Inflamación crónica, peligros y complicaciones

Cuando escuchamos la palabra inflamación, por lo general nos viene una imagen negativa a la mente.

Cuando escuchamos la palabra inflamación, por lo general nos viene una imagen negativa a la mente. La verdad es que la inflamación es una reacción automática de nuestro cuerpo para protegernos.

Nuestro sistema inmunológico produce anticuerpos cuya función es atacar y matar las células dañinas en el área afectada. Cuando el organismo funciona como debe, este proceso se descontinúa una vez que el problema desaparece. El problema se presenta cuando este ataque no desaparece y se torna en inflamación crónica o sistemática.

Según  Alejandro Cambiaso Rathe, especialista en medicina familiar y preventiva  y gerente de la Unidad de Salud Preventiva de la Plaza de la Salud, hablamos de inflamación  crónica cuando ésta se mantiene fuera de control y se activa de manera continua, favoreciendo la aparición de enfermedades y complicaciones médicas.

La inflamación constante empieza a dañar los tejidos del área afectada. Si la inflamación se encuentra en el riñón, la persona puede resultar con problemas renales; si la inflamación es en el corazón, puede resultar en problemas cardiacos. La artritis también se puede entrelazar con esta condición. La inflamación acrónica no se contiene a un área específica–es general. Por esta razón, una persona que sufre de esta condición puede desarrollar varios problemas de salud, sin darse cuenta que todos provienen de la misma fuente: inflamación acrónica.

De acuerdo con el experto, la inflamación crónica pasa desapercibida en muchas ocasiones, por lo que es importante realizarse evaluaciones médicas preventivas. La mayoría de las personas viven con procesos de inflamación silente que les ocasionan condiciones comunes como procesos gripales recurrentes, fatiga crónica, sobrepeso, gastritis, colitis y, a pesar de someterse a tratamientos convencionales, no logran el estado de salud deseado. También puede manifestarse como ansiedad, apetito insaciable y fuera de control, aumento del tejido adiposo, falta de energía y depresión. Por esta razón, el estudio de la inflamación celular y su abordaje ha llevado a los expertos a entender que las enfermedades no son fenómenos que afectan un solo órgano, sino al cuerpo en su conjunto, por lo que los tratamientos médicos deben estar dirigidos y enfocados en proporcionar beneficios sistémicos y atacar la raíz del problema que, en la mayoría de los casos, es precisamente la inflamación crónica a nivel celular.

Otros problemas que ocasiona

Enfermedades del sistema inmune (defensa del cuerpo, endocrino metabólicas (síndrome metabólico, diabetes, obesidad), envejecimiento precoz y muchos tipos de cánceres son otras de las enfermedades que puede desencadenar la inflación crónica.  Muchos autores afirman que ocho  de cada 10 enfermedades son producto, en diferentes medidas, de la inflamación crónica celular.

Según Cambiaso Rathe, para evitarla debemos crear una conciencia preventiva, empoderándonos de nuestra salud, realizándonos evaluaciones médicas destinadas a evitar o detectar patologías en sus inicios, llevando una buena alimentación e hidratación, cuidando el balance bioquímico del cuerpo, consumiendo vitaminas ortomoleculares, realizando ejercicio físico y de relajación de manera rutinaria, promoviendo una adecuada oxigenación celular, evitando los hábitos tóxicos, la automedicación y el uso irracional de medicamentos. “Hoy día estamos en contacto con muchos contaminantes, derivados de petróleo y sustancias inorgánicas que nuestro cuerpo no tiene cómo desechar, por lo que se requieren de tratamientos de medicina avanzada para estos fines”, dijo.

La dieta para evitar esta patología

La Asociación Americana de Cardiología y publicaciones como la Revista Americana de Nutrición Clínica, entre otros, sugieren, de modo general, un papel pro-inflamatorio en algunos alimentos como los carbohidratos refinados, grasas saturadas, carne roja, alimentos procesados y hábitos tóxicos como el cigarrillo y el alcohol, que son disparadores de inflamación. Sin embargo, incluyen como alimentos antiinflamatorios el aceite de oliva, granos integrales, omega 3, vegetales verdes, frutas, entre otros.

En la actualidad estamos llamados a la nutrición personalizada, existiendo pruebas de intolerancia alimentaria que nos permiten elaborar planes de alimentación en base a los alimentos que toleramos mejor, ayudando a reducir la respuesta de la inflamación crónica y colaborando a fortalecer nuestro sistema inmunológico, eficiencia metabólica y capacidad de auto sanación.

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