Cecilia García: “Representar a María Callas me consagra como artista”

No suele tolerar “tonterías”, ni que le falten el respeto, y el hecho de decir siempre las cosas como las piensa, tal vez ha hecho que algunos la consideren altiva y arrogante, cosa que toma como un cumplido, más que como una ofensa. Esa es…

No suele tolerar “tonterías”, ni que le falten el respeto, y el hecho de decir siempre las cosas como las piensa, tal vez ha hecho que algunos la consideren altiva y arrogante, cosa que toma como un cumplido, más que como una ofensa. Esa es Cecilia. Madre orgullosa de tres hijos y abuela de cinco nietos a quienes adora. Tres residen en Santo Domingo, uno en Orlando y otro en Canadá.

No obstante reconocer que su temperamento no es para que todo el mundo lo disfrute, esta polifacética artista no cree que éste haya sido causa de ninguna pérdida significativa, ni en su trabajo, ni en lo personal. Aunque reconoce que a veces le trae dificultades, pero “no grandes desgarramientos”.

Si volviera a nacer, “cosa muy fantástica e hipotética” cree que volvería a ser artista, aunque “todo dependerá de las circunstancias, de la historia y de la gente que me rodea”.

Haber interpretado a la soprano María Callas, para ella significa un lujo que la consagra como artista. De la película Biodegradable, dice que es el tipo de cine que le gusta hacer, “un cine distinto y bien elaborado”.

Cecilia, quien cree en la institución del matrimonio, lleva 20 años residiendo en La Florida, entre Orlando y Miami, junto a su esposo el médico-psiquiatra Segundo Imbert Brugal, con quien lleva  27 de casada. Viene cada mes y aprovecha para compartir con los suyos.

No obstante vivir fuera, su preocupación por el país se mantiene latente, sobre todo, “desde un tiempo para acá, ya que lo he visto degradarse, desordenarse y llenarse de gente y dirigentes corruptos”. Lo que le tiene sin cuidado es “averiguar a quién hay que limpiarle el saco”.

La primera vez que entrevisté a Cecilia, fue en ocasión de haber recibido el Gran Dorado-1984- como artista del año. Ya en 1975, había obtenido tres premios “El Dorado”. El primero como actriz cómica, el segundo como realizadora del mejor espectáculo y su tercer premio, “El Gran Dorado”, como artista del año, constituyéndose en la primera mujer que recibe este galardón. Hoy, la artista luce tan fascinante como entonces. Con más experiencia, claro, y con la misma ilusión. Y no es para menos, porque tanto su vida artística como la personal la siguen colmando de triunfos que le reportan orgullo y satisfacción. Cecilia comparte con elCaribe algunos de esos momentos que, desde ya, los ha hecho inolvidables en su memoria.

1. Nacimiento de los hijos
Padecí lo que se denomina como el síndrome de ´mala barriga´ durante cada uno de mis tres embarazos. Hay quienes tienen náuseas al principio, alguno que otro malestar. Yo los tuve todos, siempre. Pero quería tener mis hijos y pagué un precio muy alto.  Los partos fueron los tres muy buenos, de manera natural, los tres, cada uno duró tres minutos.  Durante el primer embarazo vivía en Puerto Rico, donde trabajé en la cadena de televisión Telemundo y en nights clubs. Vine a dar a luz aquí.

2. De regreso a Santo Domingo
Me divorcié y regresé a Santo Domingo. Cuando llego tomo mi carrera a fondo. Con Freddy, Milton y Cuquín hice muchos programas de televisión, a veces hasta dos por día y los fines de semana hacíamos espectáculos en el Maunaloa, y en el interior… Luego, volví a casarme y tuve mis otros dos hijos. Me las ingeniaba para combinar mis distintos roles. Me hacía la idea de que lo importante es la calidad y no la cantidad del tiempo que le dediques. Lo logré, pero realmente fue muy duro.

