En Buenos Aires de Herrera hay un grupo cuya única tarea parece ser alborotar el barrio. Para ellos no existen días sagrados ni horas de descanso. Desde tempranas horas de la mañana hasta bien entrada la madrugada, crean un ambiente de ruido excesivo. No hay domingo, día festivo, ni noche tranquila que se salve; no dan tregua. Más que “musicólogos”, como algunos les llaman, yo los denominaría promotores del ruido. Según el diccionario, un musicólogo es un profesional que estudia la música en un entorno académico, a través de métodos como el análisis histórico, cultural, la etnomusicología o la investigación basada en la interpretación. Claramente, en este caso no es aplicable. Vivimos tiempos de mucha perversidad, rodeados de personas que no conocen el respeto. Así que, llamemos las cosas por su nombre.

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