Salvación urbana

Una ciudad “posible” prometía Roberto Salcedo cuando se lanzó por la alcaldía capitaleña. Nunca me quedó claro qué significaba concretamente. ¿Una ciudad limpia, ordenada, que no agreda permanentemente a los munícipes?  Andamos muy lejos&#823

Una ciudad “posible” prometía Roberto Salcedo cuando se lanzó por la alcaldía capitaleña. Nunca me quedó claro qué significaba concretamente. ¿Una ciudad limpia, ordenada, que no agreda permanentemente a los munícipes?  Andamos muy lejos de esa meta, a tres periodos de municipalidad peledeísta. Lo testimonian la suciedad, el imposible tráfico vehicular, el ruido y la delincuencia aunque, valga reconocer, el grueso de estos males sobrepasa la competencia del ADN. Sospecho que aquella ciudad “posible” es la de los excelentes gimnasios libres, restaurados parques y propuestas recreativas de temporada como la “playa” de Güibia y el flamante “parque de luces”. Innegablemente son oasis en esta urbe desierta de civismo, orden y seguridad; su mínima salvación.

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