Honoris Causa al Nobel de Literatura

Mario Vargas Llosa dejó atrás, literalmente hablando, su nacionalidad peruana para convertirse en un ilustre ciudadano del mundo.

Mario Vargas Llosa dejó atrás, literalmente hablando, su nacionalidad peruana para convertirse en un ilustre ciudadano del mundo.Y en República Dominicana, donde ha cultivado relaciones de amistad durante tantísimos años, se le guarda un respeto, admiración y cariño muy especial, el cual se volvió a manifestar anoche cuando la Universidad APEC le distinguía con el título Doctor Honoris Causa.

“Este reconocimiento honra a nuestra universidad y a nuestro país. Don Mario Vargas Llosa es, sobra decirlo, un intelectual, escritor y ser humano extraordinario. Abanderado de la libertad y amigo de nuestro país, este reconocimiento será una magnífica ocasión para reafirmar el compromiso con el futuro democrático dominicano”, expresó Pedro Justo Castellanos, rector de la universidad, quien pronunció el discurso de orden.

Un acto muy especial

Intelectuales, académicos, historiadores, funcionarios gubernamentales, culturales, y del cuerpo diplomático acreditado en el país, empresarios y relacionados al Premio Nobel de Literatura colmaron la sala Máximo Avilés Blonda de Bellas Artes para decir presente en este emotivo acto celebrado anoche.

Con una obra imperecedera, rica, diversa, que ha recibido los principales reconocimientos en gran parte de América Latina y Europa, a Vargas Llosa también se le agradece una novela con un protagonista dominicano, con un tema que puso al país en el ojo del huracán al momento de su publicación.

Castellanos se refirió en su discurso a esa novela que trata sobre Trujillo.
“A los dominicanos nos sorprendió hace unos años con un regalo enorme, inigualable, La fiesta del Chivo, su novela sobre la dictadura, esa que en palabras de Jose Rafael Lantigua “es la novela fundamental de la era de Trujillo, la que mejor traduce su atmósfera de vileza, dolo, abyección y muerte. La que mejor transfiere a las generaciones de hoy y de mañana la realidad de esa época sombría y sin parangón, hasta entonces, en Latinoamérica”.

El título, que es otorgado por el Consejo Académico de UNAPEC con la aprobación de su Junta de Directores, es el máximo reconocimiento que entrega la academia.

En el acto, en presencia del claustro y de las autoridades universitarias, también hablaron el presidente de UNAPEC, Roberto Rodríguez, quien dio la bienvenida a los presentes, así como el vicerrector académico, Carlos Sangiovanni, que leyó la semblanza del laureado autor de El sueño del celta, su novela más reciente publicada este año poco después de recibir el Premio Nobel de Literatura.

“Trataré de no defraudarlos”

Mario Vargas Llosa estuvo sentado en un sillón independiente al lado de la mesa principal, escuchando sendos discursos. Atento, impasible, miraba al auditorio, a quienes le honraban y todo lo que se movía en la sala. Cuando le llegó el turno, soltó sus elogios para un país que ha visto “desarrollarse, crecer y afianzarse” desde la caída del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

“Haré todo lo posible para estar a la altura y no defraudarlos”, dijo en tono sincero cuando le tocó agradecer la nueva distinción que suma a otras tantas que ha recibido durante su carrera. “Quién iba a decir que en el año 1975 cuando vine por primera vez a República Dominicana esos enredos del azar iban a ser en mi vida tan constantes, de una manera tan estrecha, tan profunda con este país”.

Y recordando sus aventuras literarias, tanto refiriéndose a este país como al resto del mundo por donde ha transitado, dijo: “Aquí he vivido una de las aventuras más hermosas que me ha dado esta vocación, que es la de escribir historias… aquí escuché muchas anécdotas que fue de ese período terrible de 31 años que vivió este país, el período de una dictadura cruel, implacable. La dictadura que acaso simbolizó, más que ninguna otra, ese fenómeno de autoritarismo, de la violencia política que sin ninguna excepción han vivido todos los países de América Latina”.

Sobre su relación con los dominicanos, el admirado escritor peruano enfantizó: “República Dominicana es una de las experiencias más estimulantes que ha vivido América Latina en los últimos tiempos. A pesar de que aún hay desigualdades intolerables, esta nación es un ejemplo para el resto del hemisferio”. 

“Es un tributo a la calidad de su obra”

“Este acto, por supuesto, no tiene otra pretensión que la justicia de reconocer los méritos de su obra y de su vida.

Y, sin embargo, no podemos -ni queremos- evitar que en él rebose, como en efecto, el profundo agradecimiento de los dominicanos ante tanto carino generoso”, destacó Castellanos en otra parte de su discurso.

“En fin, que están las evidencias de su talento, de su capacidad intelectual, de la calidad de su obra. Y está también eso que a UNAPEC tanto interesa: la causa; el equipo con el que participa en el juego vital; la grada desde la cual brinda su apoyo; la vigencia de valores como la sensibilidad social, la solidaridad, la justicia, la honestidad, la paz, el compromiso con la libertad y la democracia, con su país, con su región, con la humanidad”.

Con estas palabras se ratificó el afecto y admiración del país por el escritor.

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