En el panorama global, la producción de arroz enfrenta grandes desafíos que incluyen el cambio climático, la reducción de recursos hídricos, el aumento en los costos de insumos agrícolas y la creciente necesidad de garantizar la seguridad alimentaria. En medio de estas presiones, República Dominicana ha logrado destacarse, gracias a que va haciendo suya la innovación y el enfoque autónomo en la producción de arroz, rubro en el que ha logrado importantes avances técnicos sin depender de organismos genéticamente modificados.
Mientras en otros países la producción se orienta hacia monocultivos con tecnología extranjera, en el territorio dominicano se ha consolidado un modelo híbrido que integra ciencia local, el uso de semillas certificadas y una cadena productiva más cohesionada, desde los laboratorios hasta las cosechas.
Este enfoque parece reflejarse en las proyecciones para 2025, cuando se anticipa que la nación alcanzará una de las cosechas más abundantes en su historia, impulsada por nuevas variedades de arroz, condiciones climáticas favorables y estrecha colaboración entre entidades públicas, privadas y los agricultores. La producción de arroz se ha transformado en una actividad con fuerte componente tecnológico que incide en la seguridad alimentaria, el manejo eficiente del agua y la competitividad.
De acuerdo con las informaciones que maneja Cristino Durán, director del Proyecto Bio-Arroz, en República Dominicana actualmente se siembran más de 10 variedades de arroz, muchas desarrolladas por el sector público, a través de Bio-Arroz, y otras por empresas privadas.
En el orden de la siembra a nivel nacional están: la variedad LRC Juma 69-20 (desarrollada por el sector público); la variedad Lucero (sector privado), LRC Juma 70-22 (sector público), Sabina FL (sector privado), Torazo FL (sector privado) y Juma 68-18 (sector público).
Estas 6 variedades dominan el 90% del área nacional, el restante 10% lo ocupan otras seis variedades. La LRC Juma 69-20 tiene un área de siembra de 616,397 tareas, lo que representa el 44.87 % del total. La Lucero abarca 408,950 tareas, (29.76 %). LRC Juma 70-22 cuenta con 73,587 tareas sembradas (el 5.36 %). Sabina FL tiene un área de siembra de 71,119 tareas, correspondiente al 5.18 %.
La Torazo FL abarca 68,178 tareas (4.96 %), y Juma 68-18 ocupa 55,632 tareas, equivalentes al 4.05 % del área total sembrada. Las variedades públicas se siembran en el 54.28% del área nacional, el restante 45.72 % se siembran con variedades de arroz desarrolladas o introducidas por el sector privado.
En la nación, las variedades arroceras se han desarrollado a través de los años para satisfacer el gusto de la población. El consumidor es exigente con el sabor y la presencia del arroz, el cual debe coserse suelto, sin olores extraños, cristalino, largo, fino. Los estudios indican que todas las variedades ya mencionadas cumplen con estas exigencias. Cristino Durán lo revalida, en el abordaje del tema, con el periódico elCaribe.
Asegura que los avances que ha tenido Bio-Arroz son el producto y resultado del ingenio y dedicación del doctor Federico Cuevas, PhD, investigador de muy alto renombre a nivel internacional; dominicano que estuvo liderando todos estos trabajos. Cuello falleció en 2020, dejando como herencia y aporte la plataforma para seguir aportando a la industria arrocera nacional en su conjunto.
Las proyecciones oficiales indican que la cosecha de 2025 será la más grande en la historia del país, con más de 15 millones de quintales. ¿Qué factores técnicos, climáticos o económicos sustentan ese salto?, le pregunta elCaribe a Durán. Parte de su respuesta es: “El rendimiento del arroz está estrechamente asociado a una buena genética y condiciones climáticas favorables, y en esta primera etapa no ha habido problemas relacionados a falta de agua, a excepción de San Juan de la Maguana, que siembra la menor parte”.
Este 2025 la cosecha de arroz ha tenido buen despegue; en las distintas regiones los rendimientos han crecido. En libras de arroz blanco por tarea se ha alcanzado un promedio país de 40 libras, pasando de 520 a 560 libras, y según las proyecciones de cosecha se superará los 8 millones de quintales, lo cual sería histórico, ya que en el mejor de los casos se ha llegado a 7.4 millones.
Un factor determinante en el éxito dominicano en el cultivo de arroz ha sido el apoyo al uso de semillas certificadas por incentivos otorgados por el Ministerio de Agricultura. Se pasó en los últimos años de 94,000 a 198,000 quintales de semillas certificadas, según el corte numérico de finales de 2024.
