Nairobi.– Cerca de 44,8 millones de personas en 13 países del sur de África sufren inseguridad alimentaria como consecuencia de recientes sequías e inundaciones, pero también por el efecto de la COVID-19, reveló este martes en un informe la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC).

Según este bloque regional, que incluye a 16 países del África Meridional, el número de personas que no pueden acceder a una cantidad suficiente de alimentos nutritivos ha aumentado en casi un 10 % en comparación con el mismo periodo de 2019.

El sur de África «ya se encontraba de camino hacia un aumento (en el número de personas) en inseguridad alimentaria, incluso antes de la pandemia, debido a recurrentes y severos golpes climáticos y desafíos macroeconómicos», detalló la institución en el informe.

Designado como un «punto caliente» climático por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, África del Sur es propenso a un clima extremo, con fuertes sequías, lluvias torrenciales esporádicas y brotes de plagas.

Pero más allá de «las dificultades comunes inducidas por el clima -como sequías e inundaciones-, la crisis económica y la pobreza se han exacerbado por el impacto devastador de la COVID-19», continúa la SADC, que señala como causas la pérdida de empleos, de movilidad y un menor envío de remesas.

Entre los más afectados, según la SADC, se encuentran los «pobres urbanos», quienes dependían del sector informal para su supervivencia y no cuentan con ningún tipo de ayuda social, así como los menores, pues el no poder ir al colegio significa para muchos de ellos no poder comer tres veces al día.

«Es probable que unos 8,4 millones de niños sufran de desnutrición aguda en toda la región en 2020», proyecta este informe, y de ellos, al menos 2,3 millones deberán ser tratados para no perder la vida. EFE

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