Un estudio de “The Failure Institute” indica que el 48.6 % de los emprendimientos fracasan en su etapa de madurez

Iniciar tu propio negocio es una tarea retadora. Para muchas personas emprendedoras este paso implica algo más que tener una buena idea: requiere coraje para enfrentar la desorganización financiera, la falta de visibilidad, la competencia y la falta de formación.

Yaridansi Caminero, Clara Villavicencio, Yeimi Mota y Rosa Linda Guerrero son mujeres emprendedoras con historias distintas, pero con desafíos profundamente similares. Todas compartían una realidad: mucho esfuerzo y dedicación, pero sin una estructura clara que garantizara estabilidad y crecimiento. “Antes del programa En Marcha, el negocio era un desastre. Totalmente. No me da pena decirlo, estoy siendo sincera”, confiesa Yaridansi, propietaria de un negocio de montaje de eventos.

Esta es una situación común en los emprendimientos y se suma a otros retos que ponen en vilo su supervivencia. El documento “Nacimiento y muerte de las Mipymes”, elaborado por el Observatorio Mypimes del Ministerio de Industria Comercio y Mipymes (MICM) e Intec indica que “el 90% de los nuevos emprendimientos fracasan” en el largo plazo.

En el caso de la República Dominicana, un estudio de “The Failure Institute”, indica que el 48.6 por ciento de los emprendimientos fracasan en su etapa de madurez; entre las causas principales resaltan la falta de estrategias y los problemas financieros.

Yaridansi y Yeimi también comparten parte de estos retos: mejorar la organización de las cuentas del negocio, falta de sistemas contables y de una planificación clara del inventario. Tampoco sabían con certeza cuánto ganaban, en qué gastaban o si sus negocios realmente eran rentables.

Para Yaridansi, otro desafío era la falta de espacio adecuado para exhibir sus productos. En el caso de Rosa Linda, dueña de la pescadería Momo en Boca de Yuma, luchaba por diferenciarse en un mercado saturado. Clara debía competir con precios agresivos en el rubro de la comida, mientras que Yeimi, propietaria del centro de uñas Chaner, no tenía ni estrategia digital para atraer demanda de los productos ni control estructurado de su inventario.

Durante las sesiones grupales y personales, aprendieron a registrar ventas y gastos, a separar las finanzas personales de las del negocio e implementaron sistemas básicos de inventario. Rediseñaron su propuesta de valor, fortalecieron su identidad comercial y comenzaron a usar las redes sociales como aliadas para visibilizar sus productos y servicios. Además, recibieron un capital semilla que les permitió realizar mejoras concretas: mobiliario, equipos, adecuación de locales y nuevas estrategias de venta.

Yaridansi Caminero Febles, por ejemplo, pudo transformar su emprendimiento D´Yaris Eventos y Decoraciones, que nació de su experiencia como camarera en Cap Cana. Luego de las formaciones que recibió, logró reorganizar sus procesos, implementar facturación y llevar una contabilidad clara. “Ya mi cuenta del negocio sobrepasa mi cuenta personal”, afirma con orgullo.

Cuando le ofrecieron el local de un familiar que iba a cerrar su negocio, tuvo miedo. “Recuerdo que le comenté a Xiomara (consultora del programa En Marcha) y ella me dijo: Arriésgate, tú lo vas a lograr’. Y realmente, ha valido la pena”, recuerda Yaridansi. Este orden y profesionalización le permitieron aumentar sus ventas en un 35% y sus ganancias en un 17%.

En el caso de Clara Elvira Villavicencio, parte del equipo del Comedor Ramona, la transformación también fue profunda. “Desde que comenzamos, aprendimos cosas que no sabíamos. A manejarnos económicamente, a usar solo lo necesario… Aprendimos a organizarnos y a saber en qué gastamos cada cosa”, cuenta. Además de mejorar la gestión del negocio, Clara adaptó su oferta a las necesidades de sus clientes madrugadores, extendiendo horarios y mejorando el servicio. Como resultado, sus ventas crecieron. Lo aprendido también se reflejó en su vida personal, al ser cabeza de su hogar. Clara dice: “Ahora llevo todo organizado”, y hasta está ahorrando para los estudios de sus hijos.

Yeimi Mota .

Yeimi Chaner, la artista de uñas en Boca de Yuma también experimentó un antes y un después. Comenzó su negocio desde muy joven, inspirada por su madre, y lo instaló en la marquesina de su casa. “Yo no tenía ni donde sentar al cliente”, recuerda. El programa le permitió acondicionar su espacio, adquirir una computadora para llevar su contabilidad y mejorar la experiencia de atención. Gracias a estas mejoras, logró aumentar significativamente su utilidad, y sus ventas.

Para Rosa Linda, quien asumió la pescadería fundada por su padre, incorporó herramientas para ordenar sus finanzas y renovar por completo el aspecto de su local. “Antes no tenía ni esos banquitos, ni la pintura, tenía una pintura que se me estaba cayendo… Lo que más me gustó fue aprender a cómo organizarme y cómo llevar mejor mis finanzas”, asegura. Con una imagen renovada y una narrativa comercial basada en la sostenibilidad, Rosa Linda sigue posicionando su negocio en un mercado altamente competitivo.

En promedio, los negocios que forman parte de En Marcha han logrado incrementar sus ventas mensuales en un 21%, y su clientela creció un 10%. Además, el porcentaje de empresas que llevaban un registro contable pasó del 8% al 70%, reflejando una mejora significativa en sus prácticas administrativas.

Esta iniciativa regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) se realiza en el país en coordinación con el Ministerio de Vivienda y Edificaciones (MIVED) y el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), y con el apoyo financiero del Gran Ducado de Luxemburgo, el Fondo para la Consolidación de la Paz de las Naciones Unidas y la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo, contribuyendo así con las prioridades nacionales.

“En Marcha” es parte de ODS Cadena de Valor, una serie de metodologías del PNUD que han impactado a más de 40 mil mipymes en América Latina y el Caribe fortaleciendo su resiliencia frente a shocks y desastres climáticos, y promoviendo un desarrollo empresarial sostenible.

Rosa Linda Guerrero.

Más allá de los números, estas mujeres encontraron en En Marcha un impulso vital. Recuperaron la motivación, la confianza y la visión de un futuro mejor.

Sus emprendimientos forman parte de las 404,034 unidades económicas pertenecientes al segmento de micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que según la “ Encuesta Nacional de las MIPYMES 2022-2023” del Banco Central y el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (2022-2023) existen en el país y equivale al 32 % del total de la economía nacional. Este sector genera empleo para aproximadamente 3,052,449 personas, lo que representa el 61.6 % de la población ocupada del país. El 85.2% son negocios informales, según el documento.

La distribución regional de estos empleos es la siguiente: 36.0 % en el Gran Santo Domingo, 36.0 % en la región Norte, 16.3 % en la región Sur y 11.7 % en la región Este, justo en esta última zona se encuentran Yaridansi, Clara, Yeimi y Rosa Linda. Para ellas el programa En Marcha además de transformar negocios: transformó vidas. “Lo recomendaría 100%, porque nos ayuda a tener un mejor desarrollo”, dice Yeimi.
Detrás de cada cifra hay una historia de esfuerzo, y detrás de cada mejora, hay una decisión de no quedarse atrás.

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