¿Cuáles son las claves para crear un proyecto comunitario y que éste sea sostenible? Lo primero a saber es que las organizaciones sin fines de lucro deberían cobrar por los servicios que brinda.Las iniciativas de corte comunitario han de estar organizadas y, en la medida posible, contar con profesionales asalariados. Son algunas de las ideas que plantea Peter McFarren, un profesional con más de 30 años de experiencia en áreas de desarrollo internacional, recaudación de fondos, desarrollo de proyectos y trabajo comunitario.
McFarren compartió con elCaribe su parecer sobre cómo las iniciativas comunitarias sin ánimos de lucro pueden nacer y ser sostenibles. “Antes siquiera pensar en la posibilidad económica, primero se tiene que tener un institución sólida… Las organizaciones sin fines de lucro deben tener bien claro cuál es su misión, visión, metas y objetivos por las cuales fueron establecidas. Si no, es muy difícil que sean sostenibles”. Otro aspecto que subraya es tener una buena base social, es decir, programas que realmente respondan a necesidades comunitarias.
El primer obstáculo que una persona podrá encontrar para ver realidad una iniciativa de esta naturaleza es, curiosamente, luchar contra “la mentalidad de la gente”. “La gente comienza diciendo eso no se puede, no es posible y eso hay que sobrepasarlo de inmediato, porque todo se puede y siempre habrá quien te diga lo contrario. A mí muchas veces me han dicho que soy un loco por hacer algo que no se va a poder e igual lo he sacado adelante”. También menciona que estos proyectos no se empujan solos, sino con un equipo que comparte una visión.
McFarren, originario de Bolivia y con estudios en Estados Unidos, realizó en Santo Domingo y Santiago dos talleres sobre gestión de proyectos y mecanismos de financiamiento de organizaciones comunitarias sin fines de lucro. Allí participaron alrededor de 100 organizaciones de la sociedad civil, ONG y fundaciones. Estos eventos, incluyendo una conferencia sobre innovación en la elaboración y gestión de proyectos de inversión social, fueron auspiciados gracias a una alianza entre la embajada de Estados Unidos y la fundación Popular.
Cuando a McFarren se le cuestiona qué deben tener en mente las personas cuando quieren hacer un proyecto comunitario sin fines de lucro, su respuesta hace que parezca fácil. “Tienen primero que organizarse con la comunidad, saber lo que necesita. Después plasmarlo en un papel, no tiene que ser una cosa complicada es poner un resumen ejecutivo de cuál es el problema, cómo ven la solución”, explica.
Entonces pasan a conectarse con el Gobierno y las organizaciones que están trabajando en este campo, “para fortalecerse y crear mecanismos de financiamiento y apoyo”. “Si hay gente comprometida en las comunidades que dedican tiempo y pasión para buscar los recursos lo van a hacer, pero para eso tienen que tener su situación en orden. Si van a establecerse tener los papeles en orden y si van a armar una junta directiva involucrar a gente que puede ayudar a abrir puertas”, agrega.
Más sobre Peter McFarren
Peter McFarren es fotógrafo, periodista, cineasta y autor de 10 libros. En 1980, fundó la institución cultural privada más grande de Bolivia, Fundación Quipus. En 2008, asumió la dirección de la Fundación Interamericana de Cultura y Desarrollo en Washington. Ha sido conferencista sobre iniciativa empresarial, telecomunicaciones rurales y recaudación de fondos.
Empresas, individuos y la diáspora dominicana
Las organizaciones sin fines de lucros, precisamente, necesitan sustento económico que les permita sobrevivir. McFarren aclara que estas pueden y deben tener un sistema de cobro de los servicios que brinda, con la diferencia de que esos fondos serán reinvertidos en la misma organización, y no habrá accionistas a quienes entregarle ese capital.
Y otro asunto clave son las alianzas que tendrán las ONG con las empresas privadas, “y no es solo ir a ellas y pedir un cheque”. Agrega que cada vez son más las empresas involucradas en fundaciones y acciones de bien común en las comunidades donde desarrollan sus labores. Ese apoyo puede ser a través de auspicios para eventos, donaciones de materiales, proyectos o de voluntariado, donde esas entidades permiten que sus empleados dediquen parte de su tiempo a proyectos de ONG. Otros dos aspectos son el apoyo de personas físicas comprometidas con un bien social y sacarle más filo a la diáspora dominicana que pueda contribuir al desarrollo de las comunidades. “Por muchos años, muchas ONG dependían de ayuda internacional, de agencias multilaterales… Pero también hay que ver cómo se trabaja más con recursos que se crean nacionalmente, donde entren empresas e individuos”, apunta.