Mary Peláez: un error lo comete cualquiera

A la condenada por lavado de activos, una de las 306 internas de Najayo-mujeres, le brota la felicidad cuando dice que es la mejor de su clase de Derecho.

Mary Peláez: un error lo comete cualquiera

“Un error lo comete cualquiera, lo importante es tener la voluntad de poderse levantar y la honestidad de decir, sí me equivoqué”, dice Mary Peláez, quien visiblemente emocionada exhorta a las jóvenes a seguir adelante, mientras da un testimonio&#

Mary Peláez: un error lo comete cualquiera

“Un error lo comete cualquiera, lo importante es tener la voluntad de poderse levantar y la honestidad de decir, sí me equivoqué”, dice Mary Peláez, quien visiblemente emocionada exhorta a las jóvenes a seguir adelante, mientras da un testimonio&#

A la condenada por lavado de activos, una de las 306 internas de Najayo-mujeres, le brota la felicidad cuando dice que es la mejor de su clase de Derecho. “Un error lo puede cometer cualquiera, no importa cuántas veces sean, lo importante es que tengan la voluntad de poderte levantar y la honestidad de decir, sí me equivoqué, siempre con el deseo de demostrar qué tanto puedes aprender de ti misma y qué tanto puedes superarte”, dice Mary Peláez, quien visiblemente emocionada exhorta a las jóvenes a seguir adelante.

La interna, que para poder hablar requirió de un permiso de las autoridades,  indicó además que “todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, a una tercera, a una cuarta a una quinta…todo el mundo tiene derecho a empezar de nuevo, dar el todo por el todo, y darse cuenta que se equivocó, y a darse cuenta que realmente necesita ser aceptado, no solo en la sociedad sino también a nivel familiar, a nivel espiritual, en todo momento nosotros nos damos cuenta que necesitamos algo más profundo, llevar nuestras raíces para poder crecer con un tronco más fuerte”.

Explicó que comparte todo con las demás internas en un pabellón regular. Actualmente es encargada de aeróbicos, participa en las actividades deportivas, y es encargada de modelaje.

Cuando se le preguntó si cree que la sociedad le dé una segunda oportunidad dijo: “Yo espero que la sociedad lo haga, pero yo sé que Dios me la dio, ya con eso para mí es suficiente; no te puedo decir que estoy arrepentida porque entiendo que no maté a nadie, no le hice daño a nadie, pero he aprendido mucho, he madurado mucho, he tenido muchas experiencias que quizás fueron tristes y marcaron mi vida en un momento determinado, pero gracias a Dios me sirvieron para crecer”. Aconsejó a las personas que deben llevarse de su corazón, nunca hacerle daño a nadie, y ayudar a los demás.  Peláez hablo en la cárcel de Najayo-mujeres.

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“Un error lo comete cualquiera, lo importante es tener la voluntad de poderse levantar y la honestidad de decir, sí me equivoqué”, dice Mary Peláez, quien visiblemente emocionada exhorta a las jóvenes a seguir adelante, mientras da un testimonio de vida.  

A la condenada por  lavado de activos, una de las 306 internas de la cárcel Najayo Mujeres, le brota la felicidad cuando dice que es la mejor de su clase de Derecho y que tiene un promedio de 4.00.

“Todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, a una tercera, a una cuarta, a una quinta…todo el mundo tiene derecho a empezar de nuevo, darse cuenta que se equivocó y a darse cuenta de que realmente necesita ser aceptado, no solo en la sociedad sino también a nivel familiar, a nivel espiritual, en todo momento nosotros nos damos cuenta que necesitamos algo más profundo”, indicó.

Para hablar la interna requirió de un permiso de las autoridades.

Explicó que comparte todo con las demás internas. Actualmente es encargada de aeróbico, participa en las actividades deportivas y está apoderada de las acciones de modelaje.

Cuando se le preguntó si cree que la sociedad le dé una segunda oportunidad dijo: “Yo espero que la sociedad lo haga, pero yo sé que Dios me la dio, ya con eso para mí es suficiente, no te puedo decir que estoy arrepentida porque entiendo que no maté a nadie, no le hice daño a nadie, pero he aprendido mucho, he madurado mucho. Muchas experiencias que quizás fueron tristes y marcaron mi vida en un momento determinado gracias a Dios me sirvieron para crecer”.

