Cuando el ego vence la experiencia

La gestión de Leonel Fernández y otros tres exmandatarios para rescatar del colapso al gobierno de Nicolás Maduro, es un típico ejemplo del ego venciendo la experiencia. Recuerdan los esfuerzos tardíos por borrar de los portales de su gobierno…

La gestión de Leonel Fernández y otros tres exmandatarios para rescatar del colapso al gobierno de Nicolás Maduro, es un típico ejemplo del ego venciendo la experiencia. Recuerdan los esfuerzos tardíos por borrar de los portales de su gobierno en Internet toda referencia, textual como gráfica, de su visita a Libia y de sus reuniones con el coronel Gadafi, el despiadado tirano que sojuzgaba a ese país africano desde hacía más de cuatro décadas, y su hijo Saif Al Islam, responsable de las salvajes matanzas de ciudadanos que reclamaban entonces el fin de la tiranía.

Fernández visitó Trípoli, la capital libia, a finales de agosto del 2009 y estuvo allí tres días, como invitado a los festejos del cuarenta aniversario del golpe militar que llevó a Gadafi al poder. Los servicios informativos del gobierno mostraban fotos separadas del presidente con el dictador y Saif, como evidencias del éxito de la política exterior y el fortalecimiento de la imagen internacional del país. En una de ellas, Fernández estrechaba la mano de Saif, ambos sonrientes, para ilustrar la información de que Libia había expresado su interés de invertir dos mil millones de dólares en una refinería en Manzanillo, Montecristi, de lo cual, por supuesto, como en otros viajes presidenciales, no volvió a hablarse del asunto, para fortuna nuestra.

Con cada viaje suyo se traían anuncios que nunca se materializaban. En aquella ocasión, muchos dominicanos se preguntaron qué hacía el presidente en ese lejano lugar, respaldando con su presencia una de las tiranías más odiosas y antiguas, mientras condenaba en foros internacionales la destitución del presidente Zelaya en Honduras, calificando como dictadura al gobierno que lo suplantó y al cual, meses después, fue de los primeros en reconocer. Su estéril esfuerzo de mediación a favor de Maduro es otro vano intento de promoción personal que terminará como el chavismo.

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