Cuando el laureado cantautor Juan Luis Guerra se presentó por primera vez en diciembre de 1992 en el único escenario dominicano que ha soportado sus grandes conciertos (el imponente Estadio Olímpico) desde entonces, la bachata comenzaba a tener categoría diplomática en escenarios internacionales gracias al éxito comercial de su disco Bachata rosa (1991).Fue con este mismo álbum que vendió, para esa época, más de 9 millones de copias, obtuvo el éxito internacional llenando estadios y coliseos a toda capacidad en diferentes lugares de Estados Unidos, Latinoamérica y Europa, y conquistó su primer premio Grammy.
Desde entonces, no importa que la economía esté mala, o que la bachata y el merengue se disputen el primer puesto en la preferencia del público, el espigado artista ha recibido el respaldo de la fanaticada en sus presentaciones en la estructura deportiva capitalina.
Y como cosa del destino, en esta oportunidad regresa al Estadio Olímpico (16 de junio, de la mano de la empresa Orange Dominicana) en momentos en que la bachata domina el mercado. “Lo que veo es que le ha llegado su turno a la bachata, esto no quiere decir que el merengue no vuelva a tener su turno, creo que es algo cíclico y cada vez que vamos a los lugares, por ejemplo a Australia, yo no puedo decirte cual tiene más fuerza en un repertorio nuestro, entre una bachata o un merengue… ”, sostuvo.
Reconoció que en la actualidad hay grandes representantes de la bachata, como Romeo Santos y Prince Royce, que están haciendo muy buen trabajo y llevando el género por otros lugares. “Tienen un estilo de cantar muy propio y han rejuvenecido la bachata en cierto sentido. Están haciendo un buen trabajo y los felicito a ambos, los dos son los máximos representantes de la bachata en el extranjero”, afirmó.
Fiel defensor del merengue
“Pero tenemos que tener fe en nuestro merengue, es la música más alegre, por lo menos la que yo conozco. Nada alegra más a un público que un buen merengue y tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra música”, consideró.
Aunque es un fiel defensor del ritmo de la güira y la tambora, el otrora ritmo del amargue sigue siendo una estampa que muchos artistas prefieren de él.
Su más reciente colaboración ha sido con Miguel Bosé. Una bachata de la autoría del cantante español, en la que dijo se sintió en sus aguas.
“Creo que he caído en gracia. Me buscan de muchos lados”, confesó el intérprete de “Visa para un sueño”, antes de mencionar que ha estado produciéndole a la leyenda de la canción mexicana Vicente Fernández.
Y es esta faceta de productor la que lo ha mantenido ocupado últimamente, a parte de su gira. En estos días, el primer disco que produce fuera de su banda ha sido el compacto de Juanes, trabajo que catalogó como una experiencia maravillosa. “Creo que somos como hermanos, lo veo como mi hermano menor… es un unplugged maravilloso, estoy completamente feliz y él también, creo que la carrera de Juanes va para arriba y que lo mejor está por venir, como siempre le digo”, dijo.
Sin duda, Juan Luis es una de las figuras más solicitadas por otros artistas, aunque desde hace cinco años espera hacer una bachata con Paul McCartney.
“Es de gran agrado que los compañeros quieran grabar conmigo. Hace poco hice un tema con Milly (Quezada), pero veremos más adelante de más colaboraciones con artistas dominicanos”, dijo en respuesta a las solicitudes locales.
Dice que no le falta nada en la vida
Juan Luis Guerra supo responder a su manera cada una de las preguntas del batallón de periodistas que lo esperó en el nuevo edificio de Orange Dominicana, de la avenida Núñez de Cáceres. A veces con una actitud seria y breve como cuando opinó sobre el matrimonio gay. “El ser humano tiene libre albedrío, aunque yo no esté de acuerdo, yo tengo mi forma, y mi forma está basada en lo que dice la palabra de Dios (…), pero el ser humano tiene libre albedrío de elegir lo que quiere y eso hay que respetarlo”, respondió.
O un poco relajado cuando recordó los momentos más emotivos de su gira, la cual inició el pasado año (12 de junio). “…Ver a los australianos cantar merengue y bachata es algo que no habíamos visto nunca… o ver a los japoneses cantar una canción en español bien, sin acento, es una cosa que hay que oírlo”, contó.
También dijo que lo único que le faltaba en la vida era conocer a Dios, “y lo conocí hace 18 años. Creo que después que Él llegó ha ido añadiendo todas las cosas, y su palabra me sostiene”.