En la primera etapa de arroz normalmente se siembran cada año 1,375,000 tareas y en la segunda etapa 1,525,000 tareas, esto es debido a la entrada de San Juan de la Maguana, que siembra mayormente a partir del mes de mayo.
La Dirección del Arroz “Bio-Arroz” del Ministerio de Agricultura presentó recientemente una nueva tecnología, consistente en el desarrollo de una nueva línea de arroz tolerante a una nueva familia de herbicidas, no antes desarrollada por alguna universidad, centro de investigación o empresa multinacional en el mundo. Esto es un avance de alta significación, no solo aquí, sino con implicación mundial.
¿Qué diferencias concretas ofrece la variedad J4056-1-2 en comparación con las variedades tradicionales? ¿Está pensada para reemplazar otras o convivir con ellas?, es otra interrogante que surge. Los datos de Bio-Arroz indican que la línea J4056-1-2 es tolerante al herbicida isoxaflutole, usado en el cultivo de la caña de azúcar, el cual se caracteriza por el control total de malezas gramíneas incluidos los arroces rojos o contaminantes, hojas anchas y ciperáceas.
Lo más importante con esta nueva planta es poder recuperar áreas arroceras que por la contaminación de malezas y arroces indeseables actualmente son improductivas o con altos costos de producción y excesivo uso de mano de obra, lo cual se traduce en beneficios para los productores y el país. La tecnología referida es inducción mutagénica (que provoca cambios en el material genético sin añadir genes externos), la cual mediante procesos biotecnológicos incita a la planta a realizar cambios en su cadena de cromosomas (estructuras celulares que contienen la información genética de la planta), pero sin llevar ningún gen foráneo a la planta.
En el caso de plantas OGM (organismo genéticamente modificado) a estas se les introducen genes de otras especies para provocar tolerancias a herbicidas o plagas. En lo referente al arroz, República Dominicana no comercializa hasta la fecha (ni aquí ni se exporta) variedades OGM o derivados de ellos.
El representante de Bio-Arroz asegura que allí la investigación no se detiene y se sigue trabajando en el desarrollo de nuevas variedades, tanto de inducción mutagénicas como convencionales.
Precisamente, el centro tiene en desarrollo líneas de arroz convencionales con muy buenas características, las cuales podrían convertirse en variedades y ser usadas para rotaciones de tecnologías. Además de la generación de nuevas variedades Bio-Arroz está inmerso en otros proyectos que reducen la cantidad de agua usada para cultivar el cereal, así como las emisiones de gases de invernadero. Estos proyectos inician su ejecución en las cuencas de los ríos Yuna y Yaque del Norte.
¿Cuánto dinero por tarea?
El costo de producción de una tarea de arroz promedia los RD$8,000. En algunas zonas como Bajo Yuna y Nagua se usan menos fertilizantes, pero se requiere mayor cantidad de protectores agrícolas. Algo contrario ocurre en la Línea Noroeste, que por su condición de suelos livianos demanda mayor cantidad de fertilizantes y con su condición de menos lluvias, se requiere menos insumos protectores de plantas y panículas. Son variables a considerar en el análisis.
Para producir arroz, que equivale a decir comida, los insumos que más han subido de precios son los fertilizantes, y la mano de obra en los últimos tiempos
Los mejores rendimientos por tarea están relacionados con la mejor oferta ambiental que reciba el cultivo. Por eso, la primera cosecha (primavera), la que se recoge entre marzo y mayo, está marcada por días soleados y noches frescas, donde las plantas reciben más radiación y las enfermedades están menos presentes. En primavera la productividad dominicana de arroz promedia 6,000 kilos por hectárea de arroz paddy (en cáscara) a 14% de humedad y limpio).
Por el lado de la calidad industrial el país compite
El hecho de que en el país los productores sean mayoritariamente pequeños, con costos asociados a esas limitaciones, dificulta competir con otros países. Si el tema se mira por el lado de la calidad industrial y culinaria, entonces esta nación está en óptimas condiciones para competir en los mejores mercados internacionales.
Desde hace un tiempo importante existe una gran integración entre productores e industriales. En común acuerdo han venido mejorando las infraestructuras para hacer una industria más competitiva y con menos dependencia de mano de obra. Un ejemplo de esto es que toda factoría hoy es capaz de recibir arroz a granel y su almacenamiento es en silos. Para garantizar la calidad poscosecha del arroz la mayor garantía es el almacenamiento a granel en grandes silos, los cuales tienen sistemas de ventilación con aire frío y seco. Esto permite largos periodos de almacenamiento sin producir fermentos o infestaciones de plagas de almacén. Bio-Arroz promueve prácticas de reducción en el uso del agua.