Explicó que las personas deben llevarse de su corazón y nunca hacerle daño a nadie y ayudar a los demás. Manifestó que ella no cuenta los días que le faltan porque viviría en agonía.

Peláez habló durante y después de la celebración del octavo aniversario del nuevo modelo de gestión en la cárcel de Najayo-Mujeres.

Una obra de teatro emocionante relativa a la realidad de los feminicidios, un modelaje con  vestidos hechos por la internas con plástico e hilo, bailes y canciones, fueron parte de las actividades que profesionalmente realizaron las reclusas. En una esquina del salón, se exhibían las piezas tejidas a manos, pasteles y galletas, al igual que todos los demás objetos que se confeccionan allí.    

Las actividades se desarrollaron en presencia del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, que visitó este jueves los tres centros carcelarios de Najayo.  

Quejas

Pero la alegría no era de todas, dos extrajeras han tenido que sufrir en cárceles dominicanas la muerte de alguno de sus seres queridos. Mientras cuentan sus historias lloran y dicen sentirse incomprendidas porque no pueden comunicarse con efectividad con nadie, no saben hablar español y el personal de centro inglés.

Además se quejaron de que fueron condenadas a 10 años de prisión por tráfico de drogas y llevan siete cumplidos y los jueces no quieren darle la libertad condicional.


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“Un error lo comete cualquiera, lo importante es tener la voluntad de poderse levantar y la honestidad de decir, sí me equivoqué”, dice Mary Peláez, quien visiblemente emocionada exhorta a las jóvenes a seguir adelante, mientras da un testimonio de vida.  

A la condenada por  lavado de activos, una de las 306 internas de la cárcel Najayo Mujeres, le brota la felicidad cuando dice que es la mejor de su clase de Derecho y que tiene un promedio de 4.00.

“Todo el mundo se equivoca, todo el mundo tiene derecho a una segunda oportunidad, a una tercera, a una cuarta, a una quinta…todo el mundo tiene derecho a empezar de nuevo, darse cuenta que se equivocó y a darse cuenta de que realmente necesita ser aceptado, no solo en la sociedad sino también a nivel familiar, a nivel espiritual, en todo momento nosotros nos damos cuenta que necesitamos algo más profundo”, indicó.

Para hablar la interna requirió de un permiso de las autoridades.

Explicó que comparte todo con las demás internas. Actualmente es encargada de aeróbico, participa en las actividades deportivas y está apoderada de las acciones de modelaje.

Cuando se le preguntó si cree que la sociedad le dé una segunda oportunidad dijo: “Yo espero que la sociedad lo haga, pero yo sé que Dios me la dio, ya con eso para mí es suficiente, no te puedo decir que estoy arrepentida porque entiendo que no maté a nadie, no le hice daño a nadie, pero he aprendido mucho, he madurado mucho. Muchas experiencias que quizás fueron tristes y marcaron mi vida en un momento determinado gracias a Dios me sirvieron para crecer”.

Explicó que las personas deben llevarse de su corazón y nunca hacerle daño a nadie y ayudar a los demás. Manifestó que ella no cuenta los días que le faltan porque viviría en agonía.

Peláez habló durante y después de la celebración del octavo aniversario del nuevo modelo de gestión en la cárcel de Najayo-Mujeres.

Una obra de teatro emocionante relativa a la realidad de los feminicidios, un modelaje con  vestidos hechos por la internas con plástico e hilo, bailes y canciones, fueron parte de las actividades que profesionalmente realizaron las reclusas. En una esquina del salón, se exhibían las piezas tejidas a manos, pasteles y galletas, al igual que todos los demás objetos que se confeccionan allí.    

Las actividades se desarrollaron en presencia del procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, que visitó este jueves los tres centros carcelarios de Najayo.  

Quejas

Pero la alegría no era de todas, dos extrajeras han tenido que sufrir en cárceles dominicanas la muerte de alguno de sus seres queridos. Mientras cuentan sus historias lloran y dicen sentirse incomprendidas porque no pueden comunicarse con efectividad con nadie, no saben hablar español y el personal de centro inglés.

Además se quejaron de que fueron condenadas a 10 años de prisión por tráfico de drogas y llevan siete cumplidos y los jueces no quieren darle la libertad condicional.

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