A una semana de que el presidente Luis Abinader haya ordenado el cierre de la frontera dominico-haitiana, el impacto económico de la medida empieza preocupar a empresas de trasporte de pasajeros y comerciantes haitianos residentes en el país.

Empresas como Caribe Tours, Titi Tours y Capital Coach Line, que realizaban entre dos y cinco viajes diarios a Puerto Príncipe, Hincha y Juana Méndez, lucen desiertas. En las paradas sólo permanecen los empleados administrativos.

“Tenemos todos los autobuses paralizados y los empleados en sus casas, porque no hacemos nadas con ellos aquí. Sin embargo, tenemos que seguir pagándoles y cubriendo todos los compromisos que conlleva tener una empresa en República Dominicana”, explicó él gerente de la empresa de capital haitiano “Capital Coach Line”, José Manuel Muñoz.

Los efectos del cierre de la frontera también comienzan a sentirlos algunos vendedores que compran en Haití las mercancías que comercializan en suelo dominicano.

“Yo compro poloché, camisa, cervezas, jugos para venir a vender aquí, pero ahora con la frontera cerrada no puedo entrar nada”, dice el haitiano Edmond Verristil que por más de 10 años se ha dedicado a vender los referidos productos en la calle Teatro Nacional esquina avenida 27 de Febrero.

Un panorama similar viven comerciantes del mercado de la Avenida Mella de la capital dominicana, que comienzan a preocuparse por la forma en que van a obtener los productos que venden.

Al margen de la afectación económica que han suscitado las diferencias por la construcción del canal que busca desviar agua del río Masacre a territorio haitiano, nacionales haitianos residentes en el país cuentan que el conflicto les ha arrebatado la paz con que caminaban en las calles dominicanas.

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