Porque el narcotráfico cuenta con ilimitadas cantidades de la mercancía dinero, que es la más importante del sistema capitalista, a su disposición y alcance están seres humanos que desempeñan funciones como cientistas, abogados, médicos, ingenieros, prostitutas, artistas, espías, ideólogos, políticos, militares, escritores, policías, periodistas, etc., así como con instrumentos de muerte que van desde cañones, misiles, submarinos, en fin tienen la posibilidad de actuar en todo el planeta tierra como otro imperio en occidente.

Ante la noticia que a diario se está moviendo en el país con la denominada Operación Falcón, aprovechamos la ocasión para dar a conocer lo siguiente.

Porque denunciamos la presencia de militares celebrando la puesta en libertad de un narcotraficante, por dinero, en Santiago, el secretario de las Fuerzas Armadas, mediante un comunicado publicado en espacio pagado en todos los periódicos de la época, nos emplazó a identificar a los uniformados que habían participado en la actividad. He aquí nuestra respuesta al general Wessin.

Lunes 30 de octubre de 1989
Señor
Tte. General Elías Wessin y Wessin
Secretario de la FF.AA.
Su despacho.

Señor Secretario:

1.- Diferentes medios de comunicación del país, han publicado una declaración emitida por la Secretaría de las Fuerzas Armadas, en la cual se nos pide que señalemos, por el medio que consideremos más idóneo, los nombres de los militares que participaron en una fiesta que tuvo lugar en el sector Arroyo Hondo, de la capital, en la que supuestamente fue celebrada la puesta en libertad de un narcotraficante.

2.- De seguro que la mención nuestra a la cual la comunicación suya hace referencia, es a una declaración que hicimos el día miércoles 25 del mes en curso, en el programa Revista 110, que produce el doctor Julio Hazim, en el sentido de que el 31 de diciembre del año 1987, en una residencia del sector de Arroyo Hondo, se había celebrado una fiesta por la puesta en libertad de un narcotraficante, y que a la misma habían asistido militares, incluyendo oficiales.

3.- El día 7 del mes de enero del año 1988, con motivo de la puesta en libertad, en forma irregular, de una persona vinculada con el narcotráfico, hicimos la denuncia en nuestra condición de presidente, para esa época, de la Asociación de Abogados de Santiago.

4.- Ante nuestra denuncia fue reapresado el narcotraficante, y la Procuraduría General de la República, ordenó una investigación del caso y se comprobó la forma ilegal en que se obtuvo la libertad del delincuente.

5.- Además de la investigación ordenada por la Procuraduría General de la República, la directiva de la Asociación de Abogados de Santiago, decidió realizar otra más profunda.

6.- Una de las personas que la Directiva de la Asociación entrevistó, manifestó que en una fiesta celebrada en la ciudad de Santo Domingo, específicamente en Arroyo Hondo, en la que estaba presente el narcotraficante puesto en libertad en forma ilegal, se encontraban, además, varios militares e incluso nos señaló el nombre de un oficial activo de las FF. AA., y de otro retirado.

7.- El resultado de la evaluación que hizo la Asociación de Abogados de Santiago, se le envió, mediante carta de fecha 12 de febrero de 1988, al secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, por lo que es de suponer que en los archivos de esa Secretaría, reposa la comunicación del gremio de los abogados de Santiago, a la que nos remitimos.

8.- Además, luego, en forma confidencial hablamos con un oficial activo de la FF. AA., quien en presencia de otro y a su requerimiento, confirmó su asistencia a la fiesta, aunque dijo que había sido sorprendido en su buena fe respecto al origen y naturaleza de la invitación a la fiesta.

9.- En otro orden, el documento emitido por la Secretaría de las Fuerzas Armadas, dice que…”la denuncia de Veras, así como otras que se han producido últimamente, constituyen un ultraje a la dignidad de los hombres de uniforme”.

