El pasado sábado, en un reportaje publicado por elCaribe bajo mi rúbrica, se recordaba a la leyenda viviente del boxeo mundial: Muhammad Ali. El trabajo lo escribí a propósito de la fecha de nacimiento del extraordinario atleta estadounidense. Ali cumplió (el pasado domingo) 74 años edad.
Por falta de espacio se quedaron aspectos trascendentes de la historia de este sensacional peleador.
El 1 de octubre de 1975, tuvo su pelea más importante…¡y la mejor pelea de la historia!
Fue la pelea que protagonizó con otro grande: Joe Frazier. A este violento encuentro de puños enguantados se le llamó La Batalla de Manila.
Ali y Frazier, quienes antes habían celebrado otros dos fieros combates, permanecieron de pie –lanzando golpes a diestra y siniestra- 14 asaltos.
Ali, en los rounds 13 y 14 descargó un festival de puños que masacró a Frazier. Aunque no besó la lona, Frazier, bravo como un espartano, no pudo -en el 15to round- levantarse de su banqueta. Fue declarado derrotado por abandono (nocaut técnico) y Ali se alzó con la dramática victoria con la que revalidó su faja mundial.
En su anterior combate, tras llegar nuevamente al boxeo activo y en busca del cetro que le había quitado por no uniformarse en el Ejército de USA, Ali hizo lo que “nadie esperaba”.
Inmortal
El 30 de octubre de 1974, Ali desafió a George Foreman quien había destruido a todos sus rivales (44-0, 40 nocauts). ¿Qué ocurrió? Ali destrozó en ocho rounds a Foreman a quien todos los expertos daban como “seguro ganador”.
Más de 100 mil personas atestaron un coliseo de Kinshasa, Zaire. Prácticamente todas estaban a favor del retador que en la ocasión era Ali. Fueron esos dos combates (los celebrados frente a Foreman y Frarzier), los que catapultaron a Muhammad Ali como el mejor peso completo de la historia.
A sus 74 años, y muy enfermo, loor a Muhammad Ali. Porque él nunca morirá. ¡Siempre será inmortal del planeta Tierra!
