Estudiantes reciben clases en precarias condiciones

Santiago. Para ir a la escuela Fe y Alegría, centro educativo que se encuentra en proceso de construcción en el distrito municipal de Hato del Yaque, los estudiantes tienen que hacer malabares.

Estudiantes reciben clases en precarias condiciones

Santiago. Los 500 alumnos de la escuela María Trinidad Sánchez, en el barrio La Mina, distrito municipal de Hato del Yaque en Santiago, toman docencia en un local prestado y bajo la amenaza de ser desalojados.

Santiago. Para ir a la escuela Fe y Alegría, centro educativo que se encuentra en proceso de construcción en el distrito municipal de Hato del Yaque, los estudiantes tienen que hacer malabares.A los inconvenientes de la estrechez del plantel escolar, se suman las calles inservibles y cuando llueve los alumnos tienen que auxiliarse uno a otro para llegar hasta el lugar. En ocasiones, los varones cargan en sus brazos a las hembras para cruzarlas de los charcos de agua y lodo. El centro educativo contrasta con las condiciones en que viven los moradores del barrio La Bendición, formado recientemente por personas provenientes de zonas vulnerables.

“Valoramos que se esté construyendo esta moderna escuela, que esperamos esté lista al menos para enero, pero esperamos que, además, se construyan las calles para no seguir en esta situación”, expresó David Moya, residente en la comunidad.

Mientras que a dos kilómetros, en la comunidad La Mina de Hato del Yaque, fueron trasladados, nueva vez, a la escuela María Trinidad Sánchez los 500 alumnos que tomaban docencia en una pequeña iglesia.

Inconvenientes

En La Mina viven la misma situación y muchos padres, pese a mejorar la estructura del centro educativo, optan por dejar sus hijos en casa cuando llueve, debido a que el lodo que se forma les impide caminar por las calles. En tanto, que los 900 estudiantes del liceo Víctor Espaillat Mera, en el ensanche Espaillat, aun reciben clases en el viejo almacén de tabaco, ante las dificultades de las autoridades para adquirir el terreno para la construcción de un politécnico.

Aunque se aprobó levantar un centro educativo apropiado, durante la realización del segundo sorteo, el Ministerio de Educación apenas ha conversado con los propietarios del solar, quienes piden 30 millones de pesos. A los inconvenientes de la población escolar, también se suma el hecho de que fue instalada, a solo cinco metros, una fábrica de muebles, que además del ruido, desprende el aserrín que causa problemas de salud, según denunció el personal docente.

“El problema que enfrentamos, es que ahora son varios los propietarios del terreno, por lo que no tenemos realmente fecha de cuándo podrá materializarse el sueño de contar con un liceo adecuado para impartir docencia”, expresó José David Báez, director del centro escolar. Muchos centros educativos que desde hace años están en construcción, aún no han sido terminados y las comunidades viven en permanentes reclamos.

Hay dificultades para localizar terrenos

A pesar de que la mayoría de escuelas sorteadas desde el año pasado, aún siguen sin construir, el Ministerio de Educación sorteó otras 54 construcciones en Santiago y Puerto Plata. En total, en la región se estima que son levantados cien planteles. En muchos de los casos se han presentado inconvenientes, debido a que no han sido localizados los terrenos. La denuncia sobre esta situación la hizo recietemente la regional norte del Codia.

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Santiago. Los 500 alumnos de la escuela María Trinidad Sánchez, en el barrio La Mina, distrito municipal de Hato del Yaque en Santiago, toman docencia en un local prestado y bajo la amenaza de ser desalojados.El problema se ha agravado debido a que los trabajos de reconstrucción de la escuela marchan lentos y aún no hay fecha de terminación. Para aprovechar el pequeño espacio del local, han limitado las horas de docencia. Los estudiantes de primer grado toman sus clases de 8:00 a 10:00 de la mañana y otro grupo desde 10:00 a 12:00 del mediodía.

Actualmente dos maestros imparten clases en la parroquia católica San Martín de Porres, la que les fue prestada para evitar que los estudiantes pierdan el año escolar. Como no hay suficiente espacio, los alumnos que no caben en las aulas se sientan afuera, en  block o piedra, muchas veces desafiando las lluvias y en medio del lodo.

“Estamos atravesando una situación complicada, cada vez que llueve muchos dejan de venir a clases, por lo que esperamos que la escuela sea reparada lo antes posible”, expresó la profesora Kenia Sánchez. El centro educativo tiene una matrícula de 500 alumnos en las dos tandas desde el nivel inicial hasta el sexto grado.

Bajo amenazas de desalojo

En los trabajos de reconstrucción de la escuela iniciados por el entonces alcalde José Enrique Sued, apenas laboran tres obreros. A los problemas que enfrentan se suma la amenaza de desalojarlos en diez días. En la escuela La Guázuma el pasado jueves fueron retomados los trabajos de construcción, tras más de un año de ser paralizados. Debido a esa situación, los 315 alumnos toman docencia en locales prestados.

Alexis García, encargado de la obra, cree que los trabajos estarán listos para diciembre o enero del próximo año.

El centro educativo cuenta con dos módulos de dos niveles con 16 aulas, además cancha deportiva y construyen una cisterna con capacidad para diez mil galones de agua. La construcción de la escuela se encuentra avanzada en un 60 por ciento. Después de varios reclamos, el pasado lunes, empezaron a llegar los materiales de construcción. “Lo que esperamos ahora es que no se presenten otras dificultades para poder terminar a tiempo la construcción de la escuela”, refirió García al hablar con reporteros de elCaribe. Mientras los estudiantes y maestros enfrentan dificultades cada día. En la provincia Espaillat trabajan en la construcción o reparación de 27 estructuras físicas escolares, pero la fecha de entrega prevista para diciembre, al parecer, resultará imposible.

En otras comunidades también hay dificultades

En la misma situación de abandono que la escuela de La Guázuma se encuentra la escuela de Caño Dulce, en Gaspar Hernández, donde también fueron abandonados los trabajos iniciadas en el pasado gobierno. Preocupados por la situación, representantes de organizaciones comunitarias reclaman la agilización. En Santiago se repite una situación similar y todavía no concluyen las casi 70 escuelas cuyos trabajos iniciaron en enero.

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