10.- Debemos precisar, señor Secretario, que respetamos mucho la dignidad del ser humano, así como las honras bien ganadas y tenemos por norma no herir sentimientos y mucho menos los de una institución que, como las FF. AA., es hoy la única, conforme lo hemos dicho en reiteradas oportunidades y por diferentes medios, que mantiene un sentido real de institución y disciplina y en la cual están los hombres y mujeres que, en su momento oportuno, junto a los civiles dignos y sanos, van a producir los cambios que requiere nuestro país.

11.- Lo dicho anteriormente no lo hacemos para halagar a los hombres de uniforme, ganar aprecio político ni por sensiblería. Nuestro criterio responde a convicciones desde hace mucho tiempo afinadas y afianzadas.

12.- Cuando lanzamos críticas a una persona civil o militar, no es con el ánimo de que se extiendan a la institución u organismo del que forma parte. No escapa a su inteligencia que, en los últimos tiempos, personas vinculadas a los cuerpos policiales han sido sorprendidas traficando con estupefacientes y esto no quiere decir, en modo alguno, que toda la institución puede ser señalada como vinculada con esa actividad.

13.- No compartimos el criterio externado por las FF. AA., en el sentido de que nuestras declaraciones sean “desestimulantes para los institutos armados”. Por el contrario, creemos que la crítica sana, hecha por nosotros o cualquier ciudadano, contribuye a fortalecer la imagen de las FF. AA., porque pone de manifiesto que si bien es cierto que uno u otro militar deshonra a la institución, el cuerpo, como integridad, se mantiene al margen de los actos bochornosos e ilegales.

14.- Creemos que los cuerpos armados no tienen ninguna duda de nuestra posición abierta en contra de todo lo que signifique delincuencia en la sociedad dominicana, y muy especialmente contra la producción, consumo y tráfico de estupefacientes.

15.- Precisamente, señor secretario, la denuncia que hicimos de que un narcotraficante había sido puesto en libertad en forma irregular, ha puesto precio a nivel nacional e internacional, a nuestra cabeza, y no dude usted que el documento emitido por las FF. AA., y que motiva esta carta, aliente a grupos desaprensivos del narcotráfico y a otros sectores vinculados al crimen político, a elaborar planes criminales en contra de nuestra vida y la de familiares cercanos.

16.- No creemos que el documento emitido por las FF. AA., solicitándonos explicación de nuestra declaración, tenga fines aviesos, ya que la institución tiene legítimo derecho a solicitarle explicaciones a cualquiera, sean personas físicas o morales, que se refiera a ella.

17.- Lo que sí es lamentable es que personas malvadas se aprovechen de ustedes para fines inconfesables en contra nuestra.

18.- Por último, en dicho documento, las FF. AA., nos solicitan que señalemos, públicamente, además de los militares, a los funcionarios del actual gobierno que estarían involucrados en actividades de narcotráfico.

19.- Respecto a los militares ya le hemos respondido. En cuanto a los funcionarios, que suponemos civiles, podemos decirle que tenemos en nuestro poder documentos que revelan que altos funcionarios vinculados con el gobierno prestan su concurso a grupos relacionados con el narcotráfico.

20.- Lamentablemente, los documentos e informaciones de los cuales hablamos, fueron obtenidos en razón de nuestro ejercicio profesional de abogado, lo que nos impide, como usted bien sabe, revelar su origen.

21.- -La manera como los narcotraficantes obtienen licencia “legal” para portar armas de diversos calibres, es una de las diferentes formas que reciben el apoyo de funcionarios, ya que sin su concurso esto sería imposible.

22.- Creemos que con el contenido de esta carta se satisface, en gran parte, el requerimiento hecho en su comunicación por la Secretaría de las Fuerzas Armadas. Le confieso, señor secretario, que con la presente no nos anima polemizar con los cuerpos armados, ya que en la lucha contra el crimen del narcotráfico tenemos, con las FF. AA., más puntos que nos unen que los que nos pueden separar.

Con respeto y consideración le saluda. Atentamente, Dr. Ramón Antonio Veras. Fuente: Periódico El Siglo, 1 de noviembre de 1989.

Luego de publicada la citada carta, vivimos momentos de incertidumbre porque el narcotráfico lanzó en contra nuestra toda su ira, expresada en atentados físicos y campañas difamatorias.

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