Siempre doy por supuesto que el dominicano es persona que ha defendido siempre su patria, heroicamente, por percibirla como tal, en cada una de las fases de la historia de su identidad como nación.Hay ahora intereses que me molestan por su ocupación de que percibamos a Haití como enemigo, originados por autodefinidos patriotas que apoyan una sentencia de tribunal supremo, absurda e inconstitucional, versus otros tildados de enemigos de la patria, entre los cuales me encuentro, a quienes se nos llama traidores.
Esta vez retomo el tema porque quisiera saber lo que harían nuestros patriotas durante y después de que nos enfrasquemos en lucha por la soberanía dominicana contra Haiti. Debemos suponer, por nuestra superioridad bélica, la derrota de Haití, tal como la supuso Haití en 1844.
El efecto de ganar o perder tan absurda guerra es el mismo: la unificación de la isla bajo el mando de uno de los dos gobiernos.
Es decir, si derrotaremos a Haití, o ellos nos derrotaren, quedaría unificada la isla, sin que ninguno de los dos Estados pudiere gobernar al otro sin la intervención de las Naciones Unidas, ni nosotros matar a todos los haitianos. Ni los haitianos tampoco podrían empezar nueva cacería de blancos ni de dominicanos, en su mayoría mulatos con herencia negra.
Hay que tener sensatez. La coexistencia se cae de la mata. Ella solita, diciéndole a los pseudo patriotas lo imbéciles que son.
Nosotros tenemos que regular el tráfico. No necesitamos hacer guerra. La soberanía nos da derechos de regulación de la migración, no nos da derechos de exterminio ni de guerra. Si queremos buscar culpables, la guerra tiene que ser judicial, contra quienes creemos o sabemos culpables de lo que rechazamos aquí y en Haití, pues los culpables son los compradores y vendedores de mano de obra quasi esclava, aquí y en Haití. Los que han pagado y quienes recibieron dineros en una trata esclavista de muchos años.
Desvíen, patriotas, su lucha hacia donde hay que ser justicieros. Hacia los legisladores que pasaron piezas jurídicas absurdas, hacia el Porder Judicial que también hizo absurdideces, hacia los administradores del Estado Dominicano que pagaban a entes del gobierno haitiano sumas fabulosas de dinero para el comercio de sus paupérrimos ciudadanos, y hacia los empresarios, quienes en vez de pagar salarios justos a los desempleados dominicanos, han preferido entregar dineros a los administradores del delincuente Estado Dominicano, cuyas autoridades utilizaron para enriquecimiento personal.
No señor. Haití siempre ha sido nuestro principal aliado. Dejen ustedes, fanáticos y falsos patriotas, de promover odios contra dominicanos que de haitianos descienden.