3. Empecé temprano
Mi vida adulta se inició muy temprano, con mi carrera. Cuando mis amiguitas, a los 16 y 17 años, vivían las ilusiones propias de adolescentes, yo estaba ya bregando con gente y en lugares de adultos; cantando ya, siendo yo la atracción. Inicié mi vida profesional y mi independencia económica a los 16 años, y eso te cambia. Hubo una parte de la adolescencia que como tal yo no la viví. La viví después y creo que me fue mejor porque me sentí con el permiso…. Pues ‘cónchole’, dejé de hacer tantas cosas que ahora las puedo hacer y sin tener que pedir permiso a nadie (risas).

4. Representar el país en México
Tenía solo cuatro meses de carrera cuando fui escogida, junto a Niní Cáffaro, para representar el país en el Primer Festival de la Canción Latina en México. Mi primera experiencia internacional, muy enriquecedora. Se eligieron dos cantantes de cada país, eso fue en 1969. Ese festival tenía la modalidad de incluir siete primeros lugares y quince segundos lugares. Niní ganó entre los siete primeros. Sus canciones fueron mejores, la experiencia toda. Hicimos un clic extraordinario. Yo me sentí ganadora también porque estaba ganando el país. Niní todavía dice que si no es por mi mamá él no canta. Él regresaba de Nueva York de grabar un disco y había pasado por una fuerte nevada. Llegó ronco a México y mi mamá le puso una inyección de cortisona. Allí participó Lucecita Benitez, por Puerto Rico; Denis Kalaf, por Brasil; El Puma, por Venezuela y Mari Trini por España. Recuerdo que interpreté una canción de Rafael Solano, “Comentarios”, de la que Luis Newman decía que era una canción china, porque nadie la entendía. Nunca más la gente ha vuelto a cantarla, pero es muy bella. La otra que interpreté es de Manuel Sánchez Acosta, con quien yo comencé. Mis canciones no fueron calificadas, como tampoco fue calificado Danny Rivera, que también representaba a Puerto Rico. Era un nivel top top, la más jóvenes éramos Denis Kalaf y yo.

5. “El Gran Dorado”
Las nominaciones las considero un reconocimiento, y los premios vienen a ser lo máximo. Recuerdo cuando, viviendo en puerto Rico, en 1974, llegué al país a una gala de los premios El Dorado. Eran los únicos en ese entonces.  Muy buenos, muy bien organizados, no tan grande como son estas cosas ahora, claro, todo ha crecido. Era un grupo de artistas muy bien compenetrado y nos sentíamos muy bien tratados. Ganaras o  no, había un gran respeto. Esa entrega se desarrollaba en el hotel San Gerónimo, ya te haces una idea de lo pequeño que era entonces. Máximo Polanco Estrella lo organizaba con el auspicio de la casa Bermúdez. Recuerdo, yo acabadita de llegar, medio desubicada, y Elenita Santos, a quien yo imitaba mucho, ganó y al recibir su premio dijo: “Cecilia, copia”. Como yo la imitaba, quiso decir: “copia, mira lo que tengo en la mano” y al año siguiente obtuve tres premios “El Dorado”, incluyendo “El Gran Dorado”. En 1984 vuelvo a recibir el “Gran Dorado” como artista del año.

6. Aridia
El personaje de Aridia lo creó Freddy para mí. Cuquín era Julio, “un tigre”, el esposo de Aridia, a quien le metía todos los cuentos y ella se los creía. “Hay muchas Aridias”, me decía la gente entonces y todavía la recuerdan. Duré muchos años haciendo a Aridia, en todas las épocas en las que estuvimos juntos, en el 3 x 3, Nosotros a las 8, Con Freddy y punto. Las Aridias son muy felices, pues mientras menos conocimiento de causa tengas, más feliz serás. No quiero ser Aridia.Ese tipo de felicidad no me interesa . Ese era un desdoblamiento real.

7. El 3 x 3
El programa televisivo 3 X 3 era una especie de toque de queda. Nos ganamos el cariño del público. Freddy tenía ya su nombre, ahí entra Cuquín, yo había entrado antes. Hicimos un buen team .Ese tipo de cosas no se han repetido. Era otra época, otra gente…Luego hacíamos el Show del Mediodía con Milton Peláez.

