Pedroia y Ortiz: cuando el hermano mayor acepta la protección del menor

San Luis, Misuri.- Son una especie de hermano grande y pequeño, lo único que en esta historia el menor muchas veces se encarga de cuidar al mayor.

San Luis, Misuri.- Son una especie de hermano grande y pequeño, lo único que en esta historia el menor muchas veces se encarga de cuidar al mayor. Tenía que ser un relato beisbolero, un mundo que nunca termina de sorprender.

David Américo Ortiz Arias (6’4’’ de estatura y cerca de cumplir los 38) y Dustin Louis Pedroia (5’8’’ de estatura y 30 años) se comunican de la mejor manera posible, mientras cargan con las responsabilidades de guiar a los Medias Rojas de Boston. Mientras Ortiz estuvo jugando en la primera en la reciente estadía de tres juegos de la Serie Mundial en territorio de la Liga Nacional, donde no se permitía el designado, posición en la que ha construido su imperio, Pedroia le hizo la vida fácil.

“El enano”, dice David a elCaribe, “me dijo que me estuviera tranquilo, que él resolvía y yo, tú me conoces, no me complico. Él conoce su negocio. Es de los mejores segunda base, ganador del Guante de Oro, así que dejé que me ayudara en todo. Ese enano es duro con el guante”.

Fueron varias las ocasiones en las que Pedroia atrapaba un elevado que estaba en territorio de David, quien a pesar de su estatura en el juego nunca dejó que su ego le traicionara, asumiendo una postura de orgullo por el probable exceso de protección de su compañero.

“¿Qué gano con eso? Eso es un disparate. Lo importante es ganar. Yo sé que han puesto eso (sus alegadas deficiencias defensivas) más grande de la cuenta. Yo era primera base y no era el líder de errores. Además hay que ver de dónde vengo, de qué sistema vengo y las razones por las que no jugaba primera. Pero no hay problemas. El enano que las coja todas si quiere”, indica David, un imán de la prensa en la Serie Mundial con el punto a su favor de que ha concedido todas las entrevistas que le han pedido. “Yo siempre he dicho que soy un empleado. A mí me toca una parte y es la que me digan. En estos momentos y lo repito, yo tengo que poner el ejemplo y ayudar a los que tienen menos experiencia. Si pongo el mal ejemplo le pongo algo negativo a mi carrera y eso no me luce a estas alturas”, señala.

Admirador de su bate

“David y yo nos comunicamos muy bien. Es divertido estar con él en el terreno”, dice Pedroia, el pequeño gigante de la Nueva Inglaterra.

“Lo importante es que ambos pensamos en ganar y así ha sido”, añade el segunda base con una barba bien pronunciada. “Me gusta jugar fuerte y siempre que pueda ayudar a mis compañeros lo haré. Si es David, imagínese”.

Pedroia es uno de los tantos que disfrutan el espectáculo de Ortiz en el actual Clásico de Otoño. El zurdo tiene un promedio de .733, con dos cuadrangulares, seis remolcadas, y llegó a embasarse en nueve apariciones seguidas en el plato.

“Ahora mismo está insoportable. De por sí es un gran bateador y más ahora que está en uno de esos momentos donde no se le puede lanzar. Él es clave para nosotros. Siempre lo ha sido y si no fuese por él no estaríamos aquí. No comenzó jugando y aún así terminó con buenos números. Es divertido ser su compañero y observar como hace ver tan fácil algo tan difícil como batear”, dice el ganador del Guante de Oro (2008-2011) en la intermedia y también del Novato del Año (2007) y del Jugador Más Valioso de la Liga Americana (2008).

“David lleva una tremenda Serie Mundial ante un gran pitcheo. Nos estamos enfrentado a uno de los mejores cuerpos monticulares de las Grandes Ligas y en el gran escenario”, agregó el nativo de California.

Para el registro, no hubo contratiempos por el lado derecho de la defensa de Boston. Ortiz salió sin errores de los tres encuentros en la Ciudad del Arco.

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