Andy anuncia los 10 Mandamientos Eléctricos

La Semana Santa y la inminencia del Pacto Eléctrico, crean un ambiente propicio para los 10 Mandamientos Eléctricos que a continuación proponemos:1º Armarás una matriz de generación lo más económica y eficiente posible.

La Semana Santa y la inminencia del Pacto Eléctrico, crean un ambiente propicio para los 10 Mandamientos Eléctricos que a continuación proponemos:

1º Armarás una matriz de generación lo más económica y eficiente posible.
En estos momentos, el cumplimiento de este primer mandamiento apunta a más generación con carbón, gas, viento y agua. Los precios del carbón y del gas son más bajos y exhiben menos volatilidad que los del petróleo. Repetimos, en estos momentos. Nadie puede garantizar que esta situación se mantendrá inalterada en el futuro. Si los problemas del calentamiento global se profundizan, no podría descartarse que la generación con carbón esté sujeta en el futuro a un impuesto global para encarecerla y limitarla. Si el fraccionamiento hidráulico produjese en algún momento una catástrofe medio-ambiental, la oferta global de gas colapsaría y los precios podrían superar los del fuel oil #6.

2º No consentirás pensamientos ni deseos impuros sobre la provisión de combustibles subsidiados del exterior.
Soñar con gas subsidiado por EUA para el Caribe, una especie de GASCARIBE para erosionar la influencia de PETROCARIBE, sólo serviría para que las plantas que consumen FO#6 lo sigan haciendo. El negocio del gas en EUA es 100% privado. Los terrenos donde se desarrollan los campos de gas son 100% privados. El gas que se encuentra atrapado debajo de esos terrenos y que es extraído con fraccionamiento hidráulico, pertenece al dueño del terreno. Ni Obama ni Hillary pueden ni podrán crear el soñado GASCARIBE. Si queremos gas, el mercado es muy claro: contratos por 20 años, “take-or-pay”. ¿Que somos un país pobre y que por tanto, es injusto que sobre nosotros tengan que recaer los riesgos de las enormes inversiones en trenes de licuefacción que realizan empresas norteamericanas con financiamiento bancario? Esos trenes de licuefacción no se están construyendo para suplir gas a países pobres o en desarrollo, sino para suplir al mercado global. Si un país pobre o empresas instaladas en países pobres quieren comprar gas en ese mercado, la regla es muy sencilla: somos tomadores de precios y contratos “take-or-pay” a 20 años. Si queremos mejores condiciones, esperemos que Venezuela comience a explotarlo y exportarlo.

3º No instalarás más plantas de lo necesario.
Si el Organismo Coordinador (OC) estima que en el 2017 la demanda máxima será de 2,279 MW, la oferta no debería sobrepasar los 2,667 MW [2,279 + 1.15 (337.5)]. Si actualmente tenemos 300 MW de hidráulica, 284 MW de carbón y 619 MW de gas, las nuevas plantas a carbón en construcción y la generación con gas en programación, no deberían superar los 1,464 MW.  Punta Catalina, el ciclo combinado de DPP, la conversión a gas de CESPM y La Sultana, y la operación con gas de las Quisqueya y Los Orígenes, representarían 1,600 MW, sin contar 147 MW de eólica que tendremos en el 2017.

Alguien podría decir que el OC se equivocó estimando la demanda máxima en sólo 2,279 MW en el 2017, o que deberíamos apostar al regreso de usuarios no regulados a las EDES cuando el costo de generación promedio “baje a US$0.08 el kWh”. Tomadura de pelo. Como hicieron cuando le aseguraron al presidente Balaguer que una vez Jigüey-Aguacate entrase en operación, el caudal de agua sería de tal magnitud que las cisternas ya no serían necesarias.

Si nos volvemos locos otorgando PPAs a diestra y siniestra, y creamos un poderoso ejército de 3,500 MW plantas disponibles para ser despachadas pero sin demanda para adquirirla, el Estado inexorablemente quebraría, declararía una emergencia nacional, caería en el incumplimiento de su deuda y desconocería todos los contratos. La aritmética elemental, aplicada a tiempo, evitaría este vergonzoso desenlace.

4º Balancearás la oferta con contratos y compras en el spot.
El sector eléctrico es muy capital intensivo. Las inversiones requeridas son cuantiosas. La Energy Information Administration de EUA estima que el costo por MW de una planta de carbón oscila entre US$2.93 y US$3.25 millones, indicando que una central conformada por dos unidades con capacidad nominal de 360 MW cada una costaría entre US$2,109 y US$2,340 millones. Para el caso de una planta de gas natural con ciclo combinado el costo es de US$1.02 millones por MW: una planta de 300 MW costaría US$306 millones. 100 MW instalados en un parque eólico en tierra, costarían US$221 millones.

Para que la energía pueda producirse a costos razonables, se requiere que el inversionista acceda a recuperar la inversión en un tiempo relativamente largo. La norma es 20 años. Menos tiempo implicaría que el inversionista y los bancos que prestarán el dinero para construir la planta exigirán un cargo para recuperar la inversión (cargo por capacidad) muy alto, lo que encarecería el costo de la electricidad. Por eso la norma de 20 años.

