Un palacio para la Constitución

Me aventuro a conjeturar que el presidente Danilo Medina debió haber quedado impactado, en su visita al presidente del Tribunal Constitucional, doctor Milton Ray Guevara, por las inadecuadas condiciones físicas en que ese órgano realiza tan importantes

Me aventuro a conjeturar que el presidente Danilo Medina debió haber quedado impactado, en su visita al presidente del Tribunal Constitucional, doctor Milton Ray Guevara, por las inadecuadas condiciones físicas en que ese órgano realiza tan importantes labores.

El Tribunal Constitucional opera en un local que no fue concebido para esos fines. Comparte, junto al Instituto Nacional de Estabilización de Precios (Inespre), un edificio ubicado en la rotonda de más alto tráfico en la capital dominicana: la ubicada en la Plaza de la Bandera.

Los jueces del TC, y entre ellos el propio presidente Ray Guevara, disponen de un limitadísimo espacio para realizar sus labores individuales; tan pequeño, que no debe extrañarnos que alguno de ellos haya tenido que recortar su escritorio para disponer de un librero o desplazarse en su oficina con relativa comodidad.

El TC inició sus labores en espacios prestados, hasta que hace dos años, a pocos días del cambio de gobierno, se le habilitó el local actual, siempre con la idea de que tendrían una estancia provisional.

La falta de espacio, sin embargo, no ha sido obstáculo alguno para que el tribunal haya desplegado una extraordinaria labor jurisprudencial, garantizando la primacía de la Constitución y el respeto de los derechos fundamentales.

Hasta ayer, y desde el inicio de sus labores jurisdiccionales, el 26 de enero de 2012, el TC había evacuado 583 decisiones, muchas de ellas estableciendo precedentes importantes, sentando criterios, controlando la constitucionalidad de tratados, leyes y reglamentos; y, sobre todo, reafirmando el respeto de los derechos fundamentales.

Pero, el TC necesita disponer de un nuevo local propio, con una distribución e instalaciones físicas más cónsonas con la labor de impartir justicia constitucional, caracterizada por momentos para la reflexión, el estudio y la discusión. Ello no sólo creará mejores condiciones para los jueces, sus letrados y el personal administrativo, sino para los demandantes de justicia constitucional que a diario acuden a su sede.

Así, no es de extrañar que, de la visita del presidente Medina al presidente del TC, surja, en su momento, el anuncio de la construcción del local propio del tribunal, como recientemente se dispuso la edificación de un palacio de justicia para la provincia de Santo Domingo.

Se dirá que la sala donde delibera un tribunal constitucional es un espacio físico, no necesariamente distinto de aquel en que otras áreas del gobierno o empresarios discuten otros temas. Pero, un órgano de ese tipo necesita de varios espacios (sala de audiencia, deliberaciones, bibliotecas, etc.) donde –como ha destacado Zagrebelski- se manifieste la dinámica de personalidades singulares “que se encuentran y confunden en una unidad que las engloba y que después se separan, recuperando su propia dimensión individual”. Así como la justicia tiene sus palacios, también merece construirse el de la Constitución, que aloje, de manera más digna, a los jueces que cumplen, con muy loables resultados, con el nobilísimo rol de impartir justicia constitucional.

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