8. Iván Lins
Yo comencé mi carrera cantando y me fue tan bien que me metí a cómica, porque siempre canté lo que yo quise. A mí me gustan las canciones con mucho “feelings”, los bossa nova. Al tener esa tendencia de cantar siempre lo que yo quise (en portugués canciones brasileñas) pues, naturalmente, no gustaba. Después de Antonio Carlos Jobim, para mí el tenor y compositor brasileño más grande es Iván Lins, yo cantaba muchas canciones suyas. Jamás pensé que llegaría a conocerlo y muchísimo menos que iba a compartir un concierto con él. Eso se dio en el 2009. Iván Lins es amigo de Carlitos Fernández, un muchacho ingeniero, músico, guitarrista. Él lo trae para que ofrezca un concierto a beneficio de una fundación que tiene Carlitos que trabaja con niños especiales. No me hubiese perdonado nunca no haber conocido un ser tan extraordinario, buen ser humano y capacitado como Lins. Haber compartido con él no tiene precio para mi carrera. Fuimos varios cantantes que interpretamos con Lins, yo escogí una canción brasileña que se llama Billete.

9. Lo mejor después de los hijos
Después de mis hijos, lo mejor que me ha podido pasar es Segundo.   Lo conocía en el plano profesional, sabía quién era. Él iba a mis conciertos. Una amiga en común dio una fiesta. Yo venía de dos divorcios y él estaba en proceso de divorcio. En ese entonces yo pertenecía al partido de Juan Bosch y él a otro distinto. Hablamos de política y luego, cuando las cosas se van a dar……pues se dan. Y la nuestra se dio. Cuando nos casamos-1987- yo tenía mis tres hijos y él sus dos hijos. Todos varones. Gracias a sus conocimientos como médico psiquiatra infantil él ayudó mucho en el proceso de terminar de criar a mis hijos. Pautó una serie de cosas importantísimas en ese proceso. Ya llevamos 27 años de casados, lo que indica que la mala no era yo (risas).

10. Biodegradable
Cuando se dio aquí el boom del cine yo dije: ´es bueno que se empiecen a hacer cosas…  a lo mejor no estén tan bien realizadas porque se está comenzando’. Me llamaron para muchas, unas me gustaban y no las podía hacer porque me coincidían con otras cosas, de otras no me gustaban los guiones, aún cuando fueran exitosísimas de taquilla. Yo dije, ´quiero hacer cine, pero quiero hacer un cine distinto, un cine mejor elaborado, con un guión que me guste, que yo me vea bien con ese personaje, que se ajuste a lo que yo quiero. Y eso fue Biodegradable.

El personaje más importante para mí

Los monólogos son inmensamente difíciles para cualquiera. Trabajar un monólogo requiere tener una concentración muy grande. Es una responsabilidad total encima de tus hombros. Había que estudiar a María Callas muy bien. Yo estuve años estudiando su vida. Nunca la conocí, tuve que buscar entrevistas suyas para ver cómo hablaba, movía la boca, se vestía. Tenía que creerme que era María Callas porque, sino, nadie me lo iba a creer. Desde que Carlos Espinal y yo quisimos hacer ese personaje comencé a estudiarla. Siempre surgía un problema, hasta que finalmente se dio. ¿Por qué en la Sala Ravelo del Teatro Nacional? Pues porque era una clase magistral la que ella daba. Era un aula, entonces tenía que ser un sitio chiquito. Yo representé ahí sus últimos años, cuando ya ella no cantaba, cuando había perdido la voz. Daba clases en Nueva York, se iba por temporada a dar esos máster class de canto, de técnica de respiración. Otra cosa, yo no podía presentar a María Callas hablando español sin acento. Tenía que representar a esta mujer griega-italiana, hablando español pero con acento.  Ha sido el personaje más difícil y más importante para mí. Es la vida de una mujer, todo lo que le pasó, lo que sufrió, una gran tragedia.

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