Proceso habilitación docente (2 de 2)

En el artículo anterior comentamos la significativa migración laboral que ha estado dándose desde otras carreras, al sector educativo nacional. Al parecer, este fenómeno responde a los problemas generales de desempleo que enfrenta el país, por…

En el artículo anterior comentamos la significativa migración laboral que ha estado dándose desde otras carreras, al sector educativo nacional. Al parecer, este fenómeno responde a los problemas generales de desempleo que enfrenta el país, por un lado; y por el otro, al proceso de dignificación y desarrollo de la carrera docente, al crecimiento de la demanda de maestros, producto de las nuevas políticas públicas para garantizar el acceso a la educación a todos los niños dominicanos y al nuevo modelo de jornada escolar extendida.

El proceso de Certificación Docente para la validación de estos maestros en temas pedagógicos específicos, representa una primera garantía de que esta inserción se está llevando a cabo a partir de los principios, fines y propósitos de la educación dominicana. El programa va dirigido a la formación de los docentes que trabajan en el Sistema sin tener título en el área de Educación, pero ostentan el grado de licenciatura o su equivalente en otra área. También pueden entrar en el proceso, aquellos que poseen título de Bachiller, Perito y/o Tecnólogo y que han ingresado al Sistema a impartir asignaturas técnicas especializadas.

El programa privilegia metodologías y estrategias vinculadas con la práctica en los niveles y modalidades en que enseñan estos docentes, y hace hincapié en la recuperación crítica del valor y contenido de las experiencias que ya poseen estos docentes. (Ordenanza 3´2001). El Programa se estructura en tres bloques: bloque de Orientación, bloque de Especialización y bloque de Profundización; en total, el plan de estudios establece 28 créditos, y se ofrece actualmente en varias universidades nacionales, a través del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam).

Como todos los procesos, que son hoy parte del entramado complejo que constituye el Sistema Educativo dominicano, este programa tiene oportunidades de mejora, sobre todo de cara a los compromisos asumidos en el Pacto Nacional para la Reforma Educativa, que consigna un capítulo completo a la figura del docente, su formación, su desarrollo personal y profesional, así como sus condiciones de vida y trabajo.

Definitivamente, es un proceso social interesante y desafiante para los que gestionamos educación. Ojalá que, a través de los concursos anuales, sigamos insertando jóvenes talentosos al Sistema, que a través de la Certificación Docente y otros procesos de formación y evaluación, puedan constituirse en maestros líderes e inspiradores de nuestros niños.

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