Un cable de la agencia española de noticias Efe fechado en Ginebra dice que “la discriminación que sufren en República Dominicana los haitianos y las personas de esta ascendencia persiste como una viva preocupación para las Naciones Unidas (ONU)”. El comité a cargo de dar seguimiento a los derechos económicos, sociales y culturales en esa organización igualmente dijo que el Estado dominicano es responsable de esa situación.
La ONU es una entidad global, con diversos organismos, comités, programas y más organizaciones con toda clase de agenda. Algunas de ellas realizan un trabajo loable, desde su creación. Otras simplemente anidan un paquete de personas que tienen ahí su forma de vida. Y tratan de identificar “proyectos” para justificar los jugosos salarios que reciben.
Ese innominado comité es parte de eso. Ociosos que buscan cómo fundamentar “informes” que poco ayudan a la organización madre. Lamentablemente, esas agencias que trabajan con ilimitadas autonomías dicen cualquier cosa sin realizar las investigaciones de rigor, en base a voces y “consultas” matizadas por intereses perversos.
Sería interesante saber qué hacen en estos momentos esos señores por los haitianos, más allá de una pérfida declaración, especialmente por aquellos que sufren en Haití, y singularmente, por las víctimas del huracán Matthew.
Es un hecho que a la sombra de la ONU se cobijan vividores profesionales dedicados a presentar informes como estos que sólo buscan dañar y justificar su presencia en esa entidad.
Hay otros informes muy sugerentes provenientes de las interioridades de Haití, que indican qué pasa con los recursos colectados en el mundo para los pobres de ese país pero que se pierden en el camino.
Como los miembros de ese comité se preocupan tanto por los haitianos, deben encabezar una campaña global para ayudar a las víctimas del huracán. Si se ocuparan se encontrarían con los rostros de los dominicanos que han viajado hasta Haití para asistir a quienes sufren tantas penurias.
En vez de denunciar a la República Dominicana en un esfuerzo puramente justificativo de sus incurias, debían dedicar tiempo, seriamente, en mejorar de verdad la vida de cientos de miles de haitianos, tanto en Haití como aquí.
¡Hay tantas formas de hacerlo!
