¿Estamos cerca del fin?

“Comienza la cuenta regresiva”, digo en voz alta. Así pienso titular el reportaje. Estoy en casa (los periodistas…

“Comienza la cuenta regresiva”, digo en voz alta. Así pienso titular el reportaje. Estoy en casa (los periodistas trabajamos donde nos llegue la inspiración; tenemos complejo de escritores). Mi madre, entre curiosidad y asombro, inquiere: “¿qué cuenta regresiva?”. La del fin del mundo, le contesto. Se ríe burlona y lo deja así. Entiende que es un brollo de trabajo y que no estoy libre para discusiones sobre el tema. 

Las teorías u opiniones encontradas sobre si este es o no el año en que se acaba el mundo (estamos en el 2012, para los que nos lean a futuro), cunden ahora con más certeza en República Dominicana, luego que el pasado cinco de enero, a las 5:35 a.m., nos sacudiera un temblor de 5,3 en la escala de Ritcher. El remeneo era ahora una confirmación de que el 21 de diciembre será el final de la humanidad, como lo establece, supuestamente, el Calendario del Largo Conteo Maya.

Los expertos en Matemática y Astronomía tatuaron en su sistema de medida del tiempo -hecho a la par con sus creencias religiosas- que esta fecha significaba el fin de la civilización humana. El respeto a las predicciones de esta cultura se debe a su genialidad; sólo echen un vistazo a la Pirámide de Chichén Itzá, ubicada en Yucatán, México.

El calendario Maya era cíclico, medible desde cuatro perspectivas: el Ciclo Sagrado o Tzolkin (20 meses de 13 días); el Solar o Haab (18 meses de 20 días, más uno de sólo 5); el Siglo Maya (empezaba cuando el inicio de ambos coincidía el mismo día); y la Cuenta Larga o Calendario de la Creación (que contaba el número de días transcurridos desde la creación (5.125 años).

“Según el calendario Maya, el año 1992, es el primero de los 20 años en el 13er baktun. (20 años es un unial. El calendario Maya llama a los últimos 20 años “el periodo de purificación de la Tierra”, recogido en un artículo publicado en la versión en español del periódico de corte independiente, La Gran Época. Aclaramos que el 21 de diciembre, es cuando termina la cuenta larga y se vuelve a empezar.

Cierto o falso, no se trata de las finales de un juego de béisbol. Estamos hablando de la destrucción del mundo. Es lógico que llame la atención de la gente y haya una reacción al respecto. Cuando buscas en la web sobre el tema en cuestión, no hay texto con menos de 10 comentarios al respecto, a favor o en contra, repudiando a los Mayas o atribuyendo el fin al Apocalipsis bíblico. Hay muchos que han aprovechado esta coyuntura para dejar saber su posición religiosa y adjudicarlo al día del Juicio Final, que se desata con la llegada de Cristo.

¿Quién dice la verdad?

Descifrar quien o quienes tienen la razón no es el objetivo de este reportaje, por más extraño que parezca. Para empezar, hay interpretaciones derivadas de esta teoría que no creen que haya un final per se, si no el inicio de una Nueva Era. “Los seres humanos entraran en una nueva civilización”, pero no entre llamas y explosiones.

Será una “transición espiritual”. Javier Cavallines, periodista y columnista de ciencias del periódico El Mundo, entiende que no es una profecía, sino ciclos proféticos: “Para los Mayas no sólo este (el 13) no iba a ser el último ciclo, si no que, como tenían un sistema de base 20, todavía quedarían 7 más para el presunto fin del mundo”. Cavallines tampoco cree que los Mayas hayan dicho que ésta sería la fecha del fin.

La NASA tampoco está totalmente de acuerdo con las predicciones de los Mayas. Don Yeomans, Investigador de la NASA, dijo en diciembre del 2011: “duerman bien el 21 de diciembre del próximo año (este año)”. Para ellos no hay ningún riesgo ese día.

Afirma que ciertamente, el sol se cruzará por delante del plano de nuestra galaxia, para el 21 de diciembre. Pero, esto es algo que sucede dos veces al año “y no hay ninguna fanfarria” aclara Yeomans. Además, hay otra hipótesis, una que indica una posible alineación de los planetas, que tendría un efecto gravitacional que afectaría la Tierra. Esto también se vaticina para este año. Los científicos de la NASA aseguran que no es así. Que no habrá ninguna alineación para el 2012.

Sin ánimos de desmeritar el conocimiento probado de esta cultura ancestral, hay una posible vinculación del miedo y las expectativas con el final que proyecta el calendario. Así lo asegura Sven Gronemeyer, académico de la Universidad de La Trobe, en Australia. “El ser humano parece estar atraído a las ideas apocalípticas y siempre asume lo peor” opina el especialista en cultura Maya, quien además compara esta conjetura con la que se tejió para el principio del año 2000 (que además marcaba el inicio de un nuevo siglo), el Y2K, aquel caos que tendrían los sistemas de todas las computadoras y que provocó que algunas personas decidieran anticiparse al fin, suicidándose.

El fin no ha llegado, pero ya nos afecta

El día del terremoto, hace exactamente 15 días, hubo pánico en nuestra mitad de isla. El Twitter quedaba corto para las expresiones de miedo por el inesperado sismo a tempranas horas de la madrugada. Como ya mencionamos, hubo quienes afirmaron, quizás en broma, que era una confirmación de la predicción Maya. En la red se puede palpar el alcance que ha tenido esta conjetura científica al nivel mundial. Y es que, sin que sepamos si es cierto, ya empieza a hacer estragos.

Roxana González, psicóloga especialista en psicomotricidad e hipnoterapeuta, coincide en cierto punto con Sven Gronemeyer, cuando sugiere que en el temor influye en su propagación y en que cada día se cobre más adeptos. En palabras simples, el ser humano podría estar proyectando sus miedos motivados en la catástrofe. “La gente se está aferrando al tema sobre el fin del mundo para esconder sus miedos. Los están proyectando, y una buena manera de disfrazarlos es decir “ah pero es que el mundo se está acabando. Estoy así por todos estos cambios”, explica la doctora.

Hay aspectos positivos y negativos que se derivan de estos cambios. Lo bueno es que, aquellos que por sus conocimientos comparten la teoría Maya y sus convicciones afirman que el 21 de diciembre es último día de sus vidas, están compartiendo más con sus familias, les dan menos valor a las cosas materiales, se dedican a una vida más espiritual. Hay otros que están descuidando sus responsabilidades, sin cuidar su salud. Esa es la parte negativa.

Estas reacciones, según la doctora Roxana, ocurren cuando se está ante situaciones sobre las que no se tiene el control, como un temblor de tierra, un tsunami o un huracán. Son fenómenos inexplicables, algunos impredecibles y que a su paso pueden llevarse lo que al hombre le ha tocado años construir. “No hay nada que asuste más al ser humano que sentir que no tiene el poder sobre las cosas”.

 

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