Senovia: la mujer que siembra de fresas las tierras de Constanza

A Senovia García de Ariyama las botas que lleva puestas no le pesan y el sombrero mucho menos. Está acostumbrada a llevarlos y para ella son sinónimo de trabajo. Senovia produce fresas en las fértiles tierras de Constanza y lo hace con orgullo.…

A Senovia García de Ariyama las botas que lleva puestas no le pesan y el sombrero mucho menos. Está acostumbrada a llevarlos y para ella son sinónimo de trabajo. Senovia produce fresas en las fértiles tierras de Constanza y lo hace con orgullo. “Nací en el campo. Soy de Santiago Rodríguez, pero luego que me casé me vine a vivir a Constanza”, le dice Senovia a un equipo de elCaribe que le visitó.

La conversación transcurre debajo de un frondoso árbol y de ahí la emprendedora mujer echa una mirada hacia un lado y al otro de la finca. Tiene nueve empleados, pero la nómina ha sido mucho mayor en algunas épocas, especialmente cuando ha cultivado otros rubros tradicionales que demandan una cantidad más elevada de mano de obra.

La tierra de Senovia está situada en un punto privilegiado de la República Dominicana. A Constanza algunos le denominan el valle encantado y otros “el poderoso valle”. Y no se equivocan. Las tierras constanceras tienen la capacidad para parir todo tipo de vegetales y tubérculos. Aquí se cultiva tomate, ají pimiento, cubanela y morrón, zanahoria, pepino y molondrón; papa, lechuga, brócoli, hierbas aromáticas, fresas y otros. Aquí la gente no le “saca el cuerpo” al trabajo, porque trabajar es una filosofía de vida. Senovia García lo sabe, y cada vez que se levanta temprano para ir a sus predios, despeja cualquier duda que pueda existir sobre el planteamiento anterior.

Constanza tiene un millón 200 mil metros de producción bajo techo (ambiente controlado o invernadero) y en ese conteo están incluidas las 20 tareas que tiene Senovia. A cielo abierto el municipio Constanza tiene en producción unas 80 mil tareas. Senovia ha producido también a campo abierto, según le dijo a este periódico.

“Primero producía papa, repollo, y otros rubros tradicionales de los que se cultivan en Constanza. Lo hacía a campo abierto. Luego cambié de cultivo para hacer algo común”, rememora. Pero cuando Senovia optó por un cultivo común le ocurrió lo mismo que a otros agricultores cuando plantan en la tierra un rubro que muchos otros siembran: Al cosechar, resulta que los precios están deprimidos porque esas cosechas llegan al mismo tiempo y la oferta supera por mucho a la demanda. Quiere decir que hay más vendedores que compradores.

Fue por eso que la mujer decidió cultivar, primero espárragos, luego stevia y finalmente fresas, porque eso no es tan común. “Como aquí en Constanza lo que se hace es cultivar la tierra, en eso estoy. Me gusta la agricultura y la vivo. El que no tiene pasión para la agricultura no puede hacerlo, porque no es fácil. Tengo como quince años en esto”, expone Senovia García. Sus palabras llevan la fuerza de una mujer que no le teme al trabajar y lo demuestra. Sabe que ahí descansa parte del éxito de una persona.

La cosecha de fresa actual es la segunda que realiza Senovia y le va bien. “De stevia logré una producción excelente. No era que yo la sembraba y la vendía, sino que la sembraba y la administraba y una empresa me pagaba un sueldo por eso. Fue algo diferente”, comenta.

“Si usted sigue en la agricultura es porque además de gustarle le ha rentado”, le comenta elCaribe. “Para qué diré no”, expresa y luego sonríe. Senovia tiene la preocupación de muchos otros propietarios de terrenos. A menudo se esfuerza en producir más y mejores cosechas en una menor cantidad de tierra.

En la zona donde está ubicada la finca de Senovia hay un técnico de Ministerio de Agricultura que da seguimiento (no solo a ella sino a muchos otros también) a los cultivos en invernadero, pero en adición a eso, Senovia tiene un encargado de fertilización y de fumigación para su propiedad. “Entre todos cuadramos el programa que se va a seguir y cualquier cosa se resuelve”, explica.

Senovia reconoce que no es una experta en temas agrícolas, pero tampoco se queda atrás cuando habla de los distintos componentes de ese sector. “La producción de fresas conlleva menos mano de obra que cuando se trata de pepino, tomate u otros rubros tradicionales”, indica, respondiendo a una y otra pregunta formulada por elCaribe. El esposo de Senovia es odontólogo. El matrimonio tiene cuatro hijos. El mayor de ellos vive en Lima, Perú, donde trabaja como consultor de redes móviles.

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