Si yo fuese Carlos Gómez, me sentiría muy orgulloso de haber pasado todas las pruebas, habidas y por haber, de esteroides en las Grandes Ligas.

Y guardaría silencio sobre las veces que he sido llamado para ofrecer la muestra de turno. Simplemente la daría con placer, amparado en la frase que dice que “quien nada debe, nada teme”.

Pienso que no les hace un favor a los latinos y a los veteranos al pronunciar a los cuatro vientos su descontento por los tantos exámenes a los que son sometidos ambos grupos antes mencionados y a los que pertenece en su condición de dominicano, con 32 años y unas 12 temporadas en las Mayores.

No todo lo legal es justo, así como la ley muchas veces es dura, pero es la ley. El Sindicato de Peloteros de las Grandes Ligas acordó esa política contra los esteroides. No hay más que agregar. La queja debe llegar si alguna de las partes rompe lo pactado.

Además, no me parece prudente externar esa opinión cuando, penosamente, llueven las sanciones a criollos por consumo de sustancias prohibidas. No ayuda en nada.

Carlos es del porcentaje que hasta la fecha lleva el invicto contra los productos ilegales para mejorar el rendimiento. Esa es su mejor carta de presentación y la gran placa que refleja su honor al no dejarse arrastrar por la tentación de usar químicos que manchan carreras.

Así como hay quienes se atreven a cruzar la línea con los esteroides, otros como el nativo de Santiago prefieren mantener la cabeza en alto y superar los obstáculos que se presentan de la misma manera como se descubrió que podían pertenecer al máximo nivel del béisbol: la natural.

Por más que se queje, la metodología seguirá en pie. Solo Carlos Gómez puede servirle a su causa como un jugador limpio mientras se mantiene en la parcela de los que no inventan.

Apunte esto

Luis Severino ponchó a 10 ayer en ocho entradas sin bases por bolas… Está intratable… Stephen Curry montó un espectáculo el domingo para Golden State… Lo preocupante, y lo digo para los seguidores de los Cavs, es que ese equipo puede dar más de ahí… LeBron James va muy forzado… Eso no es un cuento.

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