La doctora Nancy Álvarez, sicóloga, sexóloga y terapista familiar que ha incursionado exitosamente en la televisión en español más importante de los Estados Unidos, estuvo recientemente de visita en el país.Hace unos días, Nancy escribió un artículo titulado “¡Auxilio, destruyen las playas de mi país!”, en el cual narra que durante años denunció cómo la única playa de la ciudad de Santo Domingo, Boca Chica, una de las playas más bellas del país, fue sufriendo un proceso de contaminación acelerada que la llevó a convertirse en un escenario para actividades ilegales, prácticas inmorales y criminales como la venta de drogas, el abuso sexual infantil y la prostitución.
Nancy sale al frente a quienes le critican que escriba sobre estos temas bajo la creencia de que con ello se le hace daño al país. Sostiene, y tiene toda la razón, que los que sí hacen daño al país son los que patrocinan este tipo de actividades que no sólo afectan el medio ambiente, sino que violentan el derecho de propiedad privada y atentan contra la sostenibilidad y el crecimiento de uno de los sectores más importantes de la economía dominicana: el turismo.
Escribió sobre ese tema porque la semana anterior estuvo en la playa de Bávaro, La Altagracia, y pudo ver con sus propios ojos lo que habíamos escrito el pasado 24 de junio en nuestro artículo de los lunes en elCaribe, titulado “Preguntas de un ignorante”.
Nancy narra cómo “en plena playa, invadiendo el paso de los turistas, obligándolos a tirarse al mar si quieren pasear por ahí, se han construido casuchas llenas de mucha inmundicia, alcohol y basura. Muchos piensan que quienes han construido estas casuchas son pobres padres de familia…nada que ver. Ese día observé cómo los verdaderos dueños de las casuchas parqueaban lujosos carros en las tierras del dueño de esa parcela, entran y salen por sus terrenos y las autoridades del país le impiden (a los dueños de la parcela) poner una cerca en sus tierras. Pero esto solo es el principio de esta barbarie. Fui a tomar fotos y la cantidad de cosas que me dijeron se consideran hoy abuso sexual y acoso: mamacita tú sí que estas buena, si como caminas cocinas guárdame el concón. Y eso que a mí me fue bien; me cuentan que a varias turistas le han bajado el bikini dejándolas desnudas y tienen que correr al mar. Venden ron a cualquier hora y a cualquier persona, aún sea un menor, y a una persona conocida le ofrecieron drogas ilegales”.
La afamada productora de televisión sigue narrando su experiencia: “¿Se sorprenden? Falta más.
Una de las casetas está construida casi dentro de la playa, como pueden apreciar en las fotos; los turistas y quienes deseamos caminar a la orilla de la playa tenemos que subirnos sobre los sacos de arena, pudiendo caernos y rompernos una pierna. Parece ser que ellos son los dueños de Bávaro.
Esa zona de las casuchas está sucia, llena de vidrios, botellas, basura que contamina y daña los corales y la playa…contrastando con la limpieza de la orilla a sólo algunos metros, gracias al esfuerzo del hotel cinco estrellas que queda a solo metros (vean las fotos de nuevo). Pero más aun, han construido baños con inodoros que descargan las heces fecales y la orina en la hermosa playa.
Además de toda su basura, hay cilindros de gas propano (se pueden ver en las fotos) “instalados” en las casuchas, pudiendo provocar un incendio y muchas muertes”.
La doctora Álvarez continúa: “En la República Dominicana, la Suprema Corte de Justicia le dio la razón a una invasión de terrenos privados, donde grandes jerarcas de esa zona, militares de alto rango y funcionarios del gobierno, construyeron unas casuchas a pocos metros de un hotel cinco estrellas (El Iberostar) y frente a unos terrenos privados que pertenecen a los dueños de dichos terrenos por más de 50 años, cuando el turismo no existía y esas playas estaban llenas de matas de coco y sin ningún hotel.
Aun invadido en sus tierras, el dueño de los terrenos debe pagar al Estado impuestos por ellas, mientras esta situación le impide vender ni construir nada en su propiedad. Esto es violencia”.
Las palabras y las fotos tomadas por Nancy Álvarez que hoy le presentamos deberían ser suficientes para que el Estado dominicano reclame su derecho de hacer valer la ley para todos.
Es cierto que hay decenas de “padres de familia” que laboran en esas casuchas que se verían transitoriamente afectados por el traslado a espacios donde sus actividades lícitas no degeneren en daños medioambientales ni en violaciones del derecho de propiedad privada que limitan el desarrollo del sector que más divisas genera en la economía dominicana.
Pero otros cientos de “padres y madres de familia” podrían conseguir trabajo si en los terrenos afectados se construyese un hotel de 600 habitaciones, capaz de crear 400 empleos directos y 1,200 indirectos.
Si realmente queremos lograr que el turismo vuelva a convertirse en la locomotora del crecimiento, mejorar la calidad de la oferta que ofrece el sector y estimular nuevas inversiones en un sector donde el dinamismo se ha ausentado, el respeto de la ley es el mejor punto de partida.