En Jimaní piden servicio de “luz y agua 24/7”

Los apagones y las cubetas han sido los eternos compañeros de los jimanisenses, que han visto fracasar dos proyectos concebidos para poner fin a los problemas en el suministro de energía eléctrica y agua potable.

Los apagones y las cubetas han sido los eternos compañeros de los jimanisenses, que han visto fracasar dos proyectos concebidos para poner fin a los problemas en el suministro de energía eléctrica y agua potable.Por las tuberías del Acueducto Múltiple del Suroeste (Asuro), en el que se invirtieron más de US$136 millones durante el periodo 2004-2008, para suplir a Neiba, Barahona e Independencia, nunca ha corrido el agua hacia Jimaní, pues la obra de toma, que es la presa de Monte Grande, se encuentra paralizada.

“Es decir, que compraron primero el carro sin tener la marquesina donde ponerlo”, afirma el ingeniero Marcos López, presidente de la Cámara de Comercio y Producción de Jimaní, quien critica además, que la mayor parte de la energía eléctrica que produce la central hidroeléctrica de Las Damas, se distribuya a Santo Domingo y deje a la mayoría de comunidades, con excepción de Duvergé y Vengan a Ver, sin un servicio regular de electricidad. “Primero debemos resolver lo de casa y después darles a los de afuera”, se queja.

Sólo 25% tiene agua en su casa

Según el último censo, el 25.3% de la población tiene acceso a agua dentro de sus casas, de ahí que “agua y luz 24/7”, sea la consigna acuñada por un grupo de organizaciones de la sociedad civil y dirigentes comunitarios que reclamaron al presidente Danilo Medina el pasado 9 de diciembre, durante el acto de inauguración del Hospital General Melenciano, mejores condiciones de vida para esta deprimida provincia fronteriza.

Del acueducto local, construido hace más de 60 años, López, sostiene que se encuentra obsoleto pues durante los trabajos de rehabilitación hace 25 años, no contó con una población creciente, que se ha extendido hacia las periferias.

También se destruyó la obra de toma con la riada que arrasó Jimaní en 2004, y hasta ahora solo se han colocado rústicos canales al descubierto, donde la gente se baña o se abastece directamente con cubetas de las aguas del río Soliette que nace en Haití.

“La gente se baña encima de los canales y esa es el agua que entra al acueducto desde 2004 cuando se rompió el dique. Tuvimos que volver a usar el viejo método de recoger el agua del río Soliette, un agua que lamentablemente no está en condiciones, explica Adela Matos, coordinadora de la Coalición, al reseñar que la situación también afecta a Guayabal, Sierra de Neiba, Boca de Cachón, Tierra Nueva y El Limón.

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