Altos niveles de criminalidad disparan compras de cámaras de seguridad

Los altos niveles de criminalidad y la preocupación ciudadana por esta situación han provocado una creciente demanda de cámaras de video vigilancia en negocios dedicados a la venta de este dispositivo de seguridad.

Los altos niveles de criminalidad y la preocupación ciudadana por esta situación han provocado una creciente demanda de cámaras de video vigilancia en negocios dedicados a la venta de este dispositivo de seguridad. “Realmente sí, últimamente está viniendo mucha gente a comprarlas”, expresa Alexander Cambero, empleado de la tienda electrónica Steren, ubicada en San Carlos, Distrito Nacional. Una cámara de seguridad con el grabador de video digital (DVR, por sus siglas en inglés) puede costar hasta 29 mil pesos.

Cambero explica que hay quienes deciden comprar el equipo a un precio mucho más barato, solo para fines de monitoreo. Sin embargo, la mayoría de los clientes prefieren adquirir la cámara más el DVR, porque este sistema integrado permite registrar o grabar las imágenes previamente captadas en tiempo real.

Vendedores de la tienda Megatone Electronics, también en San Carlos, ratifican el aumento de clientes que acuden a buscar este sistema de seguridad privada. “Aquí vienen clientes que compran tanto al por mayor (para fines de comercialización) como para instalaciones de manera particular”, explica Jhonatan de Oleo, empleado de Megatone.

Los comerciantes han visto en las cámaras de seguridad una forma de enfrentar la amenaza que suponen los asaltos a mano armada para sus negocios.

El propietario del Minimarket Don Gregorio, Juan Carlos Guzmán, explica que en varias ocasiones han intentado violentarle su negocio, y que incluso le han roto las puertas. Dijo que su cámara captó también a uno de sus empleados sustrayéndole mercancías.

“Tomó a escondidas productos del negocio, sin sospechar que lo estábamos grabando. Obviamente, este fue despedido”, narró Guzmán. Dijo que tiene ocho años utilizando cámaras de seguridad,  debido a la ola de delincuencia que afecta al país.

“Cuando estas personas  vienen a robar, y ven  las cámaras, se abstienen  de cometer estos hechos, por temor a ser grabados”, indicó el comerciante. Dice que utiliza los servicios de una compañía de seguridad que, junto con el destacamento de la Policía más cercano, trabajan para capturar y someter a la justicia a quien penetre ilegalmente al negocio, sea en horas del día o de la noche.

Herramienta de investigación

Las cámaras de seguridad instaladas por la Policía, establecimientos comerciales y residenciales en puntos estratégicos, han sido un valioso instrumento para la solución de casos. Gracias a este instrumento, los investigadores han podido resolver crímenes cometidos donde el único testigo era el lente de una cámara.

Este mecanismo llegó para reforzar los métodos policíacos convencionales para dar con los responsables de algún homicidio, asalto o robo a mano armada.

Y es que las cámaras instaladas en sitios no visibles para el público captan en tiempo real el momento en que los delincuentes cometen sus fechorías.

Las cámaras ocultas recogen imágenes que describen los daños físicos y materiales que los malhechores causan a sus víctimas. También permiten identificar su vestimenta, facciones, el tipo de vehículo en que se trasladan, hacia dónde huyen y hasta el calibre de las armas que usan en sus temibles andanzas.

Los organismos de seguridad ya han instalado más de 400 cámaras de seguridad en puntos neurálgicos de la capital. Este formidable recurso para detectar la comisión de actos delictivos o criminales no solo se limita a las principales avenidas de la capital. Igual se utiliza en las ciudades más grandes del interior.

Ejemplos concretos

Uno de los casos resueltos por imágenes captadas por una cámara, fue el asalto y agresión contra la ingeniera Francina Hungría, de 28 años, en noviembre del 2012. Sus agresores fueron apresados por un video en el que se pudo ver cuándo dos hombres que huían tras perpetrar un asalto, la detuvieron y le dispararon para quitarle el vehículo, mientras transitaba por el ensanche Piantini.

En este mismo sector, el 22 de mayo del 2011, una cámara filmó a dos hombres y una mujer robando una yipeta Suzuki Vitara, en la avenida Roberto Pastoriza.

Otro caso fue la muerte de la doctora Soanny Montero, hallada en el parqueo soterrado de la empresa Caribe Tours, en el Distrito Nacional.

Esta mujer de 27 años fue declarada desaparecida el 15 de octubre del 2012. Tras descubrirse su deceso, se tejieron una y mil versiones y especulaciones sobre las causas que lo produjeron.

Pero el mismo día de su hallazgo, el 21 del mismo mes, se determinó que se trataba de un homicidio. La Policía concluyó diciendo que a la joven médico nadie la tocó ni con el pétalo de una rosa.

Una cámara de seguridad, colocada justo al frente del carro donde apareció el cadáver de Soanny, despejó dudas y ayudó a descartar la participación de manos criminales. El país entero pudo ver que la doctora llegó sola al parqueo y que nadie entró ni salió de su vehículo.

La instalación de cámaras no es exclusiva de los organismos de seguridad del Estado. Es igualmente aplicada en negocios y residenciales. Cabe citar el día en que sicarios mataron a tiros al propietario de la panadería La Francesa, Rubén Soto Hayet, vinculado a la red de narcotraficantes que lideraba en el país el boricua José David Figueroa Agosto. Este hecho ocurrió en mayo del 2010.

Para identificar a los responsables de acribillar a este hombre, los oficiales a cargo de investigar su muerte se auxiliaron de cámaras apostadas en residenciales privados, específicamente en los predios de la intersección de las calles Andrés Julio Aybar y Federico Gerardino, en el centro del Distrito Nacional.

En agosto del 2011, la Policía logró dar con los asesinos del periodista José Silvestre, de La Romana. Esto fue posible, después de estudiar las imágenes de un video donde se veía claramente a los hombres que lo montaron a una yipeta, en una calle de esta ciudad de la región Este.

Precisamente por la efectividad de las cámaras, muchos centros de diversión, como drink, discotecas y los llamados colmadones han optado por instalar este dispositivo. En unos sitios están ocultas y en otros de manera abierta y a la vista del público que visita esos lugares.

En julio del 2012, dos hombres murieron a tiros en el establecimiento Cool Bar, de la avenida Venezuela, en el municipio Santo Domingo Este. En principio, se informó que estas muertes fue el desenlace fatal de un enfrentamiento a tiros.

La Policía indagó y finalmente descubrió a través de un video que esta versión era completamente falsa. Una cámara de seguridad grabó lo que realmente aconteció en este centro de diversión. Las imágenes mostraron a varios hombres disparando, pero no peleándose entre ellos, como entonces se divulgó.

Experto sugiere ‘sincerar’ estadísticas

Instalar mil cámaras de seguridad en la capital y las principales ciudades del país es una medida concebida dentro del Plan de Seguridad Ciudadana. Sin embargo, esta iniciativa está pautada para iniciar en diciembre de este año, junto con el sistema de emergencias 9-1-1. Expertos en el tema de la seguridad pública consideran que esta iniciativa tiene sus altas y bajas. “Antes de iniciar un plan de instalación de cámaras de seguridad, el primer paso que se debe dar es sincerar los datos estadísticos sobre los niveles de criminalidad, para poder determinar las zonas de mayor incidencia criminal, de modo que el proyecto impacte efectivamente en la reducción de los niveles de delincuencia”, expuso Melvin Pérez, experto en seguridad física y privada.

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