El cáncer renal representa una de las formas de tumor más comunes en adultos y, pese a su alta tasa de curación cuando se detecta a tiempo, suele avanzar en silencio.

Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Riñón, especialistas advirtieron que existen señales clínicas que no deben pasarse por alto, para detectarlo de manera precoz e iniciar el mejor tratamiento en cada caso.

El cáncer de riñón, también conocido como carcinoma de células renales, es una de las diez formas más frecuentes de cáncer en hombres y mujeres.

En Argentina, representa uno de los seis tipos de tumores más comunes. Según datos de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), cada año se diagnostican 4.908 nuevos casos en el país, lo que equivale a más de 13 diagnósticos diarios. Las proyecciones indican que para 2030 esta cifra podría aumentar un 18 % respecto de los registros actuales.

Una de las principales dificultades para la detección temprana es la ausencia de síntomas en estadios iniciales. “La detección temprana del cáncer renal es compleja porque, al contar con dos riñones, uno puede seguir funcionando normalmente, lo que retrasa la aparición de síntomas. Generalmente, se detecta cuando el tumor ya ha crecido y genera dolor o hematuria (sangre en la orina). En esos casos, es fundamental consultar rápidamente con un médico para descartar otras causas como cálculos o infecciones”, explicó el médico oncólogo del Hospital Italiano de Buenos Aires Federico Cayol (MN 116.844) y miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).

Síntomas frecuentes y señales de alerta

En sus primeras etapas, el cáncer renal rara vez genera molestias. Sin embargo, a medida que el tumor crece, pueden presentarse signos clínicos que, aunque inespecíficos, requieren atención médica.

De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer, los síntomas más comunes incluyen:

  • Presencia de sangre en la orina (hematuria)
  • Dolor en un lado de la espalda baja no asociado a lesiones
  • Masa o protuberancia en el costado o abdomen
  • Fatiga persistente
  • Pérdida del apetito
  • Descenso de peso involuntario
  • Fiebre sin causa infecciosa aparente
  • Anemia

Aunque estos signos pueden corresponder a afecciones benignas, como infecciones urinarias o cálculos renales, se recomienda la evaluación médica ante su aparición. “Generalmente, se detecta cuando el tumor ya ha crecido y genera dolor o hematuria”, remarcó Cayol.

Factores de riesgo: cuáles se pueden modificar

El cáncer renal es mayoritariamente esporádico, pero ciertos factores pueden aumentar la probabilidad de desarrollarlo. Entre ellos se encuentran:

  • Tabaquismo: uno de los principales factores modificables. Puede duplicar el riesgo de cáncer de riñón y se estima que es responsable del 30 % de los casos en hombres y del 25 % en mujeres.
  • Sexo masculino: los hombres presentan entre dos y tres veces más riesgo que las mujeres.
  • Edad: la mayoría de los casos se diagnostica entre los 50 y 70 años.
  • Obesidad: el exceso de peso corporal incrementa la probabilidad de carcinoma de células renales.
  • Hipertensión arterial: también vinculada a un riesgo más alto.
  • Exposición a sustancias tóxicas: el contacto prolongado con cadmio o solventes industriales puede influir en el desarrollo tumoral.
  • Enfermedad renal crónica y diálisis prolongada
  • Antecedentes familiares: tener un familiar directo con diagnóstico de cáncer renal aumenta la predisposición.

Cayol subrayó que “la actividad física regular puede reducir el riesgo de cáncer renal hasta en un 22%. Incluso una vez diagnosticado, moverse –ya sea caminar, hacer yoga o nadar– puede mejorar la tolerancia al tratamiento, reducir la fatiga, la ansiedad y mejorar la calidad de vida del paciente”.

En algunos casos, existen afecciones hereditarias asociadas como la enfermedad de Von Hippel Lindau, el carcinoma renal papilar hereditario o la esclerosis tuberosa. Aunque no se puede prevenir de manera absoluta, adoptar un estilo de vida saludable permite reducir los factores de riesgo modificables, tal como indicó Ríos Pita: evitar el tabaco, mantener un peso adecuado, controlar la presión arterial y reducir la exposición a tóxicos.

Cómo se diagnostica el cáncer renal

Debido a que el cáncer de riñón suele avanzar sin manifestaciones clínicas claras, los estudios por imágenes juegan un papel clave en su detección. Las herramientas más utilizadas son:

  • Ecografía renal
  • Tomografía computarizada (TAC)
  • Resonancia magnética (RM)

Estas técnicas permiten detectar lesiones incluso cuando se realizan por otros motivos. La detección en estadios tempranos amplía las posibilidades de tratamiento curativo.

Tratamientos actuales: cirugía, terapias dirigidas e inmunoterapia

El abordaje terapéutico depende del tamaño del tumor, su localización y el estado general del paciente. Entre las opciones disponibles se encuentran:

  • Cirugía: es la estrategia principal. Puede consistir en una nefrectomía parcial, que extirpa solo el tumor y preserva el riñón, o en una nefrectomía radical, en la que se remueve todo el órgano cuando no es viable conservarlo. Estas intervenciones pueden realizarse por vía laparoscópica o robótica, lo que permite una recuperación más rápida.
  • Terapias sistémicas: pueden incluir inmunoterapia (inhibidores como nivolumab o pembrolizumab activan el sistema inmunológico para combatir las células tumorales) o terapias dirigidas (medicamentos como sunitinib o pazopanib bloquean la formación de vasos que nutren al tumor).
  • Radioterapia: no es el tratamiento principal, pero puede emplearse para aliviar síntomas en casos avanzados o con metástasis.
  • Vigilancia activa: en casos seleccionados con tumores menores a 2 cm, puede optarse por seguimiento sin intervención inmediata, evaluando su evolución periódicamente.
  • Seguimiento postratamiento: se recomienda un esquema de controles regulares, con estudios cada seis meses durante los primeros años y luego de forma anual, para monitorear posibles recaídas o progresión.

Día Mundial 2025: foco en la salud renal

El Día Mundial del Cáncer de Riñón se conmemora cada año el tercer jueves de junio, una iniciativa que desde 2017 reúne a pacientes, profesionales y organizaciones de todo el mundo para visibilizar esta enfermedad. Este año, se celebra el jueves 19 de junio de 2025, bajo el lema “Muestra algo de amor a tus riñones”, con base en los resultados de la última Encuesta Global de Pacientes.

La campaña 2025, impulsada por la World Kidney Cancer Association, busca reforzar la conciencia sobre el rol de la salud renal cuando se ve afectada por el cáncer de riñón y promover el acceso a información confiable, estrategias de detección y opciones terapéuticas efectivas.

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