La ley, por lo menos en los países desarrollados, obliga a colocar en la etiqueta de los alimentos industrializados los ingredientes y la proporción que contienen, y también, si contienen o no grasas hidrogenadas. Hoy, además, consignan en los productos si son orgánicos, es decir, que en su cultivo y preparación no se han usado insecticidas ni abonos inorgánicos.
También se debe detallar en las etiquetas de los alimentos y bebidas el tipo de carbohidrato, porque así sabemos a qué atenernos en cuanto a la selección de aquellos que tienen bajo índice glicémicos. Sabemos, por ejemplo, que la mayoría de las bebidas carbonatadas y refrescantes están endulzadas con fructuosa procedente del jarabe de maíz, que además de su alto índice glicémico es señalado por algunos estudios científicos como responsable de la alta tasa de obesidad y de diabetes que afecta a la población del mundo occidental.
Otro requisito de la alimentación saludable es que debe ser variada. La variación, además de evitar el aburrimiento en la comida, nos ayuda a incluir una gran variedad de nutrientes indispensables para la vida. Hay elementos que no deben faltar cada día, dentro de esa variedad: Las frutas y los vegetales, ricos en vitaminas antioxidantes y fibras. Las fibras son las que le dan a los carbohidratos la calidad de “complejos”, que le agregan una propiedad importante: favorecen el tránsito intestinal evitando el estreñimiento, los hemorroides y los divertículos.
Para conocimiento de los lectores: Cuando los científicos hablan de prevención de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, coinciden en recomendar las frutas y los vegetales como dos elementos que no deben faltar en la alimentación diaria.
