El desafío de ser padre más allá de la biología

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Ese compromiso de vida y desarrollo junto a todas las ideas y los sueños que se forman alrededor de cada adulto que decide de manera consciente procrear, a nuestro juicio constituye el principal principio que orienta la definición del tipo de padre o madre que seremos o visualizamos ser. Es por ello que el modelo o estilo que visualicemos influenciará de manera directa la crianza saludable o no de nuestros hijos e hijas, asegura la terapeuta Fiordaliza Alcántara.

“Desde nuestra definición una crianza saludable es aquella en la cual nuestros hijos no están destinados a satisfacer los deseos y las expectativas de los padres, sino más bien en la cual los padres cumplen la función de orientadores que apoyan y colaboran bajo consenso en la construcción de planes y proyectos de vida de los hijos e hijas”, comenta Alcántara.

Criar más allá de la biología en múltiples ocasiones, choca de frente con los sistemas tradicionales de crianza, donde los padres y madres son los capitanes del barco existencial de sus hijos e hijas, dice la experta en la conducta humana, quien asegura que es cuando muchos decimos o pensamos “mi hijo tiene que ser lo que yo decida” o “ese es el hijo que yo siempre quise tener”, y es, que para muchos padres o madres, a veces es difícil aceptar y convivir con nuestro rol y con la aceptación de las diferencias individuales de nuestros hijos e hijas.

“Es importante compartir que existe una marcada diferencia entre paternidad, maternidad y parentalidad, las dos primeras se orientan a la condición biológica que cumple cada hombre o mujer a partir de la condición de procrear, la parentalidad en cambio se define como el conjunto de competencias y capacidades que tienen las personas para asumir el cuidado y desarrollo psicológico, social, emocional y afectivo de un niño, niña, o adolescente”, dice.

La parentalidad no sustituye

La parentalidad no sustituye las funciones paternas o maternas, más bien el alcance de este concepto amplía y otorga nuevo sentido al hecho de producir hijos/as con capacidad de socialización, interacción, desarrollo de vínculos positivos y de dar y recibir amor en un contexto de libertad.

En el proceso de acompañar a un niño o niña a encontrarse con su historia, descubrir y construir recursos personales, muchas veces encontramos a flor de piel las características del padre o la madre en los rasgos físicos. Sin embargo, es mucho más difícil a veces para el niño o la niña responderse a sí mismo ¿dónde aprendieron ciertas conductas o valores? ¿A quiénes recurren cuando necesitan ayuda? O ¿cuando necesitan afecto dónde y con quién lo buscan?

“Los padres y las madres deberíamos preguntarnos con frecuencia, cómo me siento en mi función y rol. También establecerse la interrogante si para los hijos e hijas, qué sentido tiene su vida, quién se interesa en lo que me ocurre, quién valora mi existencia y sobre todo los padres y madres deben ser capaces de suplir y enseñar a los hijos e hijas a sentir y decir soy una persona amada e importante”, expone Alcántara.

Pero… ¿qué es ser padres más allá de la biología? Algunos autores plantean que es necesario preguntarse: “¿Quién es padre?, ¿aquel que cuida al niño y lo educa? ¿Aquel que le da su nombre y le provee bienes? ¿El que lo engendra biológicamente o quien lo habilita como un SER social y emocionalmente seguro?

¿Qué pasa cuando los padres no logran traspasar la función biológica? Según Alcántara, la idea de reflexionar sobre la paternidad y la parentalidad, no debe radicar en el hecho de castigar o criticar a los adultos que por alguna razón no cumplen con los principios de amar a un hijo, cuidarlo, desarrollar con él o ella valores positivos, como la cooperación y la capacidad de compartir en un mundo diverso.

“Más bien se trata de acompañar a los padres y a las familias a generar diálogos reflexivos sobre cómo mejorar los buenos tratos y cómo aprender a liberarnos de los aprendizajes tradicionales que provocan retroceso y distanciamiento afectivo y social en la familia”, dice Alcántara, quien considera que los tipos de diálogos deben emplearse para fortalecer una crianza saludable, que estos deben girar en torno a poder apoyar a que cada padre descubra, qué somos y cómo somos en nuestra función parental que está influenciada por la historia particular de cada persona.

Existen varios patrones de paternidad, está el estilo autoritario que corresponde a modelos donde las reglas y todas las normas de funcionamiento están basadas en principios de control y límites cerrados; y la paternidad negligente indulgente, que hace referencia a los padres que verbalmente aman a su hijo, pero demuestran poco compromiso de vínculos afectivos y en muchos casos económico. Hablan mucho y protegen poco.

Para romper con esto, Alcántara dice que el desafío de los padres implica saber ofrecerles a sus hijos seguridad emocional, alimentaria, física, el derecho a tener un nombre, base social y espacio de interacción, aprendizaje positivo basado en justicia y tolerancia, lo cual implica un reto de valientes, donde no debe faltar la “alimentación” afectiva y sentido de pertenencia entre sus hijos e hijas.

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