Pero eso no es suficiente. El inversionista y los bancos necesitan tener seguridad de que podrán recuperar la inversión y los préstamos; si no tienen la seguridad, la inversión difícilmente se realice. Eso explica el porqué en la mayoría de los países de la región, el 85%-90% de la energía comprada por las EDES, es realizada a través de contratos de compra de energía (PPA), por 20 años. Si fuésemos alérgicos a los contratos, porque nos sentimos más confortable bajo esquemas compatibles con “living la vida loca” e incómodos con el “rule of law”, podríamos tener muchas cosas, pero no un sector eléctrico.

En los mercados eléctricos, un promedio del 85%-90% de la energía comprada debe ser a través de contratos; el resto, en el mercado spot.

5º No dirás falso testimonio ni mentiras sobre los PPAs y las garantías soberanas.
No maldigas los contratos. Si lo haces, corres el riesgo de quedarte sin inversionistas. No cometas el error de pensar que tu país es el centro del universo y que los inversionistas no disponen de otras geografías para invertir.
Los contratos no son malos. Lo que sí puede resultar dañino es que alzas en los precios de combustibles, por razones fuera de nuestro control, disparen el costo de generación. La culpa de ese resultado no la achaquemos al contrato, pues sin darnos cuenta, quedaremos como imbéciles compitiendo por el Soberano al más perfecto de los idiotas latinoamericanos.

Lo que sí está bajo nuestro control es el uso del sentido común para aprovecharnos de bajas que en ocasiones se producen en los precios de los combustibles. ¿Por qué razón, con la caída dramática de los precios del petróleo que se produjo a finales del 2008 y principios del 2009, el Gobierno no compró a futuro derivados de petróleo, que como el FO#2 llegó a caer a US$45.67/bb el 5 de marzo del 2009, la tercera parte de lo que cuesta hoy?

Tampoco conviene estigmatizar como perversas las garantías soberanas que los inversionistas y los bancos requieran como acompañamiento de los PPAs. Simplemente lo hacen para abaratar el costo del financiamiento al aumentar la seguridad de pago. Y eso permitirá generar a menor costo. Pero tiene otro beneficio. Como la garantía soberana impide atrasos en el pago al generador por encima de los 95 días permitidos, no incurríamos en el absurdo de endeudarnos al 8% anual en dólares en nuestro mercado financiero, para financiar los atrasos de hasta seis meses, cuando el mercado global podría prestarnos ese dinero a 1.57% anual.

Tampoco cometamos el error de sobrevalorar las garantías soberanas, creyendo que estamos cediendo algo extraordinariamente valioso.  Recordemos que la deuda soberana de RD es B+/B1/B, lo que significa “más vulnerable frente a condiciones adversas de negocios, financieras y económicas, aunque con capacidad, en este momento, para honrar sus compromisos”. Ese rating constituye un techo para las emisiones de deuda privada. Según estudios realizados, un bono corporativo a 10 años calificado B, tiene una probabilidad acumulada de incumplimiento de 37.06% antes de que el bono venza o una probabilidad de default de 20% al año cinco de haber sido emitido. Ésa, y no otra, es la “garantía soberana” que entregamos.

6º Honrarás las facturas a tiempo.
Cumplamos con este mandamiento y nos ahorraremos mucho dinero. En los últimos seis años, los atrasos con los generadores han representado al Gobierno dominicano cerca de US$145 millones de gastos por intereses. Eso sólo ocurre en nuestro país. Este es un despilfarro similar al que incurrimos cuando tenemos más embajadores ante la ONU que Estados Unidos. Esos atrasos llevan a la CDEEE y a las EDES, empresas todas estatales, a ser calificadas “D” por las agencias calificadoras de riesgo.

7º No venderás la electricidad por debajo de su costo.
Aunque le parezca que este mandamiento no es necesario por lo obvio que resulta, en el caso que nos ocupa, es violado a diario. No sólo cuando se confieren subsidios generalizados en la estructura tarifaria que terminan beneficiando a hogares que no necesitan subsidios, sino también cuando las EDES compran cerca de 68 MW energía a 16.5 centavos de dólar el kWh y la venden a 14 a usuarios no regulados.

8º No facturarás nunca menos de la electricidad que compras ni cobrarás menos de lo que facturas.
Tampoco este es absurdo. Es que de cada 100 kWh que las EDES compran a los generadores, sólo facturan a los consumidores 78. Y de cada 100 que facturan, cobran 95. No hay mejor receta para el colapso que violar los mandamientos 7º y 8º.

9º No permitirás el robo de la electricidad.
Este mandamiento, aunque obvio, es necesario. Si grandes, medianos y pequeños consumidores pueden robarse la luz sin ningún riesgo, el problema eléctrico continuará por siempre. ¿Que es impopular cobrar la luz y meter preso a los que se la roban? Más impopular es no poder invertir US$1,500 millones al año en los más pobres porque tenemos que tapar el robo de la electricidad.
10º No te aferrarás a esquemas de propiedad ni a modelos específicos para del sector eléctrico, sólo al sentido común.

El problema del sector no se debe a quien es el dueño de las empresas, si el Estado, los privados, o ambos a la vez. Tampoco al modelo de funcionamiento: separación vertical y horizontal o integración vertical. Cualquier esquema de propiedad/modelo puede funcionar. Lo que se requiere son políticas regulatorias basadas en el sentido común y respaldadas en todo momento por la regla de la ley. El Consorcio Energético Punta Cana-Macao (CEPM), empresa verticalmente integrada de capital 100% privado, ha funcionado sin necesidad de transferencias del Presupuesto. Sentido común. Esa es la clave.
Lamentablemente, el déficit de sentido común es mucho mayor que el del sector eléctrico.

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