La vida en la isla

Los dominicanos  hemos recorrido un largo trecho en política de restauración del bosque, más que la preservación del medioambiente, porque en esta última materia nos falta demasiado por aprender. Desde esa perspectiva, obviamente,…

Los dominicanos  hemos recorrido un largo trecho en política de restauración del bosque, más que la preservación del medioambiente, porque en esta última materia nos falta demasiado por aprender.

Desde esa perspectiva, obviamente, podemos acompañar al pueblo haitiano a reconstruir su cobertura forestal, que ha sido diezmada durante más de 150 años de explotación irracional.

A fuerza de mano dura primero, educación y concienciación después, los dominicanos hemos comprendido la importancia de preservar los recursos forestales. Es verdad que queda mucho por recorrer, pero no hay la menor duda en el sentido de que un elevado porcentaje de los dominicanos entiende que el bosque es fundamental para la supervivencia en el territorio.

Pero el medioambiente es más que el bosque y comprenderlo en toda su dimensión implica que la Nación, y con ella sus instituciones y personas, valoren la importancia de las prácticas amigables para mejorar la calidad del hábitat. De la vida misma.

Desde esa perspectiva, los dominicanos podemos contribuir con los haitianos, mediante el intercambio de información, para promover la cultura de la reforestación. El país tiene una consistente experiencia en políticas públicas de acción directa, de promoción y siembra de árboles, y de apoyo a iniciativas privadas para la implantación de fincas forestales con vocación comercial y de protección ambiental.

Los presidentes Danilo Medina y Michel Martelly construyen un nuevo escenario para la colaboración en la isla tendente a mejorar la relación de sus habitantes con el bosque. Comenzar con la reforestación es una buena idea.

La apuesta por la restauración del bosque arrastra otros valores. Reafirma el compromiso de caminar juntos en la geografía compartida. Muchas materias en las que es necesario desarrollar políticas comunes.

Los dominicanos todavía tenemos mucho que aprender para vivir en armonía con el ambiente. Aunque hemos recuperado cobertura boscosa, padecemos de graves rezagos en el manejo de los contaminantes en ciudades y campos. Todavía no terminamos de aprender a disponer los desperdicios sólidos. Y ni hablar de aquellos contaminantes peligrosos que amenazan la salud pública y sobre los cuales no tenemos una política definida.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas