Soberbia, la personalidad del “nieto”. Se manifiesta desafiante y proyecta un perfil psicológico inclinado al orgullo, la petulancia y el desdén por el sentimiento ajeno. Personas con la a todas luces sobredimensionada auto estima del “nieto”, reúnen las condiciones para alzarse con el santo, la limosna y todo cuanto puedan, en conformidad con las odiosas “48 leyes del poder” del conocido libro de igual nombre, al sobrarles cinismo y falta de escrúpulos. Si respetara al país, “el nieto” pidiera perdón, compungido y reverente, por la sangrienta y opresora era trujillista. Criado sin noción de humildad y empeñado en distorsionar la realidad pasada y presente bajo objetivos presumibles, se conduce con absoluta altanería e indolencia. ¡Cuánto descaro!

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