Ginebra, 17 jun (EFE).- La Misión Internacional de Investigación de la ONU para Sudán pidió este martes acciones urgentes de la comunidad internacional ante la guerra civil que sigue devastando el país y que no deja de escalar en su nivel de brutalidad contra los civiles, al tiempo que denunció el aumento en el uso de armamento pesado en zonas muy pobladas y de violencia sexual.

Las graves violaciones de los derechos humanos son perpetradas tanto por las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) como por las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), que en ambos casos utilizan artillería pesada, bombardeos aéreos y ataques con drones sin distinción entre objetivos militares y civiles, denunciaron los miembros de la Comisión ante la prensa.

Según un informe que han presentado hoy ante el Consejo de Derechos Humanos, hospitales, mercados y barrios residenciales son blanco constante de ataques, mientras que de manera individual los civiles son objeto de ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y tortura, sobre todo si se trata de activistas, defensores de los derechos humanos o cooperantes humanitarios.

En su presentación al Consejo, la Comisión de la ONU mencionó varias situaciones de ataques contra la población civil que han causado hasta un ciento de bajas por episodio en operaciones tanto de los paramilitares de las FAR como del Ejército, que atacan indiscriminadamente a los habitantes de áreas controladas por el enemigo.

“Lo que empezó como una crisis política y de seguridad se ha convertido en una emergencia muy grave de derechos humanos de y protección, marcada por los crímenes internacionales (de lesa humanidad) que manchan a todos los que están involucrados”, declaró Mona Rishmawi, miembro de la Comisión.

El presidente del grupo de expertos, Chande Othman, recalcó que no hay visos de que el conflicto, que se encuentra en su tercer año, pueda acabar pronto y que a medida que continúa “el sufrimiento humano se profundiza”.

Los ataques contra objetivos no militares han ocasionado también el colapso de la infraestructura sanitaria, con ataques perpetrados sobre todo por las FAR.

El informe menciona en particular el uso de disparos de drones por parte de ese grupo armado contra el Hospital Internacional de Obeid en Kordofan del Norte y la utilización de proyectiles al menos un decena de veces contra el Hospital Saudí en Al Fasher, ciudad que es capital de Darfur del Norte y una de las más importantes de todo el estado de Darfur, uno de los focos del conflicto armado.

La Comisión también denuncia la conducta del Ejército al imponer restricciones burocráticas a la ayuda humanitaria, así como el saqueo de convoyes y bloqueos de ayuda por parte de las FAR, todo lo cual implica la militarización de la asistencia.

Más de 13 millones de personas han sido desplazadas desde que estalló esta guerra en abril de 2023, mientras que otra parte de la población ha sufrido de agresiones sexuales, la destrucción y robos de sus casas, así como ataques que afectan la provisión de alimentos y atención médica, entre otros. EFE

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