Con las presidenciales de este domingo, el pueblo dominicano celebrará  los comicios  número  44 para  escoger a las autoridades del Poder Ejecutivo con el  sistema de voto directo para el período  constitucional 2012-2016.  El primer presidente dominicano electo en comicios fue Manuel Jiménes, en 1848. El primer presidente, general Pedro Santana, fue  designado por el Congreso Constituyente de San Cristóbal, que votó la primera Constitución dominicana el 6 de noviembre de 1844. Desde entonces los dominicanos han visto a presidentes electos por comicios electorales, por disposición constitucional y por golpes de Estado.  A 168 años de su proclamación (27 de febrero de 1844), el país sólo ha logrado organizar  43 comicios por medio del voto directo.

Buenaventura  Báez fue electo presidente  en 1849,  Pedro Santana, dos veces, en 1853 y 1859, José  María Cabral, 1866,  Ignacio María González, dos veces,  1874 y 1878, Ulises  Francisco  Espaillat, 1876,  Cesáreo Guillermo, 1879, Fernando Arturo de Meriño, 1880,  y Ulises (Lilís) Heureaux, electo presidente cinco veces,  por primera vez  en 1882 y en 1887, 1889, 1893, y 1897. Lilís, al asumir el poder por segunda vez en 1887, rompió con el líder del Partido Azul, Gregorio Luperón, impuso una reforma constitucional para extender de dos años a cuatro años el período presidencial y la reelección presidencial sin límite.

Francisco Gregorio Billini, fue electo en 1884, Juan Isidro Jiménes, dos veces, en 1899 y 1914, Alejandro Woss y Gil en 1903, Carlos Morales Languasco en 1904, Ramón Cáceres, 1908, Eladio Victoria, 1912,  Horacio Vásquez, 1924. Rafael Leónidas Trujillo Molina, fue electo cuatro veces presidente, en 1930, 1934, 1942 y 1947. El 16 de mayo de 1930 sin competencia porque la represión militar provocó el retiro de los candidatos de la oposición a Trujillo: Federico Velásquez y Angel Morales. Jacinto B.  Peynado,  fue electo en 1938,  Héctor Bienvenido Trujillo, dos veces, 1952 y 1957, en las dos ocasiones con el respaldo del dictador Trujillo. Juan Bosch, en 1963, escogido en las primeras elecciones democráticas tras la caída de la  dictadura trujillista (1930-1961) y Joaquín Balaguer, seis veces, 1966, 1970, 1974, 1986, 1990 y 1994. Antonio Guzmán Fernández, 1978; Salvador Jorge Blanco, 1982. Leonel Fernández, tres veces, 1996, 2004 y 2008, e Hipólito Mejía,  en el año 2000. Un  país con una historia de elecciones amañadas o farsas electoreras, las de este domingo entran al pequeño conjunto de las más democráticas.

Es entendible que los partidos políticos den lo mejor de ellos para ganar la simpatía del electorado. Se comprende perfectamente que traten de seleccionar su mejor personal para lanzar sus candidaturas. Se asume como derecho legítimo que inviertan la mayor cantidad de recursos económicos posibles para persuadir a la población de que son la mejor opción o el punto más cercano entre la solución de los problemas y la ciudadanía. Es válido que para alcanzar sus fines, usen los más variados métodos para la promoción de sus programas de gobierno o los perfiles de sus candidatos. Hasta se puede entender perfectamente que toquen distintas puertas para conseguir respaldo económico de distintos sectores, siempre en el marco de lo que establece la ley. Pueden, además, valerse de encuestas y mediciones que les orienten al momento de definir sus grandes políticas de acercamiento a los ciudadanos de modo que sus iniciativas den en el clavo, lo que se ha de reflejar el 20 de mayo en la noche cuando la Junta Central Electoral dé a conocer los candidatos ganadores.

Desilusión

Lo que no se entiende es que estos hombres y mujeres, por lo demás con experiencia y suficiente calidad para ocupar los puestos que representan se vayan a un lenguaje  inadecuado para desmeritar a sus opositores. O que en base a situaciones indemostrables trasciendan la cordura política para ganar adeptos. Tampoco puede asimilarse como válido que se proyecte la supuesta excelencia de una candidatura desacreditando a sus adversarios. Mucho menos tratan de obtener el favor de la ciudadanía en base a un lenguaje temerario que asuste a los dominicanos frente a la pasibilidad de ganar o perder que tengan los candidatos. La población siempre se ha comportado de la mejor manera, incluyendo el momento de hacer las filas para votar en unas elecciones. Esa  misma población tras cumplir con su deber se retira religiosamente a su casa a esperar los resultados. Son los líderes de los partidos políticos que en ocasiones con sus actitudes inadecuadas generan problemas que terminan en hechos lamentables. El 20 de mayo el pueblo dominicano tendrá una vez más la posibilidad de elegir a sus autoridades. Seguro que una vez más nuestra gente tendrá un comportamiento ejemplar. Los partidos, que asuman al más alto nivel su compromiso. Es lo menos que deben garantizarles a los dominicanos.

El exalcalde y dirigente reformista José Enrique Sued decidió ofrecer su apoyo “circunstancial” al Partido Revolucionario Dominicano y su candidato Hipólito Mejía para las elecciones de mayo próximo.

Sued hace el anuncio horas después de que su partido, el Reformista Social Cristiano sellara un acuerdo para  respaldar al candidato del Partido Liberación Dominicana, Danilo Medina.

Explicó que había esperado que este acuerdo institucional se materializara, por lo que ya  ha cumplido con su palabra. “De ahora en adelante yo estoy consciente, firme  y decidido de qué camino voy a tomar, y he decidido dar mi apoyo circunstancial a la candidatura de Hipólito Mejía”.

Sin embargo, precisó que no va a dejar a su partido, sino que tanto él como otros dirigentes  tomarán ese mismo camino. Al momento de ser consultado por El Caribe vía telefónica,  dijo que se encontraba reunido con 12 dirigentes de mucha valía y desde ayer iniciaron contactos con sus seguidores.

El exalcalde del municipio de Santiago formalizará su apoyo al candidato del PRD en acto que se realizará que en los primeros días de marzo.

Se recuerda que Sued ha dicho en reiteradas ocasiones que aunque le guarda respeto y lealtad al presidente Leonel Fernández, no respaldará la candidatura de Danilo Medina, a quien le atribuye su derrota, ya que el actual candidato peledeísta y sus seguidores en Santiago respaldaron al actual alcalde Gilberto Serulle.