El museo de Cándido Bidó, un sueño hecho realidad

Por lo regular, la formación artística y cultural son las ramas de la educación que más se ven afectadas a la hora de elaborar un presupuesto educativo.

Por lo regular, la formación artística y cultural son las ramas de la educación que más se ven afectadas a la hora de elaborar un presupuesto educativo. ¿Por qué? Es algo que no se tiene muy claro, pero es común escuchar comentarios como “eso no es tan importante” o “de eso no vive nadie”. Sin embargo, existe una notable diferencia entre un estudiante que tiene nociones artísticas, que bien pueden ser motivados por sus tutores o por un interés personal, y aquellos que no se les alienta a “descubrir su vena artística”.

A pesar de esta situación, poco favorecedora para los amantes del arte, existen personas que crean instituciones sin fines de lucro, que entienden la importancia de los centros culturales y artísticos dentro de una comunidad. Fue el caso del maestro Cándido Bidó, quien motivado por la experiencia de vivir en un pueblo donde no podía “saciar su sed” por perfeccionar su arte y nutrirse de otros artistas, tuvo que emigrar de su pueblo a la ciudad, donde pudo formarse, desarrollarse como artista plástico, destacarse, ganar fama y dinero, para luego regresar a Bonao, su tierra natal, con el objetivo de ofrecerles a las nuevas generaciones, las oportunidades que no tuvo, con la creación de la Plaza de la Cultura Museo Cándido Bidó, proyecto que comenzó en 1986 a través de la Fundación Bonao para la Cultura Incorporada.

“Por lo regular, cuando muere un líder, como lo fue Cándido Bidó, los proyectos creados por sus precursores sufren notablemente, y tienden a cerrar una gran parte porque no hay forma de continuar con la sostenibilidad económica y metodológica”, comenta Julio Valentín, director de la Plaza de la Cultura de Bonao y el Museo Cándido Bidó, quien asegura que mantener la visión del maestro Bidó después de su partida ha sido uno de sus logros.

Pero Valentín, quien ha sido parte de este proyecto desde sus inicios, entiende que otro de los logros de esta iniciativa es que el pueblo llano acuda a las actividades y vea el arte como algo que está a su alcance.

“Ir cambiando el pensar de la gente común, de que las artes son una manifestación de las élites y darles la oportunidad de que visiten el museo en chancletas y sin un centavo en el bolsillo, es para nosotros un logro. Pero es aún más remunerante el ‘alimento espiritual’ que les proporciona la experiencia, la cual, probablemente solo puedan ver en la gran ciudad”, agrega Valentín, quien también es escultor y profesor de la Escuela de Bellas Artes y en la Universidad Iberoamericana (Unibe).

El equipo de trabajo que allí opera es un grupo de profesionales de distintas áreas de las artes plásticas, el teatro, artes visuales y la música. Todo con el fin de instruir a los jóvenes de la zona. Tal cual lo deseaba Cándido Bidó.

Un espacio de oportunidades

La filosofía de este centro cultural comunitario tiene un concepto de integración y ayudar. Esto se evidencia en sus  programas de capacitación para niños de la calle, el de niños con condiciones especiales y en su Galería de Arte Joven, un espacio destinado para noveles artistas que necesitan proyectar su trabajo para ganar reconocimiento.

“Nuestros programas les dan la oportunidad de ver el mundo diferente. Por ejemplo, con el programa para niños de la calle, ideado por el maestro Bidó, tenemos tres de esos jóvenes que son guía en el museo y otros ya están en la universidad”, comenta Valentín entusiasmado, y asegura que esto es posible por la guía que recibieron de don Cándido.

Como el plan es crecer, recientemente abrieron dos nuevas escuelas para ofrecerles un abanico más amplio de oportunidades. Se trata de clases de diseño de moda y modelaje, dos carreras que han ganado campo en la República Dominicana en los últimos años. También tienen entre los planes agregar nuevas áreas a la edificación.

Se necesita más apoyo

La Plaza de la Cultura de Bonao y el Museo Cándido Bidó es un espacio que ha “vivido” del auspicio de quienes entienden el valor de los centros culturales para el desarrollo y educación integral de la sociedad.

“Hemos recorrido un largo camino, en el que hemos hecho mucho con poco. Pero entiendo que aún nos queda mucho por dar, y para lograrlo, es necesario recursos”, comenta Valentín, quien dice que continuará fiel al legado altruista de Cándido Bidó.

Agrega que “conocer a Cándido Bidó fue una experiencia maravillosa, ya que tuve la oportunidad de conocer al maestro, al creativo. Pero también conocí al ser humano, su labor humanista, protector de las artes, un filántropo, lo cual me cautivó”.

El director del centro narra que mucha gente desconoce que Cándido Bidó tendía su mano amiga más allá del proyecto.

“El maestro, además de su labor en el proyecto, también le hacía llegar alimentos todas las semanas sin que supieran que era él quien hacia el donativo. También lo hacía con artistas plásticos”, recuerda Julio Valentín.

Aprovecha este fin de semana, y date una vuelta por Bonao. Así podrás conocer un proyecto cultural, el cual también es un atractivo turístico del pueblo.

Detalles de la Plaza de la Cultura

Hasta el momento, este proyecto cuenta con cuatro edificios de tres niveles, en los que se imparten talleres, exhiben obras y se realizan actividades culturales. Se estima, según Julio Valentín, que tiene un valor de 100 millones de pesos en edificación, mobiliarios, equipos y las obras de los artistas que se muestran al público. En estos momentos tienen planificada la construcción de un edificio para la estadía de los artistas invitados a impartir talleres.

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