Peter Jackson es un maestro del cine, sin él no existieran filmes exuberantes y tan perfectamente adaptados de una obra literaria de gran fantasía para mostrar a seres extravagantísimos con un común denominador: lucha por el Poder y riqueza sin límites. Todos van detrás de un anillo que endosa a quien lo tenga de un poderío desmedido; asistimos así a historias sobre la codicia, uno de los siete pecados capitales. Visualmente es de una exquisitez sin igual, como también lo es cada escena con diálogos de alto desempeño expresivo, secundados por un excelente ritmo en el que no se siente las casi 3 horas de duración, con lo que desafina con la brevedad ideal y características del cine comercial acostumbrado. Y a eso se agregan numerosas subidas y bajas en las acciones, a un repentino ritmo frenético le sigue una pausa que lleva a trabajar procesos reflexivos en franca pedagogía directa sobre el apetito por tenerlo todo para sí.
Esta vez el uso del 3D no es un buen resultado pues el llamado “rack focus” (cambio del foco en una toma) tiende a perjudicar el efecto 3D por la reducida profundidad de campo (desenfoque de todo lo que está delante y/o detrás del objeto enfocado). En ese sentido, el 3D funciona más como adorno visual que como instrumento narrativo; es más que nada un ardid para que la taquilla sea más cara. Durante todo el filme vemos bastantes referencias narrativas a las de la trilogía del anillo, solo que se distancia bastante porque esta vez no usa elementos humanos como nos acostumbró. Por supuesto, la gracia del filme es el momento impactante de la entrada en escena del dragón Smaug. Y lo menos impactante es el insípido triángulo amoroso, quizás porque el filme está dirigido casi que exclusivamente al público infantil.
HHHH Dirección: Peter Jackson Guión: Fran Walsh, Guillermo del Toro, Peter Jackson, Philippa Boyens. Género: Aventuras, Fantástico. Duración: 161 minutos
