Beatriz Pirón habla con elCaribe sobre los duros momentos que vive mientras está alejada de sus vástagos debido a sus compromisos con las pesas

Jarabacoa, La Vega.- El uso de la tecnología juega un papel preponderante en la vida de Beatriz Pirón. Esta herramienta le ha servido a la veterana pesista para mantenerse en comunicación diariamente con sus hijos, con quienes permanece hasta varias semanas sin estar a su lado ofreciéndoles el calor de madre que necesitan.

En la actualidad pasa por ese alejamiento debido a que se encuentra en una fase de preparación con miras a su participación en los Juegos Panamericanos de Lima, en el Vacacional Los Jardines de la Montaña, en Jarabacoa. Allí, Pirón, junto a la selección nacional de halterofilia, pernoctará hasta mediados del mes entrante. “Es muy difícil el tener que separarme de mis hijos por mucho tiempo”, señala Pirón a elCaribe. “Mis niños aún están muy pequeños. La más grande, que es la hembra (Yamilka), tiene ocho años y el varón (Berlyn), quien recién cumplió cinco años, cada vez que me voy por tanto tiempo quiere venir conmigo, que por qué no lo traigo, que quiere vivir conmigo, pero es muy fuerte el estar separado de ellos”, agrega.

Sostiene que su madre es la que se hace cargo de sus dos hijos, con quienes mantiene una comunicación sin importar el lugar donde se encuentre ni la hora tampoco.

“Yo hablo con ellos todos los días por video llamada. Hay ocasiones que el varón no quiere hablar conmigo porque está jugando. No es que no quiera hablar conmigo, sino que no le gusta. Con la hembra es todo lo contrario. Con ella me llevo muy bien. Siempre le doy seguimiento para estar cerca de ellos en su vida diaria, aunque esté lejos”, indica la pesista oriunda de San Pedro de Macorís.

Relata que se le hace cuesta arriba cuando llega a la casa para compartir con sus retoños, debido a que, según ella, ya ambos las ven más que hermana que como madre por el tiempo sin tener contacto con ellos.

“Muchas personas no se imaginan el sacrificio y la nostalgia que arropa a uno, cuando tengo que salir del país a eventos internacionales y las concentraciones en Jarabacoa por más de un mes, sin ver a los hijos y en una oportunidad yo los lactaba, pero tenía una alma segura que es mi madre, que se ha dedicado en cuerpo y alma en atender a mis hijos”, apuntó Pirón.

Indica que hay momentos en donde la melancolía hace acto de presencia porque no puede prepararles desayuno, vestirlos para ir al colegio, jugar con ellos o ir al parque a comprarles helado o pizza.

“En su fase de crecimiento nunca he estado por mis compromisos en las pesas. Hay momentos que veo fotos y digo ‘wao qué grande están’ y eso me llena de mucha tristeza, pero a la vez me siento contenta porque están al lado de mi madre, quien le da ese mismo amor que yo les doy cuando estoy con ellos”, expresa Pirón, mientras mira hacia el cielo evadiendo que las lágrimas corran por su rostro.

Sostiene que su familia, sus hijos y su madre le fortalecen la motivación para seguir adelante, a pesar del gran sacrificio que realizó para poder seguir escalando peldaños en competencias internacionales.

“Ser madre me obliga a una mayor concentración en mi trabajo, pues ya los niños asisten a las competencias, acompañados de su abuela (Milqueya Candelario), que ha tomado esos hijos y me ha dado una gran ayuda. Ya llevo una vida dedicada a mis hijos, mi madre, los estudios y al deporte, que lo considero como mi trabajo, pues de ahí es que gano para mantener a mi familia”, expresa.

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