El 68.8% de las dominicanas de 15 años y más ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, no sólo por parte de su pareja o ex pareja, sino también en el ámbito familiar, laboral, educativo, social y comunitario.

Los datos se desprenden de la primera Encuesta Experimental sobre la Situación de las Mujeres (Enesim- 2018), focalizada en violencia de género, realizada por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) con el financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Ministerio de la Mujer, partiendo de una muestra de 4,083 mujeres en todo el territorio nacional.

Al exponer los resultados de la investigación, el director de Censos y Encuestas de la ONE, Francisco Cáceres, expuso que la violencia ejercida por la pareja actual o ex pareja es la que tiene mayor prevalencia en el país, alcanzando un 41.8% y un 34.5% en los doce meses anteriores a la encuesta, siendo más frecuente en las regiones Norte y Sur.

Los datos evidencian que las jóvenes entre 15 y 29 años son las más propensas a sufrir algún tipo de agresión y que contar con mayores ingresos o un mayor nivel educativo no constituye un factor protector contra la violencia.

A nivel familiar, laboral y escolar

El estudio revela que la violencia contra las mujeres también tiene cabida en el ámbito familiar, ya que el 32.8% de las consultadas dijo haber recibido maltratos por parte de sus madres, padres y hermanos.

Las mujeres que dijeron haber sufrido violencia en el ámbito laboral, manifestaron que los principales agresores son el patrón o jefe con un 60.3%; los compañeros de trabajo con un 37.8% y los gerentes, directivos o ejecutivos con un 7.9%.

En tanto, la violencia escolar afecta al 30.4% de las mujeres encuestadas y la misma es ejercida por sus propios compañeros de curso en el 76.4% de los casos, mientras que, una de cada tres de las encuestadas atribuye los actos de violencia a sus profesores.

En el ámbito social y comunitario, refirieron haber sido violentadas, principalmente por desconocidos, con comentarios o gestos ofensivos de carácter sexual, en la calle, el parque o la playa.

Las manifestaciones de violencia más comunes sufridas por las mujeres a lo largo de su vida, de mayor a menor escala se enmarcan en el ámbito psicológico en un 50.8%; en lo físico en un 40.1%; en lo sexual en un 51.3% y en lo económico y patrimonial en un 29.1%.

Un común denominador de las encuestadas es su tendencia a no denunciar el maltrato porque creyeron que se trataban de hechos sin importancia.

Durante la puesta en circulación del estudio, el representante del BID, Miguel Coronado, dijo que es preocupante que mientras el porcentaje de mujeres que ocupa posiciones de poder en el país sigue siendo muy baja, los medios de comunicación y redes sociales reflejan cómo la violencia golpea a las mujeres en todos los ámbitos.

Afirmó que la violencia lastra el desarrollo de las mujeres, especialmente su salud, oportunidades económicas, sus derechos y su bienestar, y que esto es transversal a la estabilidad, la seguridad y el bienestar social de las familias, incluyendo su transmisión intergeneracional.

En ese sentido, Coronado insistió en la necesidad de emprender acciones para focalizar y mejorar la calidad del gasto público, fomentar la seguridad ciudadana y la provisión de justicia y estudiar la problemática de género en sus diferentes dimensiones.

Violencia de género cuesta 1.4 y 4% del PIB

Coronado dijo que la violencia contra la mujer tiene un impacto significativo en la economía de la región, por cuanto está asociada a una pérdida, entre el 1.4% y el 4% del PIB, lo que indica que no se trata de un tema privado que deba seguir escondido en la esfera de las parejas o del hogar. Ejemplo de esto son los gastos en que incurre una mujer violentada cuando decide denunciar, como los costos policiales, el arresto del agresor, la asesoría y defensa legal, así como los gastos. en atención médica, hospitalización y medicinas.

Urge mejorar calidad de información estadística

El representante del BID cree que es necesario mejorar los registros de denuncias policiales y judiciales e incorporar a las estadísticas las llamadas de emergencia o atención médica a las víctimas para conocer a fondo las múltiples dimensiones del problema para poder diseñar acciones y monitorear sus resultados. La directora de la ONE, Alexandra Izquierdo, sugirió que ante la falta de denuncias que provoca que los registros relacionados con estos delitos estén incompletos se hagan más encuestas directas a las mujeres.

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