Cuando el pasado 27 de febrero de 2013, el Presidente de la República, Danilo Medina, dijo ante la Asamblea Nacional que el vigente contrato minero aprobado a la Barrick Gold es inaceptable, porque de cada 100 dólares, la empresa se queda con 97 y sólo le deja 3 dólares al pueblo dominicano, todo el país se puso de pies para aplaudir colectivamente la decisión de rescatar el oro de nuestro subsuelo mineralizado.
A seguidas, Danilo dijo que ese oro sólo sería explotado en condiciones ventajosas para el pueblo dominicano, y convocó a la Barrick a un proceso de revisión contractual, a lo que la empresa minera se negó por estar consciente de que la modificación firmada en el 2009 por Leonel Fernández le transfería a Barrick poco más de 20 mil millones de dólares que de manera legítima le corresponden al pueblo dueño de la mina.
En cualquier país organizado, todos los funcionarios responsables de esa modificación, convertida en grave estafa contra la nación, hubiesen sido procesados judicialmente y sentenciados a duras penas, lo que algún día podría ser, pero por el momento el pueblo se ha conformado con el rescate de la mitad de los beneficios de la explotación minera aurífera, lo que le ha merecido un importante reconocimiento público al presidente Medina, y un notable incremento de su popularidad, pues la gente sabe que no es fácil desautorizar un contrato modificado por el anterior presidente de la República, cuando ese anterior presidente es el presidente del partido político que sigue gobernando.
Fue necesario paralizarle las exportaciones de oro y plata a la Barrick Gold para forzar a sus máximos ejecutivos a venir al país a renegociar el contrato en condiciones igualitarias con el pueblo dominicano, comenzando con la eliminación del condicionamiento de obtener una tasa interna de retorno de 10% para entonces pagar el 28.75% de las utilidades netas y el 25% de impuesto sobre la renta, condicionamiento que convertía los beneficios dominicanos en un espejismo, pues con esa manipulable traba nunca recibiríamos nada.
El nuevo acuerdo con Barrick Gold, anunciado por el gobierno el 8 de mayo de 2013, cambia significativamente las proporciones de los beneficios para las partes firmantes, y ahora el país recibiría la mitad de los beneficios netos, siempre que el gobierno no se deje engañar deliberadamente con la inflación de la inversión y altos costos de operación, pero por alguna razón no aclarada, el gobierno se ha demorado mucho más de lo previsto para la terminación de la nueva versión del contrato, la que ya debió ser terminada y enviada al Congreso Nacional para conocimiento y aprobación.
Y la gente pregunta de manera desesperada: ¿qué ha pasado con la terminación del nuevo contrato Barrick?, y desde el palacio nacional se guarda silencio sepulcral porque aparentemente no hay buenas respuestas para dar.
Lo cierto es que si en los próximos días el presidente Danilo Medina no envía al Congreso Nacional la versión final del nuevo contrato acordado con la Barrick Gold, en los términos en que fue anunciado en fecha 8 de mayo de 2013, estaría echando a perder lo que hasta ahora ha sido el principal logro gubernamental alcanzado en este primer año de gestión, y su popularidad podría caer verticalmente, de la misma manera en que subió verticalmente a partir de febrero pasado cuando cuestionó ese contrato de Leonel.
Si tuviese que sugerirle algo al presidente Medina, le sugeriría terminar ya ese contrato minero, pues cada día de retraso en su terminación, representa pérdidas para Danilo y para la nación.
