La Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) pagó a los generadores eléctricos durante el 2012 unos US$2,076 millones, por compra de energía.El dato lo reveló el vicepresidente ejecutivo de la empresa energética estatal, Rubén Bichara Jiménez, quien explicó que de ese monto, el Gobierno central aportó, vía el subsidio presupuestal, unos US$900 millones. El resto correspondió a pagos hechos por las distribuidoras de electricidad, en base a sus cobros.
Pese a ese elevado monto de pagos, las deudas con las generadoras siguen en cifras dobles en millones de dólares, y creciendo cada mes que transcurre, con lo que proyecta un escenario difícil para eliminar las deudas en el sector.
Deuda creciente
El vicepresidente de la CDEEE explicó a un grupo de periodistas el miércoles en la noche que la deuda con los generadores de electricidad sigue creciendo, con un incremento mensual sobre los US$100.0 millones, fruto del déficit financiero de las distribuidoras. Ese descalce está dado principalmente porque las Edes adquieren la energía a un promedio de 28 centavos de dólar el kilovatio y la venden a US$0.20.
Ese esquema deficitario proyecta que a final del 2013 el sector habrá acumulado un balance negativo de unos US$1,300 millones. En el presupuesto general de la nación del año en curso el aporte consignado para el sector eléctrico, dentro del monto global de las transferencias corrientes, es de US$1,000 millones.
La estrategia de las autoridades de la CDEEE está centrada en la reducción de costos del sector, en el entendido de que mientras no haya generación adicional y más barata, el sistema seguirá acumulando deuda que además es costosa para las Edes, debido a que las distribuidoras les cargan un 12% anual, una tasa que duplica en ocasiones la prevaleciente en el mercado estadounidense.
Como parte de su programa para solucionar el problema, las autoridades tienen en proyecto la construcción de dos plantas, una en Manzanillo, que generará con gas natural, y la otra en Azua, a carbón. Ambas aportarán en conjunto unos 1,200 megas. Para financiar esos proyectos, el vicepresidente ejecutivo de la CDEEE y el ministro de Hacienda, Simón Lizardo, viajaron la semana pasada a Washington, en misión de contacto con organismos y entidades financieras, como el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial.
Ganando tiempo
Como paso adelante, ordenaron los estudios correspondientes para la instalación de las dos plantas, de forma tal que cuando se obtenga el financiamiento, ya ese requisito esté adelantado, tomando en cuenta que construir una planta nueva dura entre tres y cuatro años, según sea de carbón o gas natural. El estudio toma seis meses y para el caso, estará listo en tres semanas.
En el encuentro con los periodistas, el vicepresidente de la CDEEE explicó que “yo fui al EximBank, al Banco Mundial, al Banco Interamericano, a seis instituciones que hay que ir y hay disposiciones de apoyarnos” con el financiamiento de los proyectos que busca aplicar.
En algunas de las entidades visitadas en busca de financiamiento, como el BID, la pregunta planteada giraba en torno a la garantía de suministro de gas natural para la planta que se construya para operar con ese combustible.
Autogeneración alcanza unos 500 megavatios
La autogeneración en la República Dominicana equivale a unos 500 megavatios, aproximadamente el 20 por ciento de la electricidad, según cifras que manejan las autoridades del sector. Ese elevado volumen que las empresas y las viviendas se suplen de energía es casi el doble de la demanda real de Haití, que es de unos 240 megas. La generación individual encarece la energía, por carecer de economía de escala. Por lo general, la autogeneración se hace a base de plantas o unidades pequeñas, que en el caso de hogares se da en plantas que consumen gasolina o gasoil, en todo caso combustibles costosos.
Para las empresas, la producción propia proviene de plantas de 25 a 250 kilos, dependiendo del tamaño del negocio y del tipo de producción. Una fábrica de plástico, por ejemplo, necesita suministro de energía constante, para no afectar el proceso de producción. Una interrupción en el suministro de electricidad podría echar a perder una orden de producción completa. Y en el caso de comercios que necesitan refrigeración, el suministro permanente de electricidad es también vital, imprescindible para evitar pérdidas en productos.
