Como todos los años, visito la Feria Internacional del Libro, ahora en su XVII versión. Es dedicada al gran poeta dominicano Domingo Moreno Jimenes. Tiene como Invitado de Honor al hermano país de Panamá. Su lema es “Leer es nacer”.
Es una hermosa iniciativa del Gobierno, independientemente de que en ocasiones pierde su cometido, que pienso es el siguiente: que la población tenga acceso a libros buenos y baratos, todo en un ambiente adecuado, donde se ofrezcan charlas y actividades artísticas y culturales de interés. También es una buena oportunidad para que instituciones públicas y empresas privadas promuevan lo que hacen.
Inicié mi recorrido. Al llegar compré las obras completas de don Pedro Henríquez Ureña, cinco tomos de lujo, todo por RD$350.00. Una ganga. Luego adquirí algunos libros famosos que tenían precios razonables, por ejemplo, El túnel, de Sábato, RD$100.00.
Continué mi camino esquivando a los vendedores de revistas de colorear. En cada parada el trato fue afable. En la Fundación Juan Bosch conseguí la obra Historia Social Dominicana, que había leído en mi juventud y quería repasar.
Mi mayor satisfacción fue visitar el stand de la Fundación Nido para Ángeles, donde adquirí la obra Mi problema, una autobiografía escrita por la joven Rocío Melo Pelletier, quien sufrió Parálisis Cerebral Infantil. Ella misma me dedicó la obra, definida como “un testimonio de vida, arrojo, valentía sin límites y, sobre todo, un testimonio de amor incondicional”. Nido para Ángeles tiene como misión el bienestar, independencia y autonomía de niños y niñas con parálisis cerebral a través de programas de desarrollo integral que incluye a sus familias.
A las 7:00 p.m., tenía previsto participar en una conferencia que darían dos destacadas intelectuales de Panamá con relación a la novela histórica, un tema que me apasiona desde que leí en mi infancia la novela Enriquillo, de Manuel de Jesús Galván, que narra el alzamiento de nuestro cacique taíno. Fui invitado por el destacado escritor dominicano Manuel Llibre.
Antes de llegar a mi destino, noté un reperpero enorme. Sin dudas, era lo que más impactaba en la feria. Había cientos de jóvenes vestidos algo extraños para mi gusto. La algarabía era total. Luego me percaté de que era un concurso de baile de música urbana.
En la conferencia, muy completa, estábamos unas 15 personas. Es una pena que algunos de los jóvenes que brincaban al ritmo de reguetón no nos hubiesen acompañado, como tampoco lo hicieron muchos estudiosos de la historia dominicana. Espero que eso no nos defina como sociedad. Pero, gracias Dios, la joven Rocío Melo Pelletier, un ángel que voló de su nido, todavía me da esperanza de que podemos avanzar como patria.
