición legal que declaraba a Valle Nuevo como Reserva Científica, lo que implicaba prohibición total de asentamientos humanos, y para garantizar que la protección de Valle Nuevo fuese total, en el año 1996 el mismo presidente Balaguer, el principal ambientalista dominicano, emitió el Decreto 233-96, mediante el cual protegía muchas áreas del territorio nacional, incluyendo a Valle Nuevo como parque nacional, decreto incorporado como un transitorio en la Ley Ambiental 64-00 hasta la promulgación de la Ley 202-04.

Pero los esfuerzos de Joaquín Balaguer para proteger a Valle Nuevo comenzaron a ser destruidos a partir del cambio de gobierno del año 1996, pues gradualmente se abandonó la protección del parque nacional y se inició un proceso de eliminación del bosque para dar paso a la agresiva agricultura de montaña, en violación a las leyes ambientales, sin importar que en esa zona de 910 kilómetros cuadrados nace el río Nizao, el cual suple de agua a las presas de Jigüey, Aguacate, Valdesia y Las Barías, a los acueductos de Santo Domingo y San Cristóbal, y a los canales de riego Marcos A. Cabral y Nizao-Najayo; pero también allí nacen el río Las Cuevas y el río Grande, cuyas aguas alimentan a la presa de Sabana Yegua, la segunda más grande del país y que alimenta al canal Ysura que irriga toda la llanura occidental de Azua; del mismo modo que allí nacen arroyos que alimentan a los ríos Tireo y Blanco donde tenemos las presas hidroeléctricas de Pinalito y Río Blanco.

Lo cierto es que Valle Nuevo ha sido objeto de la mayor depredación forestal que haya sufrido un parque nacional, y basta comparar una imagen satelital del pasado, con una imagen satelital del presente, para ver de manera evidente que en materia de cuidado forestal nuestro Ministerio de Ambiente ha obtenido las peores calificaciones y se ha vuelto a quemar, y así lo reconoce todo el que sea capaz de pensar, ya que luego del incendio forestal que destruyó unas 85,000 tareas de bosques en Valle Nuevo, en lugar de sugerir reforestar de inmediato el parque nacional, la máxima autoridad del Ministerio de Medio Ambiente se propuso instalar allí un aserradero para “aprovechar” lo poco que había dejado el extenso incendio regional, y ese vergonzoso despropósito ambiental no se materializó por el rechazo colectivo nacional.

Al ver la gran destrucción del bosque nativo de Valle Nuevo, podemos apreciar que ningún huracán le ha hecho tanto daño como los recientes asentamientos humanos para labores agrícolas de tipo personal, labores que van desde el simple conuquismo individual hasta los grandes invernaderos apadrinados por el Ministerio de Agricultura, y permitidos por el Ministerio de Medio Ambiente, todo lo cual se sustenta en asentamientos humanos haitianos llevados hasta allí como mano de obra barata, pero con tan sólida cultura depredadora del bosque para la obtención de leña para cocer sus alimentos, que al final le sale muy cara al medio ambiente, al sistema nacional de áreas protegidas y al país, aunque fruto de la gravedad ambiental que sufre este parque nacional, y fruto de la gran preocupación ambiental presidencial, el nuevo ministro de Medio Ambiente ha dicho que todos los agricultores serán retirados de Valle Nuevo porque las leyes ordenan prisión para quienes se asienten en áreas protegidas, incluyendo a los funcionarios que lo permitan, añadiendo que ha comunicado al Ministerio de Agricultura, al Instituto Agrario Dominicano, al Banco Agrícola y al INDRHI que no auspicien proyectos en zonas de montañas o en espacios protegidos porque se exponen a sanciones; y si el presidente Danilo Medina ha dicho que este será el cuatrienio del agua, debe comenzar de inmediato el rescate ambiental total de Valle Nuevo.

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