La “fuente del mal social: la Justicia”

En “La tentación de lo imposible”, (2004, Santillana, Punto de Lectura), Vargas Llosa estudia a fondo “Los Miserables” de Víctor Hugo. Es un ensayo breve donde muestra un profundo conocimiento de la vida del gigante francés y un desmesurado&#82

En “La tentación de lo imposible”, (2004, Santillana, Punto de Lectura), Vargas Llosa estudia a fondo “Los Miserables” de Víctor Hugo. Es un ensayo breve donde muestra un profundo conocimiento de la vida del gigante francés y un desmesurado amor por su obra cumbre.

Según el nobel peruano-español, Hugo fue tan prolífico que “dejó a la posteridad una montaña tal de escritos que, sin dudas, nadie ha leído ni leerá nunca de principio a fin”, pág. 12. Además, de que “tuvo una de las más ricas y aventureras existencias de su tiempo”, donde se las arreglo “para estar en el centro de la historia viva como protagonista o testigo de excepción”, (p.13).

“Los Miserables”, para el autor, la “última gran novela clásica”, tiene ocho capítulos. El quinto contiene un subtema titulado: “Fuente del mal social: la Justicia”, páginas 154-156, el cual merece ser citado sin comentarios y casi íntegramente. Veamos:

“…si en lo concerniente a las divisiones económicas, la distribución de la renta y las condiciones del trabajo en la sociedad ficticia sólo tenemos una idea algo confusa sobre las incidencias que ellas tienen en la miseria y el sufrimiento, hay un aspecto, en cambio, en el que la novela es meridiana: cuando señala como causa mayor de injusticia e infelicidad la ley y los sistemas encargados de aplicarla y de castigar a sus infractores; es decir, los tribunales y las prisiones”, y luego agrega: “Los Miserables deja al lector con la impresión de que el poder judicial y el sistema penitenciario son el talón de Aquiles de la civilización, los mayores responsables de las iniquidades sociales. En este mundo el hombre nace bueno y la sociedad se encarga de malearlo con sus instituciones inhumanas y sujetas a error. Por eso el individuo se siente en esta sociedad amedrentado y amenazado, como Jean Valjean…”

Y también: “La ley es cosa humana y se aparta más que coincide con la justicia (…) Los yerros de la ley son múltiples. Las penas, desproporcionadas a las faltas, como que se condene a un hombre a cinco años de prisión por haber robado un pan (…) Las penas, de carácter abstracto, no tienen en cuenta el contexto social del delito, como el hambre y la necesidad que deberían considerar atenuantes del robo; son leyes, además, infectadas de prejuicios de sexo y moral (…)”.

Y, para finalizar, “el sistema judicial que aplica estas leyes es pasible de error y los tribunales funcionan como un espectáculo farsesco …las leyes son injustas y los tribunales se equivocan o exceden…”. Y, “aún más grave es el sistema penitenciario, que ejercita impunemente la crueldad y fomenta el delito adiestrando al delincuente”, en este sistema “el preso es tratado como una bestia dañina, sin piedad, convertido en objeto de execración pública…”.

Visite un tribunal penal y después una cárcel (le recomiendo “La Victoria” o “El 15 de Azua”) y luego: “Sea usted el jurado”.

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