¿Tienes metas para el 2017?

¿Cómo deben ser nuestras metas para el próximo año? Lo primero es tenerlas, que sin objetivos la vida pierde su esencia. Respondería que han de ser sanamente pretenciosas, pero sin perder la noción de la realidad, pues nadie se eleva más allá&#823

¿Cómo deben ser nuestras metas para el próximo año? Lo primero es tenerlas, que sin objetivos la vida pierde su esencia. Respondería que han de ser sanamente pretenciosas, pero sin perder la noción de la realidad, pues nadie se eleva más allá de lo que aspira. El que piensa en pequeño apenas gateará en un mundo repleto de seres veloces, resaltando que en la pista siempre habrá muchos competidores.

Eso significa que si pretendemos caminar desde Santiago hasta La Romana, pero antes de empezar nos conformamos con llegar a Bonao, lo más probable es que no pasaremos de La Vega. No nos tracemos límites, que eso atrofia el espíritu, debilita nuestro rendimiento y llena de mugre nuestras venas.

Un nuevo año nos invita a renacer, planificar, revisarnos y atrevernos. Aquí la cobardía se jubila. Es como si nos lanzáramos a una conquista, con bríos, esperanzas y ganas de triunfar. Escribía Gabriel García Márquez que “no es verdad que la gente pare de perseguir sus sueños porque sean mayores, se hacen mayores porque dejan de perseguir sus sueños”.

Los primeros días de enero nos sentimos grandes, compañeros del sol y de las estrellas. La tristeza se desvanece y hasta las capillas arden con alegres colores. Es un momento de optimismo, de darnos ánimo. Juramos que venceremos, que lucharemos más por servirle al prójimo, que nos acercaremos a Dios, que cuidaremos nuestra salud mental y física, que amaremos con mayor intensidad, que trabajaremos duro, que compartiremos más con nuestros seres queridos…

Además, saludamos sonrientes y felicitamos a todo el mundo, aun no conozcamos bien a la persona. Y buscamos la manera de perdonar y de que nos perdonen. Nos transformamos, como nunca, en seres amables, tolerantes y solidarios. Es algo mágico, emocionante, casi místico. Y lo mejor de todo es que esta actitud es contagiosa. Por ello esta fecha, irrepetible en doce meses, debe ser aprovechada con una mezcla de corazón y cabeza.

Con el corazón, para sentir que vivimos, que somos ricos porque somos útiles y dejamos positivas huellas en el camino, a sabiendas de que podemos lograr lo que nos proponemos, siempre actuando de buena fe, con nuestras conciencias limpias.

Con la cabeza, analizando seriamente cada paso a dar, tomando las decisiones que consideremos correctas, sin que nos tiemble el pulso, ajenos de emociones dañinas; evitando a quienes nada nos aportan, a los que nos quitan la libertad, a los envidiosos y a los pigmeos morales.

En este nuevo año tracémonos metas, y entre más importantes mejor, que con el solo hecho de esforzarnos por alcanzarlas ya estamos ganando. ¡Feliz año, el nuevo y más allá!

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