Mi abrazo

Un tiempo que me  ausenté, mi hija, a la sazón entre 9 ó 10 años, pidió a amigas mías darle “un abrazo como el de mi mamá”. En un caso de estudio, una quinceañera contestó “no” cuando le preguntaron si su madre la quería. La progenitora

Un tiempo que me  ausenté, mi hija, a la sazón entre 9 ó 10 años, pidió a amigas mías darle “un abrazo como el de mi mamá”. En un caso de estudio, una quinceañera contestó “no” cuando le preguntaron si su madre la quería. La progenitora intervino espantada: “Te digo que te quiero todos los días”; la hija replicó: “Nunca me abrazas”. El abrazo comunica emociones esenciales para nuestro bienestar psicológico y físico. Se requieren ocho diarios, para recibir gratificantes efectos de salud integral a su través, reportan médicos. Ciertos tratadistas consideran que sin una docena corremos riesgo de “morir espiritualmente”; cuatro permitirán sobrevivir. No funcionan virtuales ni de palabra, sólo abrazos en vivo y